"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.
Mostrando entradas con la etiqueta antoni tápies. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta antoni tápies. Mostrar todas las entradas

miércoles, 4 de enero de 2012

miguel gaya y su poesía





Exilio


No íbamos a ninguna parte.
El sol nos ignoraba,
la ciudad nos ignoraba.
Las calles de esa ciudad también nos ignoraban
y nosotros ignorábamos las calles en que andábamos.
La ciudad tenía adentro de ella un río
que mirábamos pasar absortos
una y otra vez
asomados a puentes que cuando abandonábamos
ya no podíamos imaginar.
Yo cantaba a voz en cuello en los pasillos del subterráneo
por mayor gloria de dios y por monedas.
Vos bailabas en las puntas de los pies de un sueño,
cerrabas los ojos
y entonces ya nadie podía verte
y eras hermosa como ninguna.
Siempre llovía,
siempre llovía y llegábamos tarde a todos lados.
Y nos despertábamos también tarde
confiando en abrir los ojos
en la penumbra de nuestra casa.





El cerrito


Detrás de un cerrito
los muertos
fueron despenados
muertos y enterrados
y sus ánimas flotan
en la noche fría
constelaciones flotantes
como banderas
vistas por un burro austral
rumiando pasto.

Una estrella federal
y fugaz
florece al fondo
de la casa
y en el frente un aljibe esconde
otro brillo que asusta.

Te mirás en el fondo
sentada al borde con tus cabellos
desparramados así
como una lluvia
bendita caminando por el cerrito
rumbo al camposanto secreto
como dedos de agua
llevando la bendición
a los que fueron.

Duérmete cándida y alejada.
Duérmete y velando
sea yo quien te vea.







La poesía era un bello país
Jorge Ricardo Aulicino



No recuerdas los clásicos
confundes las vanguardias
si por ti fuera la poesía
sería errar
en un mundo increíble
a merced del aliento
de la belleza
La palabra
dices
la palabra
muda
el sentido
con felicidad

Así sea
tu gracia








Billinghurst y Juncal


La música se ha detenido en la otra habitación.
Los bailarines que despreciamos se han quedado quietos.
Podemos oír un murmullo de conversaciones,
un crujir de sillas y tintineo de copas.
Contenemos la respiración bajo los abrigos.
Tal vez nos echen en falta, tal vez nos busquen.
Bajo una montaña hecha con la ropa de los invitados
tratamos de distinguir nuestros ojos.
Bizqueamos para ver qué hay en lo profundo de cada uno de ellos.
Nada es certero.
Tu aliento es dulce y me alcanza cuando susurras.
“¿Pueden oírnos?”, creo que dices.
Te digo que no, y mis labios quedan
muy cerca de tu oreja.
Tus rodillas puntiagudas contra mi cuerpo,
mis manos en un hueco entre los dos, con dedos viajeros.
El aliento de la eternidad dándonos de beber
en una cama
una noche de agosto del siglo pasado
cuando tu nombre
no se había transformado todavía
en música fatal.




de Miguel Gaya, poeta argentino

viernes, 30 de diciembre de 2011

teny alós y sus "semillas de oceanidad"



Día negro.
Día de ponzoñosa mordedura.
Horas arrinconadas contra la amenaza.
Contra la memoria invencible.
Delicado veneno al que se le ocurre pensar milagros.
Día levantado a mano por encima de la tristeza.
Día amargo para amar, para limpiar la vitrina de los ensayos.
Día apto para el bombardeo de tu propia escuela solitaria.
Lapsos escurridos en la monotonía.
Monotonía angurrienta devorando esperanza.
Pequeñas esperanzas de hombre común.
Día colgado del brazo de una pincelada de aburrimiento.
Día abandonado, al lado mío, quejándose de la mala compañía.
Día negro.
De amigos distraídos.
De viejas canciones desteñidas.
Sin sexo.
Sin peso.
Día impregnado de maledicencias.
Apenas tiempo entre la vida y yo.
Día de una idea fija, imborrable, siniestra.
Fotografía de una realidad desnuda.
Jugo de sal martillado sobre la herida.
Caricia descriptiva a mi cristal empañado.
Abstracciones tiritando de entendimiento voraz.
Día negro.
Puñal.
Acertijo aplastado por la rutina.
Tenue fragancia de un soñador.
Día sin sentido específico.
El todavía arrodillado frente al nunca.
Hoy nada es permeable.
Nada puede ser tocado.
El horizonte acecha.
Cuchichea cosas como advertencias, premoniciones, lágrimas.
Día negro.
Sin sombra humana.
Sin tentación.
Día de mate lavado.
De tomar al caballo de la crin.
De beber solo en la ventana del bar más sucio del pueblo.
De guardar para mañana todo tipo de rebelión.
Día de aprender nuevamente las leyes de la caverna.
Día baldío.
De sentir caer la arena en el reloj.





el corazón
con la vergüenza
cerrada

deprimentes
edulcorantes
fotos
aferradas a un tiempo

el mundo
que se escapa
duele en la piel

aburren
los sentimientos
embalsamados
las palabras sueltas

todo lo dicho
permanece
en formol

el deseo se construye
y destruye
involuntariamente

el apetito se ríe
de la razón

pero la encubre
hasta la próxima
vez


de Teny Alós

de su próximo libro "Semillas de Oceanidad"

poemas de alejo gonzález prandi






CAMBIO DE MATERIA

en un segundo de soledad las cosas cambian
por la muerte en un letargo lleno de moscas
toda mi soledad reverenciada por un poema
llego tarde
llego tarde
en una mañana alcancé la destrucción
por mi cuerpo que cae
en menos de un segundo de soledad
las cosas que han cambiado quedarán huérfanas
cada vez una nota musical se parece más a un rinoceronte
cada vez más sombra
llego tarde
llego tarde
y la muerte ni siquiera me echa una mirada


UNA MUJER

en una casa del Paraguay me enamoré de una mujer
vivimos durante dos semanas
alrededor de una mesa
comiendo la mandioca
entre los gritos de una santa que no hablaba español
y juraba crucificar a su hijo como Jesús
una tarde dijo que viajaríamos
a conocer el chaco del sueño
pero sólo nos miramos
sin queja ni dolor
ella solía llorar mientras planchaba
yo mientras ella dormía


ARTIFICIO

toda esta soledad es una costumbre
una coraza donde los muertos
anuncian el artificio
de un animal
que todavía puede ser atravesado





de Alejo Gonzalez Prandi



de "El deshoje", Bs. As., Ed. El Último Reino, 2007

viernes, 12 de agosto de 2011

la poesía




LA POESÍA es el vocablo virgen de todo prejuicio;. el verbo creado y creador, la palabra recién nacida. Ella se desarrolla en el alba primera del mundo. Su precisión no consiste en denominar las cosas, sino en no alejarse del alba. Su vocabulario es infinito porque ella no cree en la certeza de todas sus posibles combinaciones. Y su rol es convertir las probabilidades en certeza. Su valor está marcado por la distancia que va de lo que vemos a lo que imaginamos. Para ella no hay pasado ni futuro. El poeta crea fuera del mundo que existe el que debiera existir. Yo tengo derecho a querer ver una flor que anda o un rebaño de ovejas atravesando el arco iris, y el que quiera negarme este derecho o limitar el campo de mis visiones debe ser considerado un simple inepto. El poeta hace cambiar de vida a las cosas de la Naturaleza, saca con su red todo aquello que se mueve en el caos de lo innombrado, tiende hilos eléctricos entre las palabras y alumbra de repente rincones desconocidos, y todo ese mundo estalla en fantasmas inesperados. El valor del lenguaje de la poesía está en razón directa de su alejamiento del lenguaje que se habla. Esto es lo que el vulgo no puede comprender porque no quiere aceptar que el poeta trate de expresar sólo lo inexpresable. Lo otro queda para los vecinos de la ciudad. El lector corriente no se da cuenta de que el mundo rebasa fuera del valor de las palabras, que queda siempre un más allá de la vista humana, un campo inmenso lejos de las fórmulas del tráfico diario. La Poesía es un desafío a la Razón, el único desafío que la razón puede aceptar, pues una crea su realidad en el mundo que ES y la otra en el que ESTÁ SIENDO. La Poesía está antes del principio del hombre y después del fin del hombre. Ella es el lenguaje del Paraíso y el lenguaje del Juicio Final, ella ordeña las ubres de la eternidad, ella es intangible como el tabú del cielo. La Poesía es el lenguaje de la Creación. Por eso sólo los que llevan el recuerdo de aquel tiempo, sólo los que no han olvidado los vagidos del parto universal ni los acentos del mundo en su formación, son poetas. Las células del poeta están amasadas en el primer dolor y guardan el ritmo del primer espasmo. En la garganta del poeta el universo busca su voz, una voz inmortal. El poeta representa el drama angustioso que se realiza entre el mundo y el cerebro humano, entre el mundo y su representación. El que no haya sentido el drama que se juega entre la cosa y la palabra, no podrá comprenderme. El poeta conoce el eco de los llamados de las cosas a las palabras, ve los lazos sutiles que se tienden las cosas entre sí, oye las voces secretas que se lanzan unas a otras palabras separadas por distancias inconmensurables. Hace darse la mano a vocablos enemigos desde el principio del mundo, los agrupa y los obliga a marchar en su rebaño por rebeldes que sean, descubre las alusiones más misteriosas del verbo y las condensa en un plano superior, las entreteje en su discurso, en donde lo arbitrario pasa a tomar un rol encantatorio. Allí todo cobra nueva fuerza y así puede penetrar en la carne y dar fiebre al alma. Allí coge ese temblor ardiente de la palabra interna que abre el cerebro del lector y le da alas y lo transporta a un plano superior, lo eleva de rango. Entonces se apoderan del alma la fascinación misteriosa y la tremenda majestad. Las palabras tienen un genio recóndito, un pasado mágico que sólo el poeta sabe descubrir, porque él siempre vuelve a la fuente. El lenguaje se convierte en un ceremonial de conjuro y se presenta en la luminosidad de su desnudez inicial ajena a todo vestuario convencional fijado de antemano. Toda poesía válida tiende al último límite de la imaginación. Y no sólo de la imaginación, sino del espíritu mismo, porque la poesía no es otra cosa que el último horizonte, que es, a su vez, la arista en donde los extremos se tocan, en donde no hay contradicción ni duda. Al llegar a ese lindero final el encadenamiento habitual de los fenómenos rompe su lógica, y al otro lado, en donde empiezan las tierras del poeta, la cadena se rehace en una lógica nueva. El poeta os tiende la mano para conduciros más allá del último horizonte, más arriba de la punta de la pirámide, en ese campo que se extiende más allá de lo verdadero y lo falso, más allá de la vida y de la muerte, más allá del espacio y del tiempo, más allá de la razón y la fantasía, más allá del espíritu y la materia. Allí ha plantado el árbol de sus ojos y desde allí contempla el mundo, desde allí os habla y os descubre los secretos del mundo. Hay en su garganta un incendio inextinguible. Hay además ese balanceo de mar entre dos estrellas. Y hay ese Fiat Lux que lleva clavado en su lengua. VICENTE HUIDOBRO. La Poesía (Fragmento de una conferencia leída en el Ateneo de Madrid, el año 1921


COPYPEGADO: SURVERSIÓN

viajero, de vicente huidobro





Qué clima es éste de arenas movedizas y fuera de su edad
Qué país de clamores y sombreros húmedos
En vigilancia de horizontes
Qué gran silencio por la tierra sin objeto
Preferida sólo de algunas palabras
Que ni siquiera cumplen su destino
No es cambiar la tristeza por una ventana o una flor razonable
Ni es un mar en vez de un recuerdo
Es una aspiración adentro de su noche
Es la vida con todas sus semillas
Explicándose sola y decorada como montaña que se despide
Es la lucha de las horas y las calles
Es el aliento de los árboles invadiendo las estrellas

Son los ríos derrochados
Es el hecho de ser amado y sangrar entre las alas
De tener carne y ojos hacia toda armonía
Y bogar de fondo a fondo entre fantasmas reducidos
Y volar como muertos en torno al campanario
Andar por el tiempo huérfano de sus soles
De sueño a realidad y realidad a visión enredada de noche
Y siempre en nombre en diálogo secreto
En salto de barreras siempre en hombre