"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.

miércoles, 25 de julio de 2012

silvia camerotto y espectros y el fuego






La deriva

El predominio del sapo sobre la mosca
Con un pie en cada lado
acomodás los álbumes familiares
Tres décimas de amianto son justas y necesarias
porque no encendiste fuegos fatuos
pero empezaste tarde
y ahora es el momento de emprender la retirada
Hubieras sido la superficie plana de un paisaje
que se mira desde un auto
el bajío o nada más, los asuntos que se olvidan
No los blasones que se ostentan en la reja de una casa
Es que cayó la niebla y el camino a la cocina es un acantilado
Ni sangre ni buena voluntad sino la cólera de dios
que todo lo que toca convierte en oro
El juego de los hijos.


Espectros

That one may smile, and smile, and be a villain.
William Shakespeare, Hamlet, Acto I, Escena V


Ora pro nobis, pero ora, que crece
la hierba a orillas del Leteo
Nuestras sombras bebiendo la discordia
Nuestras sombras bebiendo porque el justo no vino esta noche
y la luz titila en lo alto del techo
La metafísica de la lechuza en el poste
Los cimientos sobre los que se construyen las partes de una vida
Ni emblema ni apodo ni  misticismo
Invocaciones a regla y plomo dos veces por semana
Haber sido villanos detrás de la sonrisa
Haber tenido menos gloria
y un poco más de dios en la cabecera de la cama.          


Exordio

Es extraño, Isaías.  Nacer, vivir, morir
Es extraña la luz
¿De qué pueblo venimos, vos con tu vara y yo con mi pelo marrón?
¿De qué leyes abolidas? ¿De qué infamias?
Si plantamos un árbol en el lugar equivocado y esparcimos las cenizas
de nuestros muertos
Si ponemos la fe en el suelo, el deseo en el suelo, la fertilidad
en una foto de familia
¿Hacia dónde arrastramos el mundo?
No me hables para justificar la pasión de la revuelta
la carga de los pecados
He aquí tu sierva ciega
Es extraño, Isaías, el derrame de aguas
mezclado con la podredumbre del resumidero y el perfume
que me puse esta mañana
He aquí el fuego.



Silvia Camerotto, poeta y traductora.

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