"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.

sábado, 31 de diciembre de 2011

el amigo gerardo lewin




Solenopsis invicta




La hormiga roja aspira a ser
el bicho más malo del planeta.

En los abismos perfecciona
venenos contra el mundo.

Emprende breves,
cruentas campañas de conquista.

Soy su presa, mi voluntad enajenada ¡ay!
por su mejunje inexorable.

Pica.

He de matar personas,
regar rincones con migas de pan negro,
aprender su escritura de detritos.

"Con denodado esfuerzo,
con ímpetu creciente,
sacrificando todo..."

Los poemas que escribe
son casi siempre abandonados,
como piedra menuda,
aquí o allá.

Soy el esclavo de la hormiga roja
y su inaudita ambición literaria.

"por estrechos caminos recorriendo,
- madreselva, rosal, almendro blanco-
por enemigas sendas transitando,
- nogal, ligustro, malvón en flor- "

Poesía fórmica: no es tan terrible,
una vez que le captás la onda.




de Gerardo Lewin, poeta y traductor argentino

texto poético de marcelo carnero





Si hay una presencia magnífica en mi vida, es la de la muerte. Y no digo la muerte como mera imagen simbólica. La muerte como un hongo desplegado en la forma débil del espíritu, de la pulsión de la vida. La he visto de maneras distintas, pero siempre relacionada con eso, con la debilidad del espíritu.
Nosotros no éramos nada, y sin embargo había algo en mí que me llamaba a la vida. Una pulsión tan fuerte, que sólo puedo sentir cuando rezo y de ahí viene también, la terrible fe. Digo terrible, porque creo que mi fe, por momentos me transformó en algo deforme, enfermo. Algo que no logro sacar de mí y que está en cada una de las cosas que hago y que es el miedo. Yo pedía, todas las noches de mi infancia, ser el deseo del amor. Que el amor de alguien se centrara en mí. Y había un volcán, una enorme marea haciendo presión para salir y era la rabia. Yo quería escapar de aquel jardín de homicidios que era mi madre. Que no terminaba de aniquilarnos, pero que ya lo había hecho. La misma persona que nos contaba cómo levantaba peso durante sus embarazos, para perderlos. Esa madre cloaca, llena de algo muerto. Pero si hay algo de lo que estoy seguro no prendió en mí, fue el silencio. Ese silencio que debe guardar la cosa que sobra, lo que no debe estar ni siquiera en su lugar. Y también pienso que los gritos y forcejeos de las noches de los martes y los viernes, durante varias semanas, las pesadillas que mi hermana tenía esos días, irremediablemente a las doce de la noche, eran un exorcismo concreto, una revelación contra todo aquel mal y aquel silencio que mi madre y el resto del
mundo quería inocularnos. Y digo que parecíamos posesos, tratando de sostenernos en la fragilidad de aquel aire, y que más éramos pétalos quebrados, cayendo de la furia de mi madre, de esa furia pasiva, sistemática, silenciosa. Y en lugar de un corazón, en la zona donde la herida, el territorio quemado, se hacía per­durable, alguien hubiera depositado en mí, como un reloj, como una bomba de tiempo, la esperanza.

alejandra mendez escribe y llama a la puerta




El poema debe dejarse morder/ por un hombre casi
como en el silencio.

El afilado cuchillo de la escarcha/ llama a la puerta elegida/
entonces: el sentido (sin) de las cosas/ llanas hablan
por su cuenta sin decir/ nada de la plegaria que atardece
con la sangre.
Penetrarán la noche/ el frío/ en (ti) nieblas.

De allí el vacío y la letra con la daga.
Es como la madera misma del ataúd, que los otros soñaron.
Para uno.
Las cuatro esquinas de la cruz/ que cargaremos en gozo/
por la calle incorporal.
Se termina/ la última palabra/ del último verso/ de la última estrofa.
Todos los días, es el fin del mundo.


Escribirte

No
tu nombre y tu rostro
no pueden ser en vano.

Nada
del mundo entregado
nada porque sí.

Todo
te nombra y desmiente
todo lo nombrado.

Si
escribirte pudieras
si tan solo pudieras.

Centelleaban
Centelleaban al fondo
la ilusión y el olvido
en la nube de mi mente
mi memoria.
En torno a un sueño
giraba a veces mi mano
y en la mansa luz
la palabra.
Del hondo follaje
que al río ha caído
en la nube de mi mente
mi memoria.




EN MÉXICO




I

Berbecha rusquita
misa a dos voces
el perdón te acecha
rusquita te acecha
el lunatopo merengón
runfala el halago
tima en el alma
misa en el cuerpo
te prueban alas.

II

Salsa corazón
corre en mis venas
salsita razón
arde en Tasco
que me voy
sabañón herido
salsa corazón
sin los brazos.






Daniel Battilana México 1997 (Vulnerario)
poeta argentino

historias en la poesía de graciela cros




Diálogo con el celta

Oficio


De su padre había aprendido

A distinguir el fuego y la ceniza



De mí

No sé qué

Aprendía



Yo escribía versos

Azar que a algunos pocos

Convierte en poetas



Él me animaba indulgente, afable:



A escribir, a escribir, eso me gusta.





de “Diálogo con el Celta”, en Urca, 1999



UN MAIL



Recién comí

dos empanadas de roquefort

y dos de pollo

que me alegraron

el cerebro,

cuenta Mansilla en un mail.



Dice que va

a inaugurar una biblioteca

en Las Lajas

acompañado de motoqueros

y paracaidistas,

cosas de la Patagonia, agrega.



Yo me acuerdo de Osvaldo Soriano

y le digo eso,

que parece una escena

de alguna

de sus novelas.



Tener amigos poetas

salva el día.



**






A LA NOCHECITA



A la nochecita me pongo a cocinar una feijoada

para Mansilla que viene del desierto

buscando un porqué.

Alguien le dijo que la sé hacer.

Que aprendí en Itabira do Mato, Minas Gerais,

la ciudad donde nació Carlos Drummond de Andrade

y adonde todos saben nunca fui

pero sueño ir.



Con jugo de maracujá, leche condensada

y vodka

hice una jarra de capeta bahiana,

bebida del demonio,

y por si hace falta pasar a la caipirinha

dejé a mano una cachaça envelhecida

del valle de Paraiba que promete.



Un rato antes piqué unos ajos barrigones

en la tabla y un par de cebollas.

Lloré un poco aprovechando la ocasión.

Me sentí feliz de estar tan triste.



El cuchillo no tenía filo y lo pasé por la piedra

como si supiera.

Hice igual con la feijoada:

anoche dejé los porotos negros en remojo,

la carne temperada con diversos aromas,

y ahora

mientras pongo el arroz,

espero a la visita,

confío en la inspiración.

**




TEMPORADA DE PÉRDIDAS




El jardinero me avisa que

en la canilla del jardín

hay una rotura

y corre un chorro de agua desde hace días,

que a fin de mes

me va a llegar una factura de locos.

Le agradezco y le cuento que también

pierde

el depósito del baño

y que el tanque intermediario no funciona

y hay un goteo continuo en la conexión,

que, sin duda, cuando vean el medidor

los de la junta vecinal que provee el agua

me van a arrancar la cabeza.

Por mantener la conversación

en un estado cordial

le digo sin pensar:

es mi temporada de pérdidas

y después me doy cuenta de lo dicho

pero de la muerte llevándote, nada,

nada puedo decir.





HENDERSON Y LAS OSCURAS



De chica pasé unas vacaciones

sola,

sin mis padres,

en el campo de unos parientes.

No sé explicar cuál fue la razón

pero ni ellos

ni mi hermana

se quedaron durante ese período

que para mí fue dichosamente

infinito.



Las Oscuras era una estancia próspera,

con una casona señorial

y un parque de árboles exóticos,

abetos amarillos, acacias moradas, aromos azules,

sauces eléctricos y cipreses rayados como cebras.

Yo desconocía sus nombres

pero esa desmesura vegetal

me fascinaba.

Nunca había visto algo así.



También había una pileta de natación

con el agua sucia, verde, espesa,

llena de sapos y culebras.

Tampoco supe porqué la tenían

en ese estado de abandono.

Sé que contemplar esa superficie turbia

me llevaba a un mundo irresistible, ominoso.



A la hora de comer servía la mesa una mucama.

Yo la recuerdo con uniforme, guantes y cofia.

Digo “yo la recuerdo” y hago esta aclaración

porque volví a mi casa

y conté historias fantásticas.



Una era la de los conejos, cientos de ellos,

a quienes el personal de servicio

sacaba a pasear cada tarde

llevándolos de una cadenita de plata

sujeta a un collar de brillantes.



Relaté con entusiasmo sucesos extraordinarios

ocurridos en ese campo de Henderson

y nadie puso en duda mi palabra.

Nunca me trataron de mentirosa.

Muy por el contrario, la familia entera

me pedía una y otra vez

mi cuento de las vacaciones.

Así empecé a escribir.



De “MANSILLA”, Ediciones en Danza, 2010


Graciela Cros, argentina

poesía de miguel ángel soler



Sin título

Lasciate ogni speranza oh voi qu’entrate.
DANTE ALIGHIERI



Calla la arena su voz
de espartillo y acepta sumisa el latigazo
del surco y de la huella.

Llora el urutau
cuando la tristeza apuñala la tarde
y es hora del recogimiento.

Gime el agua de la surgente
y baja rumbo al estero.
Así urgente la vida avanza
por el largo desaguadero.

Las cruces se amontonan
a la vera del camino. Es mejor
quedarse en casa, ya se han muerto
todos los Mesías.

Polvo, monte, jataity y estero.
Todo se repite hasta el cansancio
como en un calidoscopio. Sólo el ojo
iluso se deja engañar por los viros.





Guasu api

A Elvio Romero, i. m.



La flor del asesino
se imprime en la arena.
El norte calcinante
y la sangre que vierte
por entre labios roturados,
le restriñen su simpleza.
El monte retiene
en su estrebe y en su flama,
la última palabra.





de Miguel Ángel Soler (heterónimo), paraguayo y residente argentino

de su libro "Cuaderno del largo derramadero", 1995-2005

sandra toro, su poema arácnido





Latrodectus mactans



Pinzar el extremo del hilo
con la garra.
Y tirar.

Así desmadejamos,
Penélope,
noche a noche
el camino a Ítaca.

Así vos
yo
nacidas de la misma
casta: tejedoras,
embaucamos al tiempo.

Arañas
de vientre condenado
donde a fuego la marca
del reloj.

Seda vertida
del sexo mudo
para trazar
(mandala
o laberinto)
el lecho nupcial
que nos abrace al consorte.

Túmulo
de ese eterno retorno.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Rue des Cascades - Yann Tiersen

teny alós y sus "semillas de oceanidad"



Día negro.
Día de ponzoñosa mordedura.
Horas arrinconadas contra la amenaza.
Contra la memoria invencible.
Delicado veneno al que se le ocurre pensar milagros.
Día levantado a mano por encima de la tristeza.
Día amargo para amar, para limpiar la vitrina de los ensayos.
Día apto para el bombardeo de tu propia escuela solitaria.
Lapsos escurridos en la monotonía.
Monotonía angurrienta devorando esperanza.
Pequeñas esperanzas de hombre común.
Día colgado del brazo de una pincelada de aburrimiento.
Día abandonado, al lado mío, quejándose de la mala compañía.
Día negro.
De amigos distraídos.
De viejas canciones desteñidas.
Sin sexo.
Sin peso.
Día impregnado de maledicencias.
Apenas tiempo entre la vida y yo.
Día de una idea fija, imborrable, siniestra.
Fotografía de una realidad desnuda.
Jugo de sal martillado sobre la herida.
Caricia descriptiva a mi cristal empañado.
Abstracciones tiritando de entendimiento voraz.
Día negro.
Puñal.
Acertijo aplastado por la rutina.
Tenue fragancia de un soñador.
Día sin sentido específico.
El todavía arrodillado frente al nunca.
Hoy nada es permeable.
Nada puede ser tocado.
El horizonte acecha.
Cuchichea cosas como advertencias, premoniciones, lágrimas.
Día negro.
Sin sombra humana.
Sin tentación.
Día de mate lavado.
De tomar al caballo de la crin.
De beber solo en la ventana del bar más sucio del pueblo.
De guardar para mañana todo tipo de rebelión.
Día de aprender nuevamente las leyes de la caverna.
Día baldío.
De sentir caer la arena en el reloj.





el corazón
con la vergüenza
cerrada

deprimentes
edulcorantes
fotos
aferradas a un tiempo

el mundo
que se escapa
duele en la piel

aburren
los sentimientos
embalsamados
las palabras sueltas

todo lo dicho
permanece
en formol

el deseo se construye
y destruye
involuntariamente

el apetito se ríe
de la razón

pero la encubre
hasta la próxima
vez


de Teny Alós

de su próximo libro "Semillas de Oceanidad"

poemas de autoayuda y aforismos para morir mejor‏, según nos medica máximo ballester


4



Consiga el sonido de unos aplausos.

Si contienen vítores y bravos, mucho mejor.

Colóquelos en su computadora,

su despertador, el timbre de la casa, su celular.

Cada vez que realice una acción, ponga los aplausos.

Recíbalos como si no los esperara

pero muy seguro de que son para usted.

Inclínese y agradezca.




16



Usted es el conductor de su propia vida.

Y su vida es su coche. No deje que otros lo conduzcan.

Usted mismo es el volante, la palanca de cambios

y las ruedas. Regule la velocidad a su antojo.

Cada vez que salga a la calle, camine con la destreza

de un mecanismo hidráulico. Que cada paso suyo

suene como el cerrar de las puertas de un coche importado.





17



Es posible que usted se deprima.

Para estos estados hay que estar bien preparado.

Vaya por su agenda y llame a sus contactos.

Hágase pasar por otro –un amigo, un familiar–

y comuníqueles a todos la tristísima noticia

de que usted ha muerto.

Reciba con gratitud las condolencias. Anótelas.

Anuncie que sus restos serán velados en el

Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación.




27



Nunca pierda la esperanza.

Nunca diga nunca.

Nunca pierda. Jamás.





28



Tómese una foto de cuerpo entero y haga muchas copias.

Una en la que usted aparezca como turista

con una cámara colgando del cuello,

una filmadora en una mano y en la otra una guía.

Compre varias reproducciones de pinturas y paisajes.

Recorte su foto y péguela en los cuadros.

Cuélguelos por toda la casa. Cuando lo visiten sus amigos

se asombrarán al verlo a usted en Bombay, en Tánger,

en Saint Thomas, entre los pequeños faunos del

Venus y Marte de Botticelli, en el Guernica de Picasso.






29



Confeccione una lista con sus talentos.

Sea generoso.

Cópiela en una gran pancarta.

A la próxima protesta en la vía pública

asista con la pancarta y atraviese la marcha a contramano.




30



Cultive el placer de regalar.

Regalar es regalarse.

Despójese de las cosas que ya no use.

Ejemplos:

un cepillo de dientes

una afeitadora de las descartables

un colchón

un felpudo de los que dicen Welcome

vajilla

espejos rotos

un flotante de depósito de agua de inodoro

un televisor blanco y negro

su colección de tapitas de gaseosa

su colección de caracoles de mar

su colección de videos de Jane Fonda

guías telefónicas

medicamentos

el cubo mágico de Rubik

rompecabezas con piezas faltantes

almanaques

el toallón de los Power Rangers

imanes de heladera

libros de Chopra, de Bucay y de Coelho.





34



En los días de aburrimiento, procure hacer actividades

distintas y divertidas. Construya un caleidoscopio,

por ejemplo. Uno lo suficientemente grande

para que quepa usted en él y pueda moverse a su antojo.

Dentro del tubo pegue triángulos de papel plateado

y azul brillante que sobresalgan y apunten hacia el centro.

Ilumine el tubo por dentro con las luces de su árbol de navidad.

Coloque una tapa con una pequeña mirilla cubierta con celofán

violeta. Al pie del caleidoscopio, ubique una escalera. Invite a sus

amigos a que lo espíen por la mirilla. Dentro del caleidoscopio

haga movimientos lentos, como si caminara por la superficie

de la luna. Dígales a todos que usted viaja por el tiempo.




de Máximo Ballester, poeta argentino

de su libro " Poemas de autoayuda y aforismos para morir mejor", Bs. As., El mono armado, 2011

homenajes en "las puertas de tannhäuser" de eduardo espósito



PREMIOS Y CASTIGOS

Voy sacando las plumas del horno
El pollo ha desaparecido
No sé cómo sigue esto
Los vecinos mienten
Esconden sus miserias en latas de paté
Pagamos la luz a cuentagotas
A cambio nos dan luz a goterones
Otro tanto ocurre con el gas
Los vecinos se mienten
Hace calor dicen
Practican zen yoga tai-chi calistenia
pero no hay sudor que dure cien años
el frío es un rayo muerto
los traspasa de los pies a la cabeza
Todos comemos plumas
En la tele abundan las minutas
El aire se hace raro
No sé como sigue esto.


A Eugeni Zamiatin




LA REINA DEL AIRE Y LA OSCURIDAD

Lloro
Es la última vez que tendré sexo
Agosto se me viene encima en pleno octubre
con 31 legiones de minutos
y la implacable extrañeza de no saber
Agüita salada en pecas de ángel
lloran también los niños que me antecedieron
Una tristeza de máuseres
dormidos en formol
a la espera del año de las resurrecciones
Y me voy
capricho en retirada
muelle sombra de ocaso en saco roto
Nos sufras por favor
No gimas nunca más
La abuela de la nieve está enseñando


A Poul Anderson



TAXIDERMISTA

Ella echaba sal en el rabo de los ángeles
Decía que así
Podían ser capturados vivos
-disecadosconservados
ad aeternum
Ella echaba sal en los rabos celestiales
justo antes del vuelo matinal de las palomas
que se la llevaron un día de enero
bajo sus picos graves
de aves
(de ángeles).


A Damon Knight


de Eduardo Espósito, poeta argentino

de su último libro publicado

poesía de alejandra correa




Encerrado en la terraza lindera
el perro
huele venir la lluvia


Corre y ladra
se empecina


Los primeros gotones martillan su cabeza

aguijonean cada centímetro de su cuero


Agua fría sobre el llanto


Lamento de perro que no acepta
su desamparo entrando al poema





de Alejandra Correa, poeta argentina

las sanadoras de marisa negri


I

María la de los gansos preñada por quinta vez

Vendrá estos días por el té de molle y se irá como todos los años con un ovillo de lana



Creció el murmullo en las cocinas



Se espesó como la harina de maíz que tomaba cuerpo en la olla

Del padre no se sabrá nunca





II

¿Quién elige los gansos María?

tuve un maizal ardiente bajo el vestido

la misma llave otra puerta de servicio

¿Una elige el vientre?

¿Uno elige los hijos?



Somos el vientre de María






III

Dos golpes de bastón y el cotilleo terminó

La cabeza gacha cruzó el patio

arrojó el cocido a los teros





IV

Nadie elige la tormenta, María

El polvo oscuro que nos dará un nombre

nadie elige

hemos escuchado la voz equivocada

soy dueño de tu cuerpo

es un cumplido que el patrón elija

no serás nadie sin estos favores








de Marisa Negri, poeta argentina

de su próxino libro "Las sanadoras"

martín palacio gamboa, del fauno y también sus lecciones de antropofagia







X



Esa blancura

que invade portales,

mamposterías,

la gravilla suelta, no es lepra ni ceniza de hace poco.

Algo empieza a raspar la grasa que impregnó el piso y las paredes de mi casa.

Algo me devolvió la cara que tuve antes de nacer.

Aquí es la restalladura,

lo que borró mi código,

el Archivo de lo que hacía que mi mano deviniera moho.

Ya no más cruces de hierro atravesándome la boca

sino ese adiós de cadmio que se esparce

incandescente.









XIX



el instante en que las puertas de los comercios dan paso a los leones

se asemeja a cuando, acomodándote el bretel, diste con la explosión de los grandes tubos catódicos que hacían de sostén a nuestras casas;

bauhaus ya no era un viejo grupo inglés de los setenta, sino la actualización de un mito por el que volverías a trasmigrar en pájaro, en begonia,

en un guerrero de místicos sigilos para el momento en que la saliva supiera a amianto y a salmuera.

el hecho estriba en que tras ese mal diluvio de enanas blancas en picada,

no hay otra apostasía que la de una botella rota tirada entre los pastos, allí donde te pusiste a contemplar el mundo y las vigas del último edificio en pie.

supe que, entre mis costillas, los lobos se acunarían ante el radiólogo y sus placas;

supe que tú eras la rosa y el patíbulo en la anticipación de este edén apenas consagrado.

supe que tú y yo éramos el borde de las cosas que piden algún nombre en lengua de gigante.











(textos de "Celebriedad del fauno")





V





El germen de este ocaso

se siente más adherido a la madera

y al pentagrama

que al espacio fáctico del suelo,

a su monovalencia tardía de resinas y tentáculos.



El goce de sentirse causado

anda a traspiés de niebla

con un ágape sin turno, punta por punta

las formas en que utilizas tu disfraz a la escala del poniente.



La pregunta es transparencia de lo oscuro.

Todo es remisión que exige

la uña del demiurgo,

acto y potencia. Ya sea con la casa derribada

o con la verbatura escindida de Lomismo.




(texto de "Lecciones de antropofagia")




de Martín Palacio Gamboa, poeta uruguayo
residente en Argentina

la virtualidad erótica por di benedetto




Virtual



Por el alma de cobre de los cables un fantasma
recorre el mundo: fosforece el botón de nácar
en las pantallas de cristal líquido, ese río vertical
en el que te bañarás dos veces. El ojo es todo fibra:
cuerda de violín tensada por la luz, violinista loca
que frota su arco de crin de caballo sobre el nervio
óptimo, en una curvatura que es la distancia menor
entre tu punto ciego y el mío. La boca que no está
le habla al oído que no escucha: un cortejo musical
de las palabras que van diciendo su pequeña muerte.



de Bruno Di Benedetto
(Inédito)

Hasta donde llega la voz: Dylan Thomas - No vayas amablemente hacia esa suav...

Hasta donde llega la voz: Dylan Thomas - No vayas amablemente hacia esa suav...: (Gales, 1914 - EEUU, 1953) NO VAYAS AMABLEMENTE HACIA ESA SUAVE NOCHE No vayas amablemente hacia esa suave noche, la veje...

Ney Matogrosso - Poema

"a boca de pájaro", los nuevos poemas de liliana campazzo


VIII


Chispazo de pájaro
pájaro
luz
se va brillando
un oscuro
y es la noche la que cae
no es líquida la noche
es mata cubriendo la luz
carbón piedra
sobre la línea
pájaro negro
hace nido
sobre mis ojos
que apenas
ya
el camino.


(...)



XI


Nada para decir después de esto.
Cae el sueño como si la mismísima
noche me comiera .
Brutales las estrellas
chispazos
que no vuelan.



(...)



Forka




Viajemos, antes que las aves
den comienzo al verano,
cuando vuelvan al estero
en busca de su olvidada imagen.
Jorge Teillier




Hacer el amor en Paso Tromen
Juntar la piedra
Cortar el aire
Unir con agua




de liliana campazzo, poeta argentina

de su próximo libro "a boca de pájaro"

poemas de alejo gonzález prandi






CAMBIO DE MATERIA

en un segundo de soledad las cosas cambian
por la muerte en un letargo lleno de moscas
toda mi soledad reverenciada por un poema
llego tarde
llego tarde
en una mañana alcancé la destrucción
por mi cuerpo que cae
en menos de un segundo de soledad
las cosas que han cambiado quedarán huérfanas
cada vez una nota musical se parece más a un rinoceronte
cada vez más sombra
llego tarde
llego tarde
y la muerte ni siquiera me echa una mirada


UNA MUJER

en una casa del Paraguay me enamoré de una mujer
vivimos durante dos semanas
alrededor de una mesa
comiendo la mandioca
entre los gritos de una santa que no hablaba español
y juraba crucificar a su hijo como Jesús
una tarde dijo que viajaríamos
a conocer el chaco del sueño
pero sólo nos miramos
sin queja ni dolor
ella solía llorar mientras planchaba
yo mientras ella dormía


ARTIFICIO

toda esta soledad es una costumbre
una coraza donde los muertos
anuncian el artificio
de un animal
que todavía puede ser atravesado





de Alejo Gonzalez Prandi



de "El deshoje", Bs. As., Ed. El Último Reino, 2007

lunes, 12 de diciembre de 2011

sangrar.





huye de balas finas de plata, aúlla sangra en cruz. el lobizón.
la niña llora o se relame esa marca campesina.
ella cuenta su dolor de estaca, yo creo.
y odio la ciudad que no cree. aquello que las niñas se atreven a narrar




"sangrar" de catalina boccardo publicado en el libro objeto de beatriz paz, por c (acto) ediciones, museo de arte carrillo gil, méxico, 2011

fotografía de julia margaret cameron

un libro objeto creado por beatriz paz, en el que recopila microrrelatos. y junto a otros autores, el mío: "sangrar".

una idea de beatriz paz, en su libro objeto, cien microrrelatos de autores de diversos países...

en el museo de arte "carrillo gil" en méxico.

"sangrar". de mi autoría. el microrrelato numero ocho. por c(acto) ediciones. 4° edición del foro de ediciones contemporáneas de méxico.


"el libro ha muerto, larga vida al libro"


Indio TV - El libro ha muerto, larga vida al libro

jueves, 1 de diciembre de 2011

BLACK & WOMAN 1 (Eugenio Barba & Victoria Santa Cruz)

Moon River - Bill Frisell & Petra Haden

01 Manifiesto (Nicanor Parra - Río Rojo)

Nicanor Parra - Advertencia al Lector (en la voz del poeta)

Descontexto: “Poema Tigre”, de Ramón Oyarzún

Descontexto: “Poema Tigre”, de Ramón Oyarzún: para Fabrice, Champion, de este mundo y del otro H oy de manera, fondo y forma especialmente inesperada, sorpresivamente -que es dec...

jueves, 24 de noviembre de 2011

domingo, 20 de noviembre de 2011

el placard: POEMAS DE EDMOND JABÈS

el placard: POEMAS DE EDMOND JABÈS: 1. A ti, que crees que existo... («A ti, que crees que existo, ¿cómo decir lo que sé con palabras cuyo significado es múltiple; palabras,...

matías máximo y sus poemas del sótano....

máximo presentó anoche su libro "almas de sótano - cristales", editado por la iguana y la mariposa (dafne pidemunt y leticia hernando). con dibujos de la artista leticia hernando.

fuimos citados en el sótano del bar el cisne, ubicado en bulnes y potosí, a partir de las 23. hs.

las almas bajábamos por las escaleras en penumbras, y entonces, nos recibía el poeta a luz de las velas, para que escucháramos en su poesía a esas otras almas que lo inspiraron.






Cristales


(...)


IV


Que vuelvo en cinco minutos con un poema
que dame la rosa del desierto

Ahora estamos en la receta del fuego
y somos cada uno/una sensación



V


Ella se desliza
sin violín
y la sangre cae como una nota pura,
viaja de los brazos al piso

Se desgarra
líquida anarquista sin sonido





de "Almas de sótano - Cristales", ediciones la mariposa y la iguana, 2011

jueves, 17 de noviembre de 2011

el placard: POEMAS DE VICENTE QUIRARTE

el placard: POEMAS DE VICENTE QUIRARTE: Belleza del astrónomo El Sol que nos alumbra no es un sol presente: ocho minutos tarda en llegar a la Tierra. Cuando dejas la casa la he...

domingo, 13 de noviembre de 2011

julia kristeva

Julia Kristeva: "Psicoanálisis y literatura son la misma cosa"
Referente ineludible de las teorías lingüísticas, la relación entre la literatura y el psicoanálisis y las políticas de género, esta discípula del Roland Barthes estuvo en Chile donde aportó sus nociones a las manifestaciones estudiantiles y por estos días llega a Buenos Aires para dictar una serie de conferencias y recibir un Honoris Causa en la UBA.


POR Mauro Libertella


Tengo que confesar que cuando me hablan de Julia Kristeva, yo digo ¿quién es esa? Mi hijo me dice ‘no me gusta Julia Kristeva. Prefiero simplemente a Julia’. Yo estoy en un momento avanzado de mi vida, y al mismo tiempo no me siento en la hora de los balances. En mi familia, en Bulgaria, mi madre, de una genealogía de varias generaciones de misticismo judío religioso, era bióloga, y me había transmitido el darwinismo. Mi padre era muy creyente, y había hecho el seminario antes de ser médico; esa era su forma de resistir un poco al comunismo duro. A través de lecturas nos transmitió el amor por las lenguas, pero su religión era sobre todo la cultura. Me empujaban fervientemente a mí y a mi hermana a aprender lenguas extranjeras. Bulgaria, además, es el único país del mundo que festeja un día de la cultura, todos los 24 de mayo, que es el día de la creación del alfabeto eslavo. Sé, por lo pronto, que en ese contexto me crié. Cuando llegué a Francia, al alba del año 68, cuando la universidad francesa empezaba a desperezarse, recalé directamente en los cursos de Roland Barthes y de Emile Benveniste. Que yo fuera una mujer no era un obstáculo. No había muchas mujeres, y tampoco muchas extranjeras, por lo que me había erigido en una especie de curiosidad. Yo tuve suerte de haber caído en ese contexto; el grupo Tel Quel y mi marido Philippe Sollers estaban muy abiertos a lo que yo pudiera decir, y era paradójico ver a una joven que no era tan fea y decía cosas”. Suerte de autobiografía jibarizada, museo en miniatura de una educación intelectual, Julia Kristeva, tan joven como siempre, espeta estas palabras desde el escenario de un teatro en la ciudad chilena de Valparaíso. Las arroja como se lanzan dardos al vacío, pero ahí abajo es lo opuesto al vacío y sus ideas encuentran un eco efervescente: cientos de jóvenes chilenos anotan las palabras de la pensadora con la voracidad con la que se desgrana una letanía o se repite el estribillo de una canción de rock. Es el último día del Puerto de Ideas, la primera edición de un festival cultural que llevó a las costas de esta ciudad alucinante a estrellas intelectuales como Carlo Ginzburg, Marc Augé y la propia Kristeva, entre otros. Es el primer eslabón de una modesta pero largamente esperada gira por ciertos puntos neurálgicos de Latinoamérica, y que la trae por estos días a Buenos Aires a recibir el título Honoris Causa de la UBA e impartir dos conferencias en la UNSAM.

Ahí fuimos, entonces, para hacerle algunas preguntas a una de las más complejas y luminosas pensadoras de una camada francesa que cruza disciplinas y que caló en la academia y los libros de nuestro país con una hondura profunda y hasta ahora indeleble. Condensadísima hoja de vida: de formación lingüística y semiológica, llegó con 24 años a la París de la primavera convulsionada y se insertó rápidamente en los grupos intelectuales de avanzada. Se podría decir que la creación de las universidades interdisciplinarias que emergieron en esos meses fueron el toque mágico que las inquietudes de Kristeva necesitaban para terminar de materializarse. Su pareja, el escritor Philippe Sollers, la convidó a participar en las páginas y las reuniones de la revista Tel Quel, que supuso una modernizante cruza de teorías formalistas con psicoanálisis, lingüística, filosofía y literatura. Fueron los años, también, en que los teóricos franceses forzaron los cimientos del estructuralismo hasta hacerlo languidecer, y aparecieron entonces con fuerza las corrientes posestructuralistas que marcarían la impronta colectiva del grupo. Sus primeros libros son tratados recargados y puntillosos, apuntalados siempre por certidumbres teóricas bien de época.

Semiótica y La revolución del lenguaje poético se pueden leer en esa línea. Huidiza por natualeza y vocación, Kristeva sin embargo no se quedó encandilada por las propuestas juveniles de sus días de formación, y fue revisando sus postulados hasta el punto de repensar el hecho artístico más en términos de experiencia que de lenguaje puro, como quería el primer tel quelismo. Varios son los elementos que le permitieron “desencapsular” lo más rígido de las teorías del lenguaje: el psicoanálisis en general y el lacaniano en particular (que para la autora fue siempre un agente conflictivo, a veces dramático, en tensión permanente con lo freudiano), el feminismo, la política. En el prólogo a la edición correspondiente al año 1994 de Sentido y sinsentido de la revuelta apunta que “procuraré integrar en los ámbitos del arte y de la literatura, concebidos como experiencias, la noción de cultura-revuelta. E introducir una apuesta que consiste en superar la noción de texto a cuya elaboración contribuí junto con tantos otros, y que llegó a ser una forma de dogma en las mejores universidades de toda Francia, para no hablar de Estados Unidos y de otras más exóticas todavía. En su lugar, me esforzaré por introducir la noción de experiencia”. Cuando le pedimos que profundice en este paso de la textualidad pura a la experiencia en sentido amplio, Kristeva arquea las cejas, respira y dispara: “Para mí la noción de texto nunca ha superado la noción de experiencia. A lo mejor me entendieron mal. Una cierta recuperación estructuralista de la noción de texto sólo ve en el texto la técnica: cómo construir un producto de mercado, por ejemplo. A mí lo que siempre me interesó es el laboratorio en donde se producen los textos. Si mirás bien, hay artículos que escribí hace treinta años, como ‘La productividad llamada texto’, y con eso quería decir que para producir un texto hay que cuestionarse entero: la manera de sentir, la sexualidad, el lenguaje. Y desde este punto de vista se trata de una experiencia, pero no en el sentido de un científico que hace un ‘experimento’ con los conejillos de indias para buscar un resultado, sino como cuestionamiento de lo antiguo y posterior surgimiento de lo nuevo. Se parece más a la experiencia mística, si se quiere. Es una experiencia personal que va a contracorriente del mercado y de la comunicación. En un momento determinado voy a comunicarlo, pero primero tengo que transitar ese renacimiento para luego poder construir de manera comercializable. Que haya dos períodos en ese proceso no significa que sean consecutivos, ‘primero cambio y luego escribo’. Pasan al mismo tiempo. Si lo digo de este modo, enunciando dos momentos, lo hago para la claridad de la exposición, y que la gente que lea esto entienda que hay dos momentos en el acto creativo, pero finalmente esos dos momentos son uno solo y suceden de un modo simultáneo. La técnica es inseparable de esa transformación íntima, personal. En alemán hay dos términos: uno para cambiar la vida y otro que se refiere a la técnica”.

Lacan en la pampa


Una de las razones más nítidas por las que la obra de Kristeva tuvo semejante trascendencia en nuestras costas es, desde luego, el modo tan propio con el que reelabora y metaboliza las líneas centrales del psicoanálisis, una disciplina que encontró en nuestro país una devoción inaudita. Inclinada siempre a cruzar imaginarios, pensó el psicoanálisis a través de la literatura y la literatura a través del psicoanálisis, en un juego de espejos invertidos, ampliación del campo de batalla para una y otra disciplina. Así, en Sol negro. Depresión y melancolía , por ejemplo, lee la obra de Marguerite Duras para rastrear, en un gesto crítico quirúrgico, lo que llama “figuras melancólicas”. Pero, ¿cómo pensar simultáneamente la literatura y el psicoanálisis sin caer en la trampa del ‘psicoanálisis aplicado’?, le preguntamos. “El psicoanálisis y la literatura son la misma cosa –dice, y traza una conciliadora pausa antes de seguir–. Salvo que una publica, y la otra guarda su descubrimiento para vivir mejor. Pero es la misma dinámica psíquica, que consiste en barrer todo lo que es palabras cansadas y modos de vida aburridos, contar un nuevo aliento, cambiar el modo de hablarse a sí mismo y de nombrar las cosas y ligarse a los otros. Algunos logran darle un lugar a esa experiencia del lenguaje e inscribir esa recreación de la intimidad y de lo personal en una tradición cultural como la literatura. Hacer una obra que se sitúa después de Balzac, o Dostoievsky o Cervantes, formar parte de una memoria cultural... para eso toman la fuerza de pulir su lenguaje, buscar un editor, ir a la televisión a publicitar su libro. Otros no dan ese paso, y se contentan con volver a casarse, o cambiar de profesión, o dejar de beber, o simplemente estar enamorados habiendo pensado que eran incapaces de amar. El laboratorio donde sucede ese click es el mismo”. En su propia práctica profesional como analista, Kristeva dice profesar la sesión prolongada, de base más bien freudiana, que busca el punto ciego para destrabar la inhibición y el síntoma. Sin embargo, la idea lacaniana del inconsciente estructurado como un lenguaje le sirvió para pensar ese proceso terapéutico desde el prisma de la lengua, y conjugar así sus campos de especialidad. Una preocupación por el lenguaje en el interior del discurso y la práctica psicoanalítica que a su modo ya estaba en el primer Freud pero que Lacan, según Kristeva, amplificó y llevó a un estadio altísimo.

El segundo sexo


Julia Kristeva llegó a Valparaíso para hablar, sobre todo, del feminismo, una de las patas más importantes de su pensamiento. En los albores del siglo XXI, elaboró a fondo la cuestión en una trilogía que tiene edición argentina bajo el título El genio femenino . Ahí toma tres casos que le sirven como paradigma para edificar una lectura de la mujer como agente de transformación humano y esquirla revolucionaria en el campo del pensamiento (Hannah Arendt), el psicoanálisis (Melanie Klein) y la literatura (Colette).

En el segundo tomo del tríptico asegura que “es posible entrever algunas constantes comunes en los genios de Arendt y Klein: ambas se interesan por el objeto y el vínculo, se preocuparon por la destrucción del pensamiento, y rechazaron el razonamiento lineal”, a lo que añade, ya en el tercer tomo, que “al nomadismo de estas dos mujeres, a su reflexión reveladora que sólo se apaciguó pagando el precio de atravesar la tragedia, Colette agrega otra experiencia que también es uno de los rostros de ese mismo siglo”. Desde los micrófonos del Puerto de Ideas, agrega: “El movimiento feminista moderno pasó por tres etapas. Las sufragistas, de origen anglosajón, que provenían del protestantismo y querían obtener el derecho a voto después de largas luchas. Luego el gran momento de El segundo sexo de Simone de Beauvoir, de 1949, en donde declara que la palabra felicidad hoy es libertad, y que en esta libertad los hombres y las mujeres son hermanos; hay una igualdad de las exigencias y también de los derechos. Fue un momento radical en la historia de la humanidad para la posición de la mujer, y sabemos que muchas de estas cosas se fueron consiguiendo, sobre todo en las democracias avanzadas, y tenemos que luchar ahora por la paridad a nivel económico, social y político. Esta universalidad no fue dejada de lado por el movimiento siguiente, fue más bien completado ese movimiento, que data de la Francia del 68, en el que yo participé sólo brevemente por cuestiones que no vienen al caso. Este movimiento se planteó una vuelta de tuerca: la mujer tiene esos derechos, sí, pero es distinta. Tiene una sexualidad diferente, una creación literaria diferente, y esto es importante”.

¿Y de qué modo ese tercer movimiento del feminismo, el de Francia en 1968, abrió caminos para que hoy en Latinoamérica, por ejemplo, tengamos ya presidentas mujeres?

Tengo la impresión de que en ese momento participamos en un movimiento que era general y colectivo, cada una desde su lugar particular. Teníamos entonces la exigencia de superarnos a nosotras mismas y superar así las normas de la sociedad. Todas esas mujeres eran unas “revueltas”, y esa revuelta fue conduciendo a esta aparición, en Latinoamérica y en otros lados, de una serie de personalidades inclasificables, singulares, animadas por una gran energía, y que tratan de trascender con los otros hacia un universo ideal, espiritual, pero tratando de cambiar las leyes y los lenguajes de la cadena humana, de la globalización. Estoy muy orgullosa de todas nosotras.

Recrear nuevos ideales


El concepto de revuelta es, desde luego, otro de los pilares centrales de la arquitectura kristeviana, y es uno de los tópicos de mayor longevidad en su derrotero pero que, al mismo tiempo, encuentra hoy una pertinente actualidad. Su último trabajo en esa línea tuvo edición española en 2000 y se tituló El porvenir de una revuelta .

Escuchémosla: “Dediqué muchos años a estudiar lo que llamo la revuelta. Como soy de formación lingüística, me dediqué primero a entender el significado de la palabra, que tiene origen sánscrito, y quiere decir pasar hacia atrás y volver hacia el futuro. Una memoria fuerte de la transformación, pero que no es nunca una negación del tipo ‘estoy en contra y mato eso’. El sentido profundo de la revuelta tiene que ver con revalorizar los antiguos valores para que surjan otros, nuevos. La palabra ‘volumen’, por ejemplo el volumen de un libro, cuyas páginas doy vuelta para aprender, viene de la misma raíz. Esa fuerza que mira hacia el futuro aprendiendo algo del pasado es la que me interesa. Otra significación que es muy querida es la que desarrollé en La revuelta íntima . Acá va a hablar la psicoanalista. Contrariamente a lo que se dice, el psicoanálisis no es algo viejo o rígido. Es una técnica que consiste en reapropiarse del pasado propio, de los padres y de generaciones anteriores, para construirse una secularidad: ¿quién soy, cuál es mi singularidad, como la puedo compartir con los otros? Estamos en la civilización de Internet, de los mensajes de textos, de Facebook. Es algo maravilloso, que incita a revueltas en el mundo árabe, por ejemplo, pero como otras cosas también tiene trampas. La trampa que me interesa puntualizar es que nos mantenemos a un nivel horizantal, no acelera la comunicación pero no se cuestiona aquello que se comunica. Uno no se pregunta por los sistemas de comunicación. Y en Francia se llega a decir incluso que la gente comunica por ‘elementos de lenguaje’. Lo que se pierde en este proceso es el lugar de interrogación de la persona, y es allí donde se ubica la especificidad de nuestra civilización, la de las luces, en la que cada ser humano es capaz de poner en problematización a sí mismo y a los otros. Y es esa capacidad de problematización que crea la experiencia humana lo que hace de cada uno de ustedes un maestro. Hannah Arendt, cuando se le preguntó cuál es la manera de combatir contra la banalidad del mal, dice que hay que restituir la capacidad de pensar libremente, plantearse preguntas, que es lo contrario de calcular mensajes. La mayoría de ustedes acá son universitarios: la universidad tiene como finalidad evitar que las personas se vuelvan calculadores de mensajes. Y para eso hay que apropiarse del pasado, pensarlo, y hacer algo nuevo. Esa es la revuelta contemporánea”.

Usted habla de la experiencia-revuelta y pone el concepto en sintonía y actualidad con los movimientos de indignados y las protestas estudiantiles en Chile. En uno de sus últimos trabajos habla de la adolescencia como un grupo “enfermo de ideales”. ¿Cómo piensa esa enfermedad de ideales en el contexto mundial de hoy?

Yo sé que, por ejemplo en el caso chileno, los jóvenes buscan una revuelta que modifique las estructuras pragmáticas, como los subsidios y las becas, pero al mismo tiempo buscan un cambio en los valores. Recrear nuevos ideales: ese es el sentido real de la palabra revolución. Eso es posible solamente si uno se cuestiona a sí mismo, si es capaz de atravesar experiencias interiores, y recién después uno podrá traspolar eso a una sociedad encadenada por las finanzas y por los elementos del lenguaje. Eso está en la base de lo que buscan los estudiantes. Hay muchos jóvenes que no participan de estas manifestaciones, y que cuando van al analista nosotros percibimos en ellos la experiencia de la revuelta, pero ellos todavía no lo saben o no pueden expresarlo. En ese sentido, y esto tiene que ver con lo que está pasando en el mundo, el psicoanalista está ahí para comprender al que busca nuevos ideales, al que está cansado, aburrido e indignado de los antiguos ideales. Pero cuidado: el psicoanalista no es un sacerdote o un educador que le va a dar a esos jóvenes un guión moral. El psicoanalista les puede legar, solamente, una confianza. Les va a decir ‘ustedes tienen que crear, vayan’”.




Próxima estación: Buenos Aires


En Buenos Aires, el pensamiento kristeviano y el de todo su grupo –la escuela francesa, diríamos– pegó con fuerza en la Academia argentina de la reconstrucción democráctica e hizo metástasis en las aulas de los años ochenta y noventa de un modo profundo. Las cátedras de Pezzoni, Panesi, Ludmer, Sarlo y tantas otras acusaron recibo de ese pensamiento disrruptivo y pusieron a jugar aquellas teorías con la tradición local. De una manera tremendamente vital, estos textos funcionaron como un deshielo o un golpe de luz para modernizar la Academia y el pensamiento argentino después de los años oscuros. Con la década de 2000, las inquietudes de Julia Kristeva siguieron transformándose y diversificándose. Ningún volantazo atomizó su inspiración, lo que demuestra una vez más, por si hacía falta, que la persistencia acrítica de las taras juveniles, por más exitosas o productivas que hayan sido, es lo que verdaderamente envejece un pensamiento. Así, sus múltiples líneas de sentido se estudiaron aquí en círculos bien distintos: la Escuela de Orientación Lacaniana, la Asociación Psicoanalítica Argentina, la Facultad de Filosofía y Letras, los estudios de género, la facultad de Sociales. Algunas traducciones argentinas acompañaron a lo largo de los años el desembarco de este pensamiento, y otros libros españoles o en su idioma original circularon de mano en mano o en gastadas fotocopias. Esa misma experiencia transmitían los lectores de Kristeva en Valparaíso, y esa es, sin dudas, la experiencia compartida de un continente que, además de leerla, ha encontrado muchas veces en el día a día político, social, psicoanalítico y literario de sus países la materialización de esa vasta teoría de vida.




FUENTE: REVISTA Ñ- 11/11/11

sábado, 12 de noviembre de 2011

dos poemas de myriam rozenberg








Lunes de Riachuelo

Observo de reojo el río.
No.
El Riachuelo.
Y ese olor putrefacto entristece la mañana
opresor como la memoria de los muertos
arrinconado a un cuestaabajo de ciudad
a patio trasero con vergüenza
pared de urbe que se desliza en una promesa lacrimógena.


Los barcos difuntos en el agua
se inclinan en una última tentativa de permanecer erguidos
desafiantes de la erosión y los golpes del viento
no son chatarra aún
vienen siendo salvados por los vacíos legales.


Y esa gente que se marchita en la costa
construyendo sus casas con ventanas
horizonte de manchas oscuras y espumantes que flotan
con rumbo inexplorado?

La vida como el agua sin espejos del Riachuelo
sólo fulgores irisados
ilusiones de rincones tibios
penumbra de relojes consumidos
asesinados en su precocidad de historia.

Ni siquiera la sombra de una leyenda urbana.




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Genghi y el secreto

Tú no tienes necesidad de ser el príncipe Genghi para ser amado.
Marguerite Yourcenar
El último amor del príncipe Genghi




Dama del Pueblo de las Flores,
ahora que Genghi, el seductor de Asia,
a quien tanto amaste, está muerto,
no rompas en llanto.
Antes de partir el recordó en voz alta
a la Princesa Azul , su primera mujer,
a la Dama del Pabellón de las Campanillas,
a la joven madrastra con quien fueron infieles a su padre,
a la esquiva mirada de la Dama Cigarra del Jardín
a la resignada Dama de la Larga Noche
y a las que lo acompañaron en su soledad voluntaria:
Ukifine, la hija del granjero So- Hei
y la sumisa y entrañable Chujo,
las cuales eras tú,
su antigua concubina,
escondida bajo otros aromas y vestidos,
que en su vejez de hombre ciego y casi sordo
no supo reconocer.
No te lastimes porque en su larga lista de amantes
él no tuvo palabras para ti.
No es que te haya olvidado. No.
Es que eras su más distinguido secreto
y tu nombre tan dulce y venerable
que lo conservó por siempre
para que no anduviera de boca en boca.

sábado, 5 de noviembre de 2011

el placard: POEMAS DE RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN

el placard: POEMAS DE RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN: LA LIBERTAD I De pronto entró la Libertad. La Libertad no tiene nombre, no tiene estatua ni parientes. La Libertad es feroz. La Li...

revistas literarias: "el escarabajo de oro" y "el ornitorrinco"

"Toda revista literaria dialoga con su presente", dice la escritora Liliana Heker
En una entevista con AUNO, la escritor destacó a la palabra como "herramienta para representar el mundo y como representación estética”. Junto a Abelardo Castillo, Heker dirigió las revistas literarias El escarabajo de oro y El ornitorrinco.
Cuando tenía sólo 17 años, fue secretaria de redacción de la revista El grillo de papel. Liliana Heker habló sobre las características de las publicaciones, los escritores que participaron, el contexto social y político que influyó en el contenido de las mismas, como así también las dificultades económicas que sufrieron para sostenerlas.

P. ¿Que fue El grillo de papel , además de ser un antecedente de El escarabajo de oro?

R. El grillo de papel fue sobre todo una revista literaria. En verdad, se desprende de otra revista llamada Gaceta Literaria, dirigida ésta por Pedro Orgambide. Esta última era una publicación eminentemente de izquierda y apoyaba de forma incondicional al Partido Comunista. A partir de entonces, se forma toda una polémica en torno a si se debía o no adherir al Partido Comunista de la forma en la cual la revista lo hacía, y se produce así, de este modo, una separación en este (primer) grupo. Surge entonces la idea de fundar una nueva revista. Luego de discutir muchos nombres y dar muchas vueltas, se funda El grillo de papel. Allí, originariamente, estaban Humberto Costantini y una poetisa que finalmente no llegan a formar parte del proyecto.
Quienes sí dirigen luego la revista son: Abelardo Castillo, que además publica en el primer número de El grillo de papel su primer cuento, llamado El marica, Arnoldo Libertman, Víctor García Robles, que al igual que Libertman era poeta, y Oscar Castelo. A El grillo de papel me integro yo, cuando sólo tenía dieciséis años de edad, tras mandar un poema y una carta. El grillo de papel salió durante seis números solamente. En septiembre de 1959 salió el primer número. En el sexto número, cuando yo ya tenía diecisiete años de edad, era secretaria de redacción de la revista. En ese momento, habían renunciado dos de los cuatro directores y sólo quedaban Abelardo castillo y Arnoldo Libertman. El número seis fue el último número de esa revistal. Además, había sido el número aniversario aquel. A fines del año sesenta la revista fue prohibida por un decreto. Se prohibieron varias revistas de izquierda, revistas culturales. Se prohibió la revista Che, Fichero y la excelente revista de humor Cuatro Patas.

P. ¿Cómo comienza a gestarse El escarabajo de oro?

R. La fundamos Abelardo Castillo y yo, en 1961. Arnoldo Libertman, que entonces se estaba por casar, de alguna manera sintió que El grillo de papel había cumplido su ciclo. Igualmente, en los primeros números de El escarabajo de oro, Arnoldo Libertman era todavía director, y participó en este proyecto hasta el año 1962/ 1963, más o menos.

P. En aquellos primeros años, ¿cuáles eran los objetivos que tenía El escarabajo de oro?

R. El proyecto tenía como intención fundamental elegir textos de una enorme calidad literaria. Además, por otro lado, la revista se caracterizaba por tener ideales de izquierda, era absolutamente independiente. Se publicaron diferentes artículos de opinión, ensayos, en fin, se publicó realmente a toda una generación de nuevos escritores. Escritores tales como Ricardo Piglia, Isidoro Blaistein, Vicente Batista, Abelardo Castillo, yo misma (Liliana Heker), entre tantos otros. Por otro lado, en El escarabajo de oro se lo defendía a Jorge Luis Borges, lo que no era en verdad usual en revistas de izquierda, sobre todo.

P. Hay también una fuerte defensa a Ernesto Sábato, en el número 5 de la revista El escarabajo de oro ¿no?

R. Sí, en un principio realmente sí se lo defendió. Antes de que se publique Sobre héroes y tumbas, Ernesto Sábato publicó en la revista un anticipo de la novela. En aquel momento, sus posiciones ideológicas eran bastante más radicalizadas de las que más tarde tuvo. Sábato se encontraba entonces cerca de El escarabajo de oro.

P. ¿A qué se debía la constante alusión a El grillo de papel en El escarabajo de oro. Me refiero sobre todo a secciones como "Cazando grillos", "Grillerías" o "El quiosco del grillo"?

R. El escarabajo de oro es una continuación de El grillo de papel, así como El Ornitorrinco es una continuación de El escarabajo de oro. De cualquier manera, El escarabajo de oro ha sido más definida ideológicamente que El grillo de papel pero, así también ésta fue una revista muy querida por sus contemporáneos, en verdad, todo fue una continuidad.

P. ¿Con qué frecuencia salía El escarabajo de oro?

R. Teóricamente cada dos meses. Durante varios años pudo salir cada dos meses, después se hizo cada vez más dificultoso sacarla. Ya en el año 1965, esa frecuencia comienza a variar cada vez más. Nosotros decíamos que era la primera revista católica, ya que salía cuando Dios quería. Todo lo hacíamos nosotros, la revista se mantenía con la venta misma. Una de las cosas que recuerdo es que el número 30 de El escarabajo de oro se había demorado muchísimo, entonces sacamos otro que fue el número 29 y medio, en fin, hacíamos lo que queríamos en realidad.

P. ¿Cómo se conseguían las publicidades en aquella época?

R. Las publicidades, en su mayoría, las debo haber conseguido yo. Iba y veía a los editores, a los quiosqueros. La revista realmente se vendía mucho. Llegaron a venderse cinco mil ejemplares, lo cual quería decir que la leían alrededor de veinte mil personas. Por ejemplo los estudiantes compraban una revista para que cuatro o cinco personas puedan leerla. Como la repercusión era evidentemente importante, y además El escarabajo de oro tenía un público privilegiado para los vendedores de libros, a las editoriales les convenía publicar en la revista, ya que salía mucho menos que un aviso en un diario y entonces todo les resultaba muy efectivo.

P. ¿Cómo se fueron acercando a la revista colaboradores de distintos lugares del mundo como Cortázar, Haroldo Conti, Carlos Fuentes, Roa Bastos, Beatriz Guido, Sábato y Nicanor Parra, entre otros?

R. Cortázar, Fuentes y Roberto Fernández Retamar estuvieron desde siempre junto en la revista. El escarabajo de oro tuvo siempre colaboradores realmente muy prestigiosos.

P. ¿Cómo recuerda a El escarabajo de oro y además, en qué medida cree que esta revista contribuyó a las letras latinoamericanas?

R. Son parte de mi obra, para mí y para todos los que hicimos la revista ha sido y es muy importante; tanto para los escritores como para los lectores de aquella generación ha sido muy importante. La revista fue una continuidad, claro que en distintos contextos políticos, sociales y económicos. Desde el año1959 hasta el año1986 cuando finalmente deja de salir El Ornitorrinco. Vale decir, una revista literaria siempre dialoga con su presente. El escarabajo de oro, en los '60 '70 tenía que mantener o no un diálogo con el Partido Comunista, enfrentarse a la postura cristiano/ marxista, la revolución cubana, las posiciones de Jean- Paul Sartre. En cambio, El Ornitorrinco, que sale en 1977, ya en plena dictadura militar, tenía que enfrentarse a una realidad verdaderamente distinta, las discusiones eran totalmente distintas. Se discutía entonces a cerca de la defensa o no de los derechos humanos, sobre el problema del exilio, etc.

P. El escarabajo de oro se publicó desde el año 1961 hasta el año 1974 ¿por qué cerró la revista en ese año?

R. Nosotros éramos totalmente insolventes y ya no alcanzábamos a pagar los gastos del papel de una revista a otra, de un número a otro. Firmaba pagarés, cheques voladores, y luego salíamos desesperados a cobrarle a los editores, a los quiosqueros, en fin, la situación para la revista se había tornado insostenible. En 1974 ya no había posibilidad de financiar El escarabajo de oro, y de esa forma cierra.

P. ¿Por qué se cambia, mas o menos en el número 14 de El escarabajo de oro, el acápite de Goethe "gris es toda teoría y verde el árbol de oro de la vida" por el de Friedrich Nietzsche "di tu palabra y rómpete", que acompañaba en cada edición al título de la revista, en cada una de las portadas?

R. La frase de Goethe era el acápite de El grillo de papel, entonces decidimos que debía seguir en El escarabajo de oro. Luego nos gustó mucho más la frase de Friedrich Nietzsche porque tenía mucho más que ver con nuestra posición con respecto a la literatura y a la realidad de aquel momento: la palabra como herramienta para representar el mundo en el que vivimos y la palabra como representación estética, esa doble acepción le adjudicábamos al lenguaje entonces. Yo creo, al igual que Abelardo Castillo, que un escritor debe trabajar sus palabras, su lenguaje, sus textos literarios, hasta las últimas posibilidades, y es en ese sentido, que funciona el "di tu palabra y rómpete" de Friedrich Nietzsche.

P. ¿Por qué los nombres de las revistas, El grillo de papel y El escarabajo de oro?

R. En el primer año de El grillo de papel, cuando aún yo no estaba en él, iban a ser seis los directores que, además de todavía conocerse muy poco entre ellos, integrarían la revista. Abelardo Castillo acababa de llegar a Gaceta literaria, Humberto Costantini estaba hacía un tiempo allí, y todos eran verdaderamente muy diferentes. Pensaron en aquel entonces muchas cosas, varios nombres para el nuevo proyecto literario, cada uno más feo que el otro; por ejemplo, se hablaba de nombres tales como Encuentro, El ladrillo, etc. Alguien, no recuerdo quién exactamente, llegó uno de esos días con un libro de Conrado Nalé Roxlo y lo abrió en el poema "El grillo de papel" y así fue como quedó el nombre con el que la revista finalmente se conoció.
Cuando a fines de 1960 se prohíbe El grillo de papel, Abelardo Castillo y yo decidimos sacar otra revista, así que pensamos en la continuidad de aquella. Y eso nos llevo a otro bicho. Abelardo Castillo, que había terminado su obra Israfel y además era un gran conocedor y un gran admirador de Edgar Allan Poe, a modo de homenaje decide, junto conmigo, que el nombre del nuevo proyecto tenía que ser El escarabajo de oro. Cuando deja de salir El escarabajo de oro, en el año 1974, y comienza en el año1977 el entusiasmo por sacar "otra vez" otra revista, todo indicaba que el nuevo proyecto literario debía ser el bicho más raro posible. La nueva revista sería realmente un bicho raro. Así surge El Ornitorrinco, bicho que, por otro lado, tiene formas muy raras: tiene características de mamífero, pero pone huevos, tiene pico de pato, es realmente un bicho muy raro. Fueron esos años un periodo de enorme represión, de enorme censura. Sin embargo, y pese a todo, nosotros nunca dudamos que para los lectores de aquella generación El Ornitorrinco fue una continuación de El grillo de papel y de El escarabajo de oro. ¡Por suerte!, para los censores y represores no fue así.

Ficha técnica:

Liliana Heker nació en Buenos Aires, en el año 1943. Llegó a sumarse con sólo diecisiete años de edad a la prestigiosa revista literaria El grillo de papel, dirigida entonces por Abelardo Castillo y Arnoldo Libertman. Los cuentos completos de Heker han sido traducidos al inglés. Del mismo modo, muchos de sus relatos se han publicado en Alemania, Rusia, Turquía, Holanda, Canadá y Polonia. Todos sus cuentos han sido reunidos en el volumen Los bordes de lo real (1991). Asimismo, publicó dos novelas: Zona de clivaje (Alfaguara, 1997) y El fin de la historia (Alfaguara, 1996). La crueldad de la vida (Alfaguara, 2001) es su último libro de cuentos. En 2003 publicó Diálogos sobre la vida y la muerte (Aguilar).

Entre los colaboradores permanentes del Escarabajo de oro figuran: Carlos Alonso, Isidoro Blainstein, Carmelina y Luis Castellanos, Haroldo Conti, Humberto Costantini, Beatriz Guido, Arnoldo Libertman, Marta Lynch, Elbia de Marechal, Augusto Roa Bastos, Ernesto Sábato, Dalmiro Sáenz, Raúl Schurjin y Armando Tejada Gómez, entre otros. También el cubano Roberto Fernández Retamar, los chilenos Fernando Alegría, Pedro Lastra, Nicanor Parra y Gonzalo Rojas; el peruano José Miguel Oviedo; los españoles Félix Grande y Fernando Quiñones y desde Francia, el argentino Julio Cortázar y el español Juan Goytisolo; y desde Polonia, Juozas Kekstas.



FUENTE: AGENCIA UNIVERSITARIA DE NOTICIAS Y OPINIÓN. UNIV. DE LOMAS DE ZAMORA.

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martes, 18 de octubre de 2011

moscas verdes





MOSCAS VERDES



El espectáculo es eso. Espada y vena.

Un soñador incapaz de ver más allá del horizonte.

Hoy es mejor que mañana pero los muertos son los que

Se renovarán y nacerán cada día

Y cuando intenten dormir, los conducirá la matanza

De su letargo hacia un sueño sin sueños. No importa

El número. Nadie pide ayuda a nadie. Las voces buscan

Palabras en el desierto y responde el eco

Claro, herido: No hay nadie. Pero alguien dice:

“El asesino tiene derecho a defender la intuición

del muerto”. Los muertos exclaman:

“La víctima tiene derecho a defender su derecho

a gritar”. Se eleva la llamada a la oración

desde el tiempo de la oración a los

féretros uniformes: ataúdes levantados deprisa,

enterrados deprisa... no hay tiempo para

completar los ritos: otros muertos llegan

apresuradamente de otros ataques, solos

o en grupos... una familia no deja atrás

huérfanos ni hijos muertos. El cielo es gris

plomizo y el mar es azul grisáceo, pero

el color de la sangre lo ha eclipsado

de la cámara un enjambre de moscas verdes.




mahmud darwish
de "ramala",2006
traducción de María Luisa Prieto




FUENTE: COPYPEGADO DEL "POESÍA ÁRABE"

domingo, 16 de octubre de 2011

poesía de luciana mellado






Sangre
La niña sangra y en hembra la transforman
y el juego se suspende sin pausa y sin aviso.
Despiertan sed sus nuevas humedades
y la arena es barro en sus manos aún torpes.

Los perros domésticos hociquean su sexo
intolerantes al disimulo de una sangre
que cambiará de color en cada parto.

Los ojos de la niña se espesaron
ya no ve ramos de transparencias en el aire.


Otro naufragio

Busca un canto subterráneo
porque su mediodía se repite demasiado.
Juega el juego de las combinatorias
y no la sorprende ninguna posibilidad.
No sabe su nombre esa mujer.
Habla el idioma del miedo
y nadie quiere escuchar su terror
que se repite, plasmático, evidente.
¿Será invisible siempre esa mujer?
¿Qué crepúsculo le besará los pasos?
¿Qué fábula contará sus fiebres?
Busca un canto subterráneo
porque su mediodía se repite demasiado.

El cuerpo y la nostalgia

A mi abuela

Vagidos secos anuncian la aurora sin que nada inaugure el sueño
o ¿debo decir que soy yo quien te mira las manos
telaraña de belleza, ternura desgarrada?
Esto ocurre en un lugar intraducible donde la muerte bebe
la inocencia de niñas muertas
que nadie busca / que nadie reclama.
Una procesión atraviesa el sendero de tus ojos cerrados
camino breve que dilata el sueño, jardín de malezas y de lluvias
animal que huele el precipicio y arremete.

Tus ojos I
A Andy

Nada es inocente en este mundo
salvo tus ojos.

Tu cuerpo quemado / incendiado por los años
dibuja dos grandes soles
anillos sabios que te acercan a lo divino.

No exagero, es cierto, todo sobra en mi casa
todo es olvidable
menos los puentes acuosos de tus ojos.

Como aquello que ignoro conociendo
o mejor aún lo insondable de vos.
Te oigo desde lejos.

(Las niñas del espejo. Bs. As.: Botella al mar, 2006)

Renuncia escolar

Que otra cante las gestas de esos héroes testiculares,
pulcros rostros de a caballo, testiculares.
Que otra ice la bandera en el patio escolar
bajo el viento frío azotando las rodillas desnudas
justo un centímetro antes o después
de la pollera tableada.

Ventura del asombro

Soplo de amor que organiza el mundo.
Aquí estás en la noche descosida,
tiritándome, entrañable.
Niño, garras de león,
camélido que paladea el ocaso.
Plural.

Composiciones de lo singular

Ola contra roca y viceversa.

Yo escucho muchas olas
adentro de esa única
pueblos de agua que se mueven
y salivan espuma.

Yo intuyo muchas rocas
en el principio de esa única
multitudes de piedras que se comprimen
canto sobre canto.

Yo respiro este lugar
donde las superficies se tocan / sin penetrarse
donde el aire te acribilla los ojos
y la belleza no puede ser devorada.

(De Crujir el habla, Bs. As.: Botella al mar, 2008)

I

Los murmullos de la historia tienen voz familiar
vienen de la morada
de la casa propia.

Son visitas debidas que alguien debe hacer
de algún modo
en algún momento
sin el gusto necesario
de intuir / desear
una respuesta.

A veces con las manos también
se zafa de la muerte
pero lo dicho no siempre dice algo.

III

El calor del aire me espesa el camino
mientras los pasos andan
en cuerpo lento
entre ovillos del cielo y la memoria.

La encrucijada abre distancias
pero los pasos se acercan a otros pasos
y se emparejan como calles idénticas
en sus desvíos.

No se sabe por qué se emprende el viaje,
se busca un padre o se busca un hijo
la sombra de una lengua que diga que existimos.

IV

Antes
ella volvió al desierto desde otra soledad
en la ciudad gigante
cuando se fue tan llena de mí
por todo el vientre
de filamentos o de brotes
naciéndoles más piernas,
brazos como ramitas con dedos temblorosos
un tronco que parecía un carretel de hilo
dentro de una mujer tejida
con lana de agua y padre.

No volvió al desierto por otra soledad
con otro par de ojos mirando sin palabras
los verdores del barrio, el camino a la casa.

Yo no sé a qué volvimos / una adentro de la otra
caminando hacia abajo / volviendo o escapando
mientras el sol brillaba
y empezaba la siesta.
V

¿Habrá llorado un mediodía
bebiéndose el camino
o en cercanía de un perro
abrazada a sí misma?

¿Habrá rezado en la noche
entremezclada
llena eres de gracia
con los ojos cerrados
bendita
recordando la espesura
entre todas las mujeres
durante lo callado
en casa ajena
sobre un mundo pequeño
el fruto de tu vientre
a punto de caerse?

¿Habrá querido desentrañarse
en todas las lenguas
que antes la dijeron
o habrá sido sola
totalmente
sola
sin ser dicha?

VII

¿Ve aquel mundo de al lado
que huele a tomillo y laurel?
Lo ve. Mírelo.
Usted también.

¿Ve a la mujer de trenza larga
como hondura de cielo?
¿La ve?
Está sentada en un banquito
torciéndose las manos
con lanas y con hilos.

¿Y a la mujer callada
que curte cueros
para hacer quillangos?
¿La ve?
De zorro son, sí,
y de caracul.

¿Y a la niña muerta
con ojos de eclipse?
¿La ve?
Es tan bella y pequeña
como una mariposa azul.

¿Y aquella calle que atraviesa
la puerta, la ve?
Por esa calle se fue mi hija,
la mayor.

XVIII

Y en la mitad del mundo te encontrabas
desgajado de mí para mi sed primera
el resplandor que precedía al silencio
era el perfume de tu nombre
simple
el agua donde te convertías en vino
y en la sed misma hasta el jardín tejido
con nudos de viento desde la marea donde
los peces pequeños desprecian
todo mundo sólido
entonces
para qué hablar con estos dioses
si en el cuerpo tanta víspera no era
más que el propio cuerpo suspendido
sin prisa por caerse
o elevarse
hacia el amor que de pronto fue crecido
como un embrión celeste
en los entrañas
o la espuma
en el borde de la noche.


XXXIV

Como cigarra voy
por sus dedos de azafrán
convertida en piedra que crepita,
la crujida.

No tengas miedo,
hija
escucharás el agua
y estarás desnuda

pero la muerte
siempre
es no mirar atrás.

(De Aquí no vive nadie, 2010)





Grillo

Canta un grillo
pero ¿canta o triza el silencio de enero
en la noche sin tormenta?

El grillo se escucha y la luna se mira.
Yo no supe nunca escuchar luna
ni ver ojo de grillo titilando.

Dicen que los grillos se frotan sus patitas
sus patitas solos
como el buey que solo se lame.

Yo también me lamí sola varias veces:
cuando me deshabitó el amor
y se hizo débil y blando y se hizo poco
un desahuciado, una bruma
detrás de los espejos.

El grillo canta o se toca o llora.
También yo me tocaba cuando las sombras
del mundo no rozaban las frutas verdes
de la soledad.

Pero también te amaba
cuando el río invertía su camino
y la lluvia era una raíz cruda
que buscaba el sol bajo la tierra.

Todo esto lo sé ahora
mientras el grillo canta o se toca o llora
y nadie me pregunta
ni tu voz me germina.

Como el grillo que canta
cantaba yo el dolor desde mi cuerpo
y mis manos o sus patas
ardían la tersura vestidos como estábamos
con bermudas y remeras
escote en v.

Me hundía las raíces en el viento
y lloraba como el grillo
por no crecer en ningún surco
en ninguna hendidura.
Y me volaba en las sílabas
nacidas de tu boca,
la perturbada lengua de los niños
que aún no saben hablar
según sus padres.




Mariposa

Quién es esta mujer que apenas si resiste
el golpe seco remacharse en el cuero
quién es esta mujer que llama al sueño
sin tejido / sin las armas de San Jorge
sin la carne blanda de la rosa
desatada del mundo quién es
con un amor tan grande
y rebalsado.

Quién es esta mujer tendida
en el borde de la soledad
sombra quemante
que no tiene perdón
incinerada por el frío / un golpe seco
en la cáscara
que se ha muerto de vida
un par de veces
y de miedo ha retumbado
con la fiebre
rataplam el cuero
y el silencio de esa mujer
suena a silencio
entre ramas resecas.

Sabe que el invierno es frío
y los pies siempre son pequeños
para cruzar el océano de golpe
y es muy inconveniente que se acabe el suspiro
y una se infle como pez ahogado
boqueando con los ojos abiertos como bocas
un pez lleno de aire y vacío
que respira la solidez del miedo
las muchas cosas arrojadas bajo el humo
del amor que me retiene
aquella niña muerta que le cuelga en la espalda
la niña con flequillo, la siamesa que ríe
debe haber planeado una venganza
o una fiesta en el bosque que consuele.

Pero ahora el tambor atado a cada golpe
plam plam rataplam
plam rataplam
plam plam
plam.

Vuela el tiempo quemado como una mariposa
que se incendia en la llama
débil de la vela.

¿Bailará esta noche su fragilidad?
¿Perderá sus alas o su filo?
¿Quedará ciega y cantará feliz
la copla de su transmutación?

Quién es esta mariposa
recostada en la cama
mirando para afuera
esperando que el viento que la mata
la salve
plam
desde las alas
plam plam
rataplam.


(En “Vuelo de pez”, julio de 2011)




Sueltos (III)

ando ciega
con los ojos abiertos / llenos de agua
lejos del jardín

ando ciega
que es también decir oscura
llena de luz
rebalsada
marchita por exceso

ando ciega
y no sé regar los ojos
con piedad

qué dicen los ojos
que miran

qué dicen los ojos
que no miran

¿todo verdor perecerá?
Sueltos (IV)

La razón es un catre duro
donde nadie duerme
cómodo dos noches.

Oscuridad
que no traga la noche.

La razón no tiene ropa
para esta desnudez.



Sueltos (V)

no sé cómo subirme a mis zapatos

el agua o el amor me golpea

me ahogo sola
entre plumas de carbón
que suenan
como gota en el incendio

no sé cómo subirme a mis zapatos
hoy
que necesito
bajarme del mundo


Preguntas de sirena (I)
qué es el viento que me hunde y me salva, quién me hunde y me salva, quién sopla adentro de mi carne en llamas, quién soy yo escondida adentro de los otros, y los otros en mí callados en la lengua, quién habla, cómo, dónde, en el rumor que crece inteligible como un animal rabioso o moribundo, quién es esa que abre los ojos para apagar la luz del mundo, cuándo tendrá nombre, una casa donde guardar los brazos, las plumas impares de sus alas, la escama de su piel, sirena ahogada entre tantas preguntas.


(inéditos, publicados en el blog enlapiznegro.blogspot.com)