"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.
miércoles, 11 de enero de 2012
poemas del poeta cristian aliaga, sugeridos por lucio madariaga
De Música desconocida para viajes
No hay afuera
Una caja metálica lanzada al camino construye un mundo. El alrededor pende de una cuerda mental. La lógica de los sonidos late con el motor que aúlla en el largo desierto humano. No hay afuera mientras se viaja, una charca de destellos es el futuro y una imagen distorsionada por los espejos lo que dejamos atrás sin remordernos. Aparte de lo que sucede en la jaula de vidrios, sólo el camino desconocido posee fuerza de encanto. La vida del universo tiene a este viaje como único sostén.
(La Pedrera)
Pequeñas patrias
Cada uno aprende a sufrir, se va perfeccionando, sueña maneras de desembarazarse de sí mismo aunque sabe que sólo es posible correr hacia delante, como posesos, hasta que no haya más camino. De eso hay, caminos. A su vera, los desesperados, los felices y los hambrientos manotean a quienes pasa ofreciendo el desaliento, la belleza oculta tras los andrajos, posadas en que paró el amor cuando el mundo no había sido creado. Allí, como un mito o una esperanza basada en la ignorancia, se levantan pequeñas patrias que nunca verán quienes viajan rectamente, sin mirar las señales que marcan aquellas sendas destinadas a perderse para siempre.
(Estrecho de Magallanes)
Pasión hereje
Chatarra del imperio americano. Tierras congeladas, autopistas que conducen a ciudades idénticas. Vagones abandonados a la quietud. Oldsmobiles, Fords, objetos de la industria que el tiempo oxida hasta volverlos aptos para el recuerdo. Aún no valen nada. Casas montadas por kilómetro, galpones escorados, restos de carteles que relucen idénticos en todos los rincones de este país-planeta que desconoce toda exterioridad. Camiones incontables detenidos bajo el invierno sin gente a la vista, moteles ruteros mojados e inmóviles, acumulaciones y desmesuras en serie, en trance bélico con la estética. Originales de metal que el planeta calca con pasión hereje para repetir en la lejanía.
(Waxahachie)
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De Estancia La Adivinación
Sagesse
Pasé la primera parte de mi vida
tratando de avanzar,
no de comprender.
Uno lee hasta la madrugada
y no entiende
hasta que alguien llega a despertarlo.
Pasé las noches sin esperar el día
y me alegro,
porque es mejor no esperar nada.
Sólo tenemos un destino, es decir
un lugar al que dirigir el viaje
para no llegar nunca.
La sabiduría es algo parecido
a pasar sin hacer ruido,
pero pasar.
Oscurece La Adivinación
Al extremo de la costa, el barco devuelto por el mar
reposa para siempre, inmóvil en un ángulo de
sesenta grados. El resto de los buques –varados en
la arena a la espera de una marea que los ponga a
flote- constituyen la graduación hacia el naufra-
gio. El óxido es el verdadero tripulante, apenas
deja pasar resabios de rojos y amarillos, patrón
de tiempo. Ostreros y gaviotas de lomo engra-
sado picotean las chapas que aún sirven para
flotar. La palabra “puerto” es horizonte para
quienes divisan desde la orilla velámenes y
luces lejanas al otro lado de la mar océano,
que no existen. La mirada pierde su
orientación, pero no es chatarra lo que
se ve sino movimiento, viajes desesper-
rados en busca de un mar que tiemble
con nosotros.
de Cristian Aliaga, argentino
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