"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.

lunes, 21 de enero de 2013

miércoles, 16 de enero de 2013

todos qom, escribe eugenia cabral







TODOS QOM

El sueño me pesa como una moneda sobre los ojos, estoy dormido y la Luna debe ser esa moneda que ha venido a pagarme con plata la vida que me acaban de quitar. El pájaro qom duerme a mi lado con su retacito de bandera en el pico. A mi pájaro y a mí nos gustaba dormir al sereno en las noches de verano y ahora es verano, por eso debe ser que el pajarito y yo nos hemos dormido al sereno. Y estamos solos, ahora estamos solos, hace un rato estábamos con nuestros papás y mamás y hermanos, todos qom, aquí, en Formosa. Tenemos que estar así de juntos para que no nos despojen de las tierras ni nos maten.
A mi pájaro y a mí no nos gusta que nos maten, por eso dormimos juntos bajo la Luna. Y el tipo ese que me ha golpeado el cráneo y la cara cree que nos ha matado pero estamos aquí, durmiendo bajo la Luna.
-¡Imer! ¡Imer! Haceme un lugarcito a tu lado.
-Escuchá, pajarito, es Juan Daniel, a él también han creído que lo mataban.
-Vamos a dormir todos juntos, Imer. Ya van a venir Sixto, Roberto, Lila, Celestina…
-Todos qom, todos juntos.
-Imer, ¿escuchás a esa mujer que llora, allá lejos?
-No llora, reclama, implora. Ella quiere cubrir con tierra los restos de su hermano, darle sepultura digna.
-Su hermano está como nosotros, con la muerte al aire todavía, ¿no, Imer?
-El que llora es mi pájaro, porque lo trataron de separar de mí, pero ya volverá a volar. Él solito se va a desprender de mi piel y volverá a volar.
-Imer, la que grita es una mujer que también anda con un pájaro.
Juan Daniel había escuchado la voz arcaica de Antígona, “el dolor y la rabia de Antígona por todos los rincones de América”, como dice Gustavo Restrepo.
Sixto, Roberto, Lila y Celestina se van acercando desde sus respectivos sueños para unirse a Imer y Juan Daniel. Ahora yacen todos juntos, derramando flores de sangre como rojas flores de ceibo sobre la tierra.
Todos tobas, todos pilagás, como cuerpos sin identidad, como cuerpos sin nombre ni rostro.
Todos mapuches, todos kollas, como almas despiertas en cuerpos dormidos.
Todos ranqueles, todos piaroas, durmiendo con sus muertes de ojos abiertos.
Todos wayúus, todos tupíes, sin un puñado de tierra ni para echarlo sobre sus cadáveres.
Todos charrúas, todos guaraníes, todos Timoteo Francia, el filósofo qom devastado por la tuberculosis en 2008.
Poco a poco la Luna va dividiendo sus rayos de plata en monedas, para cubrir los párpados de los difuntos igual que hacían los antiguos griegos. Con esa moneda, el alma le pagaría a un barquero que los transportaría al más allá. Y la Luna quiere que estos hermanos qom suban a la canoa y naveguen a contracorriente, Bermejo arriba, o Paraná abajo, ellos sabrán, pero que naveguen. Y troquela muchas monedas de plata porque vienen llegando de todas las selvas, de todos los Andes, de todas las llanuras.
-Todos son flores de sangre con ojos de plata, dice la Luna.
Pero son tantos los hijos de las etnias americanas despojados de sus tierras y sus vidas que, al final, la Luna se ve obligada a quitarse sus propios ojos plateados y convertirlos en monedas para poder dejarlas sobre los párpados cerrados. Durante la noche larga repartió monedas de plata, hasta un ratito antes del amanecer, cuando se cubrió las órbitas oculares con una cinta blanca de nubes, como si fuera la imagen de la Justicia.


Relato incluido en su libro aún inédito "La flor nacional".

Eugenia Cabral, Córdoba.

poemas de la escuela de la poeta inés manzano







Sin tenerla

El ilford satinado no escapa a su congoja

Bruscamente
se ha salido de foco

Ya no sigue aferrado a la maestra
ni a la forma instintiva
en que ella
le cubre la cabeza con las manos

Diciembre
y su pecho es un ahogo de tristeza

Mi padre es ese nene

Huérfano de mi madre
se ha salido de foco

Bruscamente
se arranca el delantal

y se arranca

el aire que respira





Brian

Quisiera devorarme
este pan de los libros
y olvidarme el delantal
arrugado en un pupitre

ya que no tengo

el pan de tu ternura

ni arrugas en la frente
que me indiquen

lo que debo olvidar





 Laila

Por favor no me mires
mientras yo me destrozo
la cabeza

o sí

mirame

llevame de la mano
a la terraza
para que yo me tire

       aquí están mis hermanas con
las muñecas rotas y las muñecas
rotas             

miralas
miralas

ah    y no me retes
si me olvido
el cuaderno
en la mochila

todo está en mi memoria

no te aflijas




Alejandro

Mi piel puede quebrarse como la tiza blanca
la merienda se astilla sin llegar a los huesos
la espalda no me alcanza
cuando cargo conmigo y las carpetas


los médicos afirman
que yo no tengo nada
y mi mamá
que ella sabe
lo que más me conviene


pero yo    sé

yo            que en 3º me canso de leer

yo sé       
                mi  ma  má  no  me  a  ma






Manual

Debe haber un error

los cardenales no son pájaros

y el cinturón
no sostiene la ropa

sostiene la mano que castiga

Debe haber un error




Escuelita de La higuera
         
Padrecito
miranos

no tenemos manera
de trepar a los árboles
de arrancar
leche dulce a la higuera

los palotes
apalean la carne
no nos salen las cuentas
sin los dedos

no podemos
atajar la pelota ni las penas
sostener el manubrio    las palabras

hasta el puente
de Martín Pescador
se nos cae de la infancia

borramos la desdicha
con los codos

¿Cómo hacemos la ronda?

Cómo haremos
con tus manos ahogadas en el río de tinta derramada

Tus muñones golpean gravemente los sueños

Ay Padrecito    al menos
no dejes de mirarnos

no nos dejes




 En el asombro

No era aún la estación de la sangre

Nosotros
no debimos saberlo
en el asombro del recreo

pero ellas tomadas de la mano
dibujaban
dolorosos rubíes por sus piernas

un camino de joyas
desprendido
del fruto lastimado

No debimos saberlo en el recreo


Todavía no es la estación de la sangre
y ya estamos perdidas en un bosque

Mamá        cómo decirte
que este animal que nos descorazona
es el mismo que enreda
tu corazón a un yugo
cada noche

y que en nosotras un día y otro
día y otro día
horada un desfiladero que nos duele
para ocultar su filo

Aunque no sea la estación de la sangre
él la hace restallar
en las paredes de los muslos

Mamá        cómo decirte
tu amor nos amordaza

La trampa está en sus besos
que bajan de la frente
desde el ombligo    bajan
y enhebran una hilera
de cristalitos rojos
ahogados en veneno
detrás de su saliva

Mamá       un padre
cazador
nos acorrala

y somos

animalitos ciegos

sangrando en el recreo
                                                                                              
    



     Para que este cuerpo baile

           Imperceptible el pie
                y abandonado
           en los bordes del aire
                y a su suerte
           todo el cuerpo lo sigue
                sin que sepa
           a cuántos lapicitos
                de dolores
           va a sacarles la punta
                antes
           de que este cuerpo baile
                una vez más






“y desamordazarte y regresarte”
                                                                                                     Miguel Hernández



Arrodillada
sobre agujero cruel
que se me traga
las voces de las hijas
las preguntas
que a sus trenzas atábamos
cuando todo era niebla

Aferrada
a la rama más débil
a su voz que me deja
al tapiz de esa música
que cunde bajo tierra
y fulgura
y me vence

Reposo
en la brizna sagrada de sus sueños
en mi abrazo celeste que rodea
su cabeza estallada

en lo que pierdo

Yo guardaba
las cosas que decía
la hilera de sus pasos
su caricia de avena
entre los utensilios

por las dudas

Respiraba
del ritmo de su pecho

Alguna vez
tirados en el pasto tuvimos todo el tiempo

Ahora sólo tengo
la argamasa que cede a sus latidos
tres temblores gemelos
y una camisa hueca
que humedezco de lágrimas
en un confín del mundo
enmudecido
Déjenme recostada en su costado
                besarle los fragmentos

                                                               No hay ternura como ésta
                                                               que resista
                                                               los embates brutales de tal pena

                                                               Desangelada muerte
                                                               que se lleva a mi Carlos  

Quiero oír el silencio

Más allá
del rumor de su sangre que me hiere
no queda más que viento                        



                                                                               
                                                                                                             a Carlos Fuentealba
                                                                                                                y a la mujer que lo amaba







de la serie de la escuela, de su libro "Si es puñal que me mate", 2012

Inés Manzano (C.A.B.A.), poeta, creadora y coordinadora del ciclo de lecturas "Interiores", en el cual invita poetas de las distintas provincias de nuestro país. 

domingo, 13 de enero de 2013

Visto en Baires: Oscar Bony - El triunfo de la muerte, 1998

Visto en Baires: Oscar Bony - El triunfo de la muerte, 1998: Foto: Catalina Boccardo Daniel Burman en MALBA (A sus espaldas, El triunfo de la muerte , de Oscar Bonny)

Visto en Baires: Tadashi Endo y la danza butoh

Visto en Baires: Tadashi Endo y la danza butoh: Seminario en Buenos Aires de Tadashi Endo, referente mundial de la danza butoh, convocado por Gustavo Collini Sarto...

poemas de josé maría pallaoro


   
                                                            (imagen de hugues guillet)


                                                     
                                                                                                                                          INTERIOR CON PÁJAROS                                                             
En el jardín, pájaros inocentes
picotean el césped encendido
                                                                                                                                                                           Horacio Nuñez West



                                        


                                                  ¿DENTRO O FUERA DE LA CASA?



Abro las cortinas
El amanecer
en el ventanal desnudo

Más allá
hojas que se abandonan
nutren

la descarnada alfombra
que picotean los pájaros




EN EL ROJO DRAGÓN DE LA MESADA




Un frasco
de compartido dulce
alberga
plantines de albahaca

Ella
toca
con sus dedos
las hojas
verdes

Las frota

dulcemente
el aire de agosto
en su mano
acaricia





                                                     MESSIAEN



Silbido de pájaros

La canasta
con seca madera
espera
el frío
del invierno

¿Habrá ceniza
cuidando
de la flor
que amamos

su raíz?




                                              SIBELIUS



Un piano en el aire
de la casa

La música
quema
la leña brillante
de la estufa

Sentados
cada uno de nosotros
invoca
a su dios o no
dios

Unidos en la ceremonia



(…)





SON DOS LOS QUE DANZAN




No sé
por qué
si afuera llueve

elijo una música
diferente

En el adentro
los sonidos se besan

Son dos los que danzan




                                                          NERVADURAS




Comen
de los nervios
de las hojas

Esos pájaros
ahuyentan
el viento

la desdicha
la razón
del no

vivir




Fragmentos de su libro “Son dos los que danzan”,  segunda edición, De la Talita, 2012.

José María Pallaoro, City Bell, Pcía. De Buenos Aires.