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Algo que no pasó
“Sólo vine a ver el jardín donde alguien moría
por culpa de algo que no pasó o de alguien que no vino”
Alejandra Pizarnik
Pequeña y descalza sobre la rama,
prevenida frente a lo que no veo.
Así estoy en la foto, ahí sigo:
una lechuza en aquel monte cercano.
Guardo la habilidad de estar alerta.
...
El jardín es huérfano.
Para dejar un rastro circundamos la casa
hasta la noche
seguimos lejos de la puerta
donde las voces se hacen graves.
Buscamos el resguardo de la parra
el techo leve de la uva azul.
...
De noche huelo el miedo de mi madre.
Veo brotar entre lo verde un agua oscura,
atraviesa el jardín
llega a la puerta de entrada a la cocina
y crece
hasta cubrir la mesa, el almanaque.
Sigue hacia el pasillo en un torrente
deja la casa ahogada en sí misma
y el jardín sin fin, como única tierra.
...
Sentada en el muro bajo de la casa
miro flores partidas y adivino:
algo se acerca.
Un auto lento que viene siempre hacia nosotros
como la víbora que matamos en el monte.
...
Es una pausa, los mayores
vuelven al porche.
Las uvas fueron puestas en la fuente.
Apoyo la cabeza en la falda de mi madre.
Cierro los ojos, aprendo a descansar.
...
La glicina es real a esta hora incierta.
Ella está a la intemperie, como yo
cuando veo el jardín detrás de un velo
cruzo el pequeño portón para ver a mi padre
sigo el sonido de las suelas en el ripio
hasta que el aire me roba las pisadas
me deja inmóvil en un vapor helado
esperando señales.
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El placard
No quedan estantes vacíos
todo se superpone
se desborda
una avalancha de mí viene hacia mí.
***
Veo bordes que apenas reconozco
la inercia los retiene
¿o qué miedo?
Un mundo difuso aleja cosas nítidas
que me salvan.
***
Hay algo vivo en esa caja
se alimenta con resabios de lo que creí.
Lo escucho respirar en el estante que eludo
nada lo ahuyenta.
Me lleva de regreso a un lugar donde siempre
vuelvo a estar quieta para no ser visible.
***
No quiero ver mi letra de niña
el pulso esmerado de la letra de la niña
palabras con que me escondí.
La casa está templada, hay jazmines
el aire es limpio.
Yo voy y vengo de un ambiente a otro
de una vida a otra
como si el tiempo no fuese
sombra disuelta
si no estuviera en mis manos despojarme
o elegir.
Los primeros dos textos en prosa son tan recientes que aún no se integran a libro.
Las dos series que siguen fueron escritas hace un par de años y publicadas en la Antología El manto de mi virtud, Poesía cubana y uruguaya del siglo XXI, Ministerio de Relaciones Exteriores, Montevideo, 2011. Tampoco se integraron a libro.
de Ana Lafferranderie
Gracias bonita, qué lindo estar por acá
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