"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.
jueves, 27 de diciembre de 2012
miércoles, 26 de diciembre de 2012
zoopat: Mi galería Pedro Meyer (Mexico)
zoopat: Mi galería Pedro Meyer (Mexico): Arnold Belkin, México 1970 Autorretrato Birgitta Forsell, Stockholme, Sweden 1986 Crucho Reyes' hand, Mexico 1970 This is...
domingo, 23 de diciembre de 2012
el devenir en los poemas de pedro donangelo...
El
devenir
miro las estrellas y reviso los
acontecimientos de ayer.
Nada extravió el Recepcionista –otrora
menos desafortunado-
confinado a un rectángulo oscuro y
ventanilla a la pared.
Miro las estrellas, antes del amanecer,
exhausto de conclusiones sobre el devenir
exhausto de conclusiones sobre el devenir
Pero algo parece definitivo:
Equis de tres años durmió en este cuarto.
Aquí el pasado lo explica el artificio,
los autoadhesivos del cielo raso brillando
en la oscuridad,
el firmamento
tan cerca
tan cerca
que te calma.
Un paseo
al fin hiciste lo que pensabas:
correr el clavo para ubicar casi en el
mismo sitio
un plato incomparable.
Ese día o el día anterior al que corriste
el clavo
viajamos al centro,
"pero la recluida, imprevistamente,
apresuró el regreso"
y próximos al Palacio de la Pizza abandonamos
tu mirada
en el mendigo que exhibía el pie partido.
Ramas como
falanges
vi a mi vida
en las alturas,
desplegada en un zig-zag de ramas del Jardín Botánico,
sus puntos de quiebre, arriba y abajo
como disonancias, particularmente hoy
que vi a mi vida en un punto agudo, en
un punto de mi estómago más cercano y de inmediato
recado para Él por ella.
Hay ramas que declinan,
brevemente rectas o de contracurvas,
ramas como falanges,
ramas para cada vida.
Por ejemplo, la de mi vecino Martín, el verdulero
para quien las ramas no escatimarían reverencias
como a majestades.
desplegada en un zig-zag de ramas del Jardín Botánico,
sus puntos de quiebre, arriba y abajo
como disonancias, particularmente hoy
que vi a mi vida en un punto agudo, en
un punto de mi estómago más cercano y de inmediato
recado para Él por ella.
Hay ramas que declinan,
brevemente rectas o de contracurvas,
ramas como falanges,
ramas para cada vida.
Por ejemplo, la de mi vecino Martín, el verdulero
para quien las ramas no escatimarían reverencias
como a majestades.
Pedro Donangelo, administra el blog dedicado a la poesía www.elpoetaocasional.com
sábado, 22 de diciembre de 2012
el peso exacto de la espuma, poemas de maría laura blanco
dibuja la señal de la cruz en la frente, con el pulgar yo te curo todos, todos los males se escucha la voz de madre, yo te curo de la picadura de escorpión que trepó hasta tu roca y penetró tus abrojales y supo que podías morir montón de veces a veces gritando en la noche silente, otras en un silencio oscuro y denso en la noche despierta. yo te curo mi niña de tanto dolor, del desierto de sal en que has quedado, te curo la mueca, el destierro esa cicatriz empecinada de infarto que no mata la neurona perdida, los recuerdos quemantes yo te curo, mijita, de los campos de ortigas de la espina clavada, del vidrio filoso enterrado en la sien yo te curo muchacha de sueños masacrados del terror al olvido, de esa telaraña gris yo te curo mujer de tanta cosa perdida, la soledad te curo, de su olor en la piel, de sus ojos, su lengua, del susurro secreto, de la muerte te curo, de la resignación desbrida lenta la brumazón tronchada debajo del río los árboles desgajados caminan sobre el agua la desconsolada se hunde cree que levita sus pies mutilados danzan tocan el fondo atrapados ahora en telarañas verdeazuladas supe el peso exacto de la espuma agonizando en la orilla empujada por el viento sentí el calor del sol la lluvia del trópico empapó este cuerpo caminé en la playa noches de luna llena vi caer estrellas fugaces, una tras otra y dormí envuelta por la piel de un hombre que no me amó olfateo la almohada en busca de tu rastro, el perro recorre la casa con el hocico pegado al piso y se queda un largo rato en el cuarto el perro y yo sabemos sabemos de tu olor de fiera en celo de tu rápido pasaje, de tus laberintos y ahora te buscamos desesperados, un cataclismo que llega y nos borra del mapa buscamos tus huellas en la casa el perro se da cuenta, descubre en mi piel cada uno de tus rastros, me lame se va dejando caer y aúlla arrastro los pies por el centro de esta ciudad que me duele sobrevivo y la arritmia se acentúa marca un tempo decepcionado mártir izado quien creería este desangre de mariposas nocturnas y noctámbulas quien apostaría por mi vida sin saber de vos florecen escorpiones en mi cama en la tuya mi ausencia no se nota si hoy un auto, un rayo, un veneno acabasen con este cuerpo ido no habría pena seguro sería alivio vendavales sin misericordia beatos con chancros inician la procesión una trompeta de ángel en el infierno una hoguera helada sin redención.
María Laura Blanco Montevideo, Uruguay
el mundo natural de samuel bossini
Carta
de despedida de un enamorado
Nada hay Amor. Nada. Ni
brazos emergiendo de los bosques con dedos inclinados. Nada Amor mío. Ya nadie
recuesta el Alma sobre aquel árbol que se curva sobre Agua pura y abundante.
Nada hay Amor. Los cuerpos buscan un espacio donde correr de una punta a otra
sin acabar como hormigas nerviosas dentro de un vaso. Unos sonidos de tijeras
anuncian la levedad. ¿Quiénes se aman? ¿Podemos sentir el roce de sus labios
como el Ala de una avispa? ¿Cómo Amar sin sentirse frente a un espejo
construyendo un rostro? Nada Amor. Ni el ademán de leer las huellas de los
rostros grabados en la almohada. Las manos pueden cerrarse y conservar un eco
para luego liberarlo en un cuarto de baño. Todos somos ojos de una misma
cabeza. Nada hay Amor. Puede verse con claridad cuando intentas en mitad de la Noche rehacer nuestros
fantasmas famélicos y heridos. Suavemente el Cielo cambia sobre nuestras
cabezas y nos hace danzar frenéticos sobre nuestros pies de toros y decir: nada
hay Amor, sólo sea nuestro desvalido apego por matar y devorar la presa.
Día
de extrema oscuridad en las manos del
vidente. El vidente enrojeció. Dejó caer su Labio sobre trozos de tierra seca.
Algo de Amor capturó su Ojo. Como en toda derrota está nítido lo no hecho, lo
que no fue tomado. El cielo despojó de acción al viento. Las aves llegaron con
sus picos quebrados hasta la laguna. Era el comienzo del desierto. El inicio de
la pesadez. El vacío es el peor amo para las sienes. El hombre, como especie
aspira, a que todo torne a su sitio. Pero es evidente: lo desaparecido
transforma. Lo nuevo, minuto a minuto, acentuará lo vago. Un día, con la
obsesión de huir, lo nuevo, lo desaparecido y el desierto nos convertirán en
hábito y nadie más sabrá de nosotros.
¡Oh
el Amor
es espléndido cuando lo vemos pasearse
en el Cuerpo de otro!
Las
manos finas de la muerte acarician nuestros botones.
El
sol crea las sombras cuando cierra un Ojo.
La
esperanza espera del hombre lo que ella no sabe hacer.
Por
no tener las manos unidas,
ambos enamorados tomaron la decisión de
combatir lo avaro, lo miserable oculto bajo las uñas. Pensaron en una hoguera
de hebras, de leños atizados con éter. Partir lejos del terco revés de cada
trama, del cruel león que luego de rugir, se convierte en avispa. Ambos
enamorados retornan al servicio de sus propias fantasías y miedos. Fantasean
con un tren que los conduzca de Patagonia a Alejandría. ¿A los humanos? Una
profunda Indiferencia. Tardes en que el Cuerpo olvida y construye, con su
angustia y su orgullo, un falso reposo.
La
mirada da vueltas como rueda en el
Cielo.
Refleja
un rostro de dragón. Los sentidos se extienden brumosos sobre la tierra,
uniendo Luz a la niebla, ternura a un Alma encantada.
Mirada
ávida de atrapados y fluidos. Cuando el Ojo piensa en alguien, de inmediato
está detrás. La espalda del hombre es la única capaz de Ver con certeza el
verdadero Amor. Al girar toda Ilusión se esfuma. Entonces el hombre, como un
débil, busca obtener sus fuerzas en las ramas.
Es
aconsejable cuando se está solo, retener la idea del pájaro con piel de ciervo.
Retener el enredo de creer que se está vivo con fines inciertos. Atrapar al
Amor: seda deshecha en innumerables diluvios. Trastos viejos asustando viejos
pájaros. Peces con rostro de oleaje. Locos creyendo que Dios puso sus ojos en
ellos y los atrapó.
Pero
sin llegar a ser ni tembloroso ni desdichado, se debe hurtar un poco de asombro
a los santos.
Obligando
a reinar la idea del Amor en quienes regresan sin llevar sobre ellos lo que han
ido a buscar.
Abandonados.
Con
una imagen desventurada. Imaginando una respiración en lo alto de la
cúpula. Hueso arruinado. Sin delicadeza ni dolor. Serios en la mesada de un
bar. Creyendo en la Boca
como poderosa rompiente, sutil seda, escalofrío de bailarina que regala un sudor de trapecio. Los
abandonados comprenden que la
Boca es solo cristal que corta otra Boca. El Aire ingenuo del
Amor se conserva, tal vez, en alguna foto. Amanece. Los Amantes quieren tomar
al otro por la garganta y matarlo. No es sudor ni flujo, ni semen lo que mancha
las sábanas, es el aserrín de los esqueletos. Los amantes están lejos de ser
los que veían al sol sentados en el borde de una copa. Cuando el Amar y no Amar
hurgaba con una serpiente petrificada en las cenizas.
Plegaria
y Talismán
para conservar el Amor. Un Amor bajo los
árboles que va de Tierra yerta a espuma rica. Amor de bebedores. El encuentro y
la pérdida. Los escapados del libro de los condenados llegan en burbuja desde
sus locuras. Los amados nadan en escalofríos. Plegaria y Talismán para
conservar el Amor. Enloquecer en flotantes arrebatos. Luna en busca de cuerpos
seguros de asir cada desprendimiento. estrella de un solo Ojo en espera de que la Noche busque en el centro
del Cielo una fisura donde refugiarse.
Sólo cuenta la visión, la Palabra
y su idea de exilio. Torcer el brazo al único sentido. Partir para añadir.
Besar con todos los poderes que nos fueron otorgados. Optar por la Belleza porque sólo hay
que tomarse el trabajo de rechazar. Ser sombra de lobo. Mano abierta que expone
un Ojo sin pulpa. Esperar que lo colmado en el mundo nos abra los brazos.
Meditar y soñar. Lo que has amado es sombra dos veces.
No hay nada de lo que
has perdido que no vuelva a Ser.
El
invierno vació la ciudad y dejó sus rasgos.
Enfrió las paredes hasta llegar al centro de la casa. A los árboles les impuso
Silencio, les impuso Indiferencia. A los niños los agolpó en los sótanos y los
plegó. Dios no regresará hasta el verano. Las manos acercarán al invierno una
tensa duda. En cada esquina hay un disfraz abandonado. La calle a merced de las
Ocas. Los papeles ruedan hasta las bocas de tormenta y cubren a la muchacha
escondida. La niña tímida y solitaria hará transcurrir su invierno sobre un
gato como si se tratara de un ataúd abierto. Desde fuera: la vaguedad, los
lagartos pálidos, las ramas secas; la felpa, todo como una cuestión pendiente.
Un ingenuo en el centro del Camino cierra los ojos, saca la lengua, que es
tomada por los mosquitos. El invierno le regala al hombre un Beso de labios
blancos. El Corazón del ingenuo entiende que el partir más intenso lo posee
quien espera.
Del libro Mundo Natural
Samuel Bossini, nacido en Santiago del Estero en 1957, vive en C.A.B.A.. Publicó con el seudónimo de Pablo Narral los libros: El sonido y la furia, Para
una fiesta nocturna y Oscura Tierra. Dirigió la revista Caballo de lata y coodirigió El jabalí desde su
fundación hasta el año 2001. Integró el Consejo de Redacción de Último Reino.
Desde 2001 hasta la actualidad dirige Malvario revista de literatura y arte.
viernes, 21 de diciembre de 2012
silvia montenegro, poemas de los que deambulan en esquinas sombrías
Huergo esquina Garay
Soy una
víctima inocente de un callejón ciego
Tom Waits
Doce horas esperaron niño y perro que el comedor abriera
y el baño abriera
y el agua saliera de las tripas solas
Solos quietos acurrucados
Alguien va a comerles la piel antes que de el cielo caigan panes
Tulipanes
Restos de células madre sin madre
Que adónde están
Si no se las llevaron las
placentas del viento
La fiebre en las chapas que se vuelan
Los ombligos ahí perdidos entre
la mierda y la esperanza
El comedor abrirá a las doce, cuando los vientres inflados sean lo
único humano que les quede
La esquina de las horas. La
retina del murciélago
Afuera
Siempre vivir con los ojos así
a Sofi
Mujeres
Me siguen
caminan por la misma senda
saben que no tengo y sin embargo
parecen regocijarse
Soy la vaca flaca
los siete años de vacas flacas
No le pidan más velas a mis santos
Mujeres vendiendo al por mayor
lo que les quitaron al por menor
Adónde van con alas de tiburón colgando de sus fauces
Adónde voy cuando no alcanza con arrodillarse
Soy el pez en el anzuelo que desemboca en mi propia sed
Nadie te regala nada y está bien
Comprar, vender, atorarse de pasto seco
Y tragar como se pueda la única lágrima
Quién tiene un hijo o diez hijos y canta
Quién sonríe de verdad sin antes lamer e éxtasis de la
tristeza
Cada una lleva su ciudad oculta
El paso firme, una granada en los ojos
En el bar de
don Ramón
En el bar de don Ramón somos todos almas en pena
Bellos y dolorosos como los cinco minutos del amor
Manjares del solitario
Fluídas sus narices en qué perfume
Cae el vaso y derrama todas las lenguas
El vino es una calumnia
Balbucean algo parecido a cielo
Las hadas del mezcal nos acercan al cielo
Taos de la calle
falos que engullen migas
arrastran la carne el pan
y lo tragan
como a una sobra de invierno
Bienvenida mamita al oleaje del sudor
(el poeta clava un tramontina
como un verso inalcanzable que sacia)
Los miro y cruzo las piernas y los dedos
escondiendo si pudiera el temblor
En procesión carromatos ofrecen flores, yerba buena
La avenida es un espejo de pequeñas arañas
que se indigestan con seda amarga
Me voy deshaciendo en un pandemónium cristalino
Sostengo con un pie la moneda que dí
No sé si son las manos o la mesa
todo se mueve en redondo
La vida es un reloj y recuerdo a Borges
Sus senderos, sus esferas
El perfecto copo de nieve del que habló mi hijo
La carterita que trajo de la feria del Rastro
Y el no escribas mamá si no es preferible al silencio
Prófuga deshielo socavo el cielo tan triste
Don Ramón limpia el tiempo
Barre el escombro como a un lucero
Pasa la cuenta
Un vino
Una milanesa
Cinco pesos de cubierto
Y la copa deje nomás
Copa rota en mi boca partida
Camino en el patio de los suspiros
Cruzo San Telmo con sabor a ajo
Sin un peso. Con hambre
Sin embargo sonrío
Con la sinceridad generosa
De quien renuncia
A todo
a
Juampi
Fotografía
Subo la escalinata que me
lleva al barrio de San Blas.
Soy el gringo que deambula
por el camino de los santos.
Saco fotos y masco coca. La
altura redime. Un minuto sin oxígeno
y habrá tregua.
Conozco esas ausencias. Advierten
lo invisible que soy.
Entro en un callejón. Mis ojos
estallan en la Piedra.
Mineral de cofradías. Mercado de almas y cerdos y cabezas de pescado.
Trance. Música en el ombligo.
Doy la cámara para verme feliz.
Una imagen excesivamente
bella de Buenos Aires es una imagen muerta.
Pérdida de conocimiento.
Golpe en la nuca. Lo breve mil veces hambre.
Ruedan las fotos.
Toco los botones. Off. On. Rec. No puede parar.
San Salvador con lluvia y hembras
anoréxicas.
No distingo lo femenino de lo
humano.
Persigo la ráfaga. Zoom. Un
toque de alcohol para engullir.
Pisco. Aguardiente. Un algo
que me deje culo para arriba.
Y desde allí el latido, el
escombro, las monedas doradas de Sudamérica.
Otra vez Buenos Aires y una
boca llena de espuma.
¿Habré sacado yo esa foto, o
se disparan solas las balas, en las almas solas?
¿Y ésta que aparece en un velo
de atardeceres, la hamaca salvadoreña
con un hombre azul en vaivén
perdido?. Quién sabe si no es una voz llamándome desde la palidez.
¿Le habré respondido al menos
con un gesto, como si me importara?
Doy vueltas. No llego a darme cuenta hacia qué lado gira la
montaña rusa.
Y me hablan pero no sé quien habla.
¿ Zumbido del bosque?¿
Noctilucas?
O soy yo diciéndome lo que hubiera dicho.
Rever. Reverdecer árbol desde
el delirio. Fumo.
Rever. Ver. Besar. Arde.
Me desnudo en un I love you de letras fucsias.
Una gota de soborno. Sílabas
en la bombacha contra el suelo.
Quién mira detrás de la lente
las palabras sin significado.
No creo en las palabras. Ya
no creo más.
Acción.
Filmaré dos pasos antes de
perderme.
Brooklyn es mi puente favorito.
Dedos. Deseo. Derrumbe de
clics en blanco y negro.
Enumero los cinco sentidos.
Trago. Hinco. Guardo.
Tierra exquisita la espalda
del desconocido.
Voy a mirarlo hasta
la impiedad.
Clavo el reflector. Agrando
lo pequeño. Minimizo lo profundo.
Imagen quieta. Me salvo.
Luces de Lucifer en sueños, no
tengo hacia dónde ir.
Me contradigo porque quiero y
no quiero
la pesadilla que lleva lo
eterno en una foto.
Borrosa es la muerte. No veo
hasta dónde llega.
Sanguinolenta línea. Delicia.
Fuga.
El tiempo se arrastra.
No puse stop.
Seguí apretando. Más. Más.
Delay. Deleite. Bendición.
Inéditos
Silvia Montenegro, nacida en la ciudad de La Plata, Pcía. de Buenos Aires, vive en City Bell.
domingo, 16 de diciembre de 2012
los paisajes de maría gabriela moreno, sus poemas
Una
piedra late entre mis manos,
rugosa,
cálida.
Allá
y aquí, ahora y antes,
su
memoria de centrodelatierra
está
presente.
Ella
soporta y carga todo
y
vive en su amoroso tolerar.
Absorbe
lo que le doy, y me
re
– nueva
re
– crea
re - arma
re - ama
re
– vive
Y
vuelta otra vez a la vida,
vida quetequiero vida.
Camino
hasta la orilla,
mojo
mis pies.
El
agua refresca, acaricia.
El
barro se va moldeando,
a mi
medida, haciéndome lugar,
haciéndome
UN
lugar,
un
lugar en el mundo.
Mis
pies se hunden,
se
transforman en raíces,
abriéndose
por entre la tierra gredosa
hacia
el centro de la tierra.
Aquí
la fresca caricia del agua,
allá
lo profundo,
más
allá la otra orilla,
más
allá el horizonte.
Descanso
la mirada,
hasta
donde llegan mis ojos.
Nos abrazamos dos veces,
fuerte.
Me besaste suave.
Tu mejilla blanda,
con la mía más firme,
juntas.
Dijiste esta vez:
“andaba en tantas cosas…
Si no tuve tiempo, casi,
de ocuparme de Uds. …”
Y si, papá,
cada uno hace
lo que tiene que hacer;
también, lo que puede, lo
que sabe…
Aunque tu modo de no
estar/estar
se nos haya quedado
grabado a fuego
en el alma.
Un poema es una foto que continúa haciendo eco.
Mi madre dijo:
"Me compré un libro
que describe
con lujo de detalle
todas las maneras
conocidas
de torturar a un ser humano...
¡Qué hijosderemilputas!,
concluyó.
Y en su voz,
además de la bronca
percibí un regodeo,
un oscuro placer.
-Pero mamá!, dije,
¿cómo podes leer eso?
Te va a hacer daño!
-No, contestó ella,
tengo la piel muy dura.
...
Que recuerde,
ésa es la primera vez
que mi madre me dio miedo.
Al carozo del cerezo
(para Iván, con amor)
Que la corteza de tu
corazón
sepa cuando abrirse.
Que, a su tiempo,
esa pared se agriete y
deje paso
al renacer de la dulzura
y la belleza;
Que todos sabemos
que a una muerte
le sigue un nacimiento.
Inéditos
María Gabriela Moreno. Nací
el 12 de abril de 1965 en Concordia, Entre Ríos. Estudié abogacía. Trabajo
especialmente como mediadora colaborando en la resolución de conflictos
familiares y civiles. Gestiono y coordino redes de resolución de conflictos.
Soy terapeuta corporal egresada en Río Abierto. Coordiné grupos de trabajo
corporal. La escritura me acompaña desde siempre.
sábado, 15 de diciembre de 2012
el agua que tiembla, último libro de tani mellado
Cuerpos de la distancia
I
Las hojas del álamo trinan
Las hojas del álamo trinan
como
pájaros de piedra
en la costa del río.
El mejor pirata es un ahogado
o un niño desnudo
en la costa del río.
El mejor pirata es un ahogado
o un niño desnudo
cubierto
de musgos.
¿Besaste a un pirata?
Cuando bajé a la espesura
parecía la muerte
¿Besaste a un pirata?
Cuando bajé a la espesura
parecía la muerte
esa
quietud
pero era un sueño nomás,
el de la siesta y el calor
que me aplastaba.
El aire es agua que respira
cuando el viento silba
en las cicatrices
pero era un sueño nomás,
el de la siesta y el calor
que me aplastaba.
El aire es agua que respira
cuando el viento silba
en las cicatrices
de
los árboles.
No pienso palabras en la altura
pero un pirata tiene
No pienso palabras en la altura
pero un pirata tiene
un
nombre bello.
Cecilio, Lauro, Julien.
Cecilio, Lauro, Julien.
Un
pirata vive extraviado
hasta que descubre
el milagro de los peces.
¿Viste un pirata de cerca?
¿Sus ojos?
Grandes y oceánicos,
a veces pastosos
el milagro de los peces.
¿Viste un pirata de cerca?
¿Sus ojos?
Grandes y oceánicos,
a veces pastosos
por
las algas.
¿Y los barcos?
Parecen las alas
¿Y los barcos?
Parecen las alas
de
un animal líquido
que
se incendia
en
el viento.
Tiemblan
los verdes
en el aire.
en el aire.
Lauro, el frío y la intemperie
I
Lauro me han dicho
que es tu nombre.
¿Tenés frío en las manos?
La nieve trajo al niño blanco
frágil como un pájaro
La nieve trajo al niño blanco
frágil como un pájaro
de vidrio.
Amé pronto al niño
tan débil, tan hermoso,
Amé pronto al niño
tan débil, tan hermoso,
el cristalino.
El agua se escarchaba
cerca suyo
o se agitaba como la hoja
cerca suyo
o se agitaba como la hoja
de un álamo
en la tormenta.
Un día habló de niños perdidos
y niñas ahorcadas
Un día habló de niños perdidos
y niñas ahorcadas
en la costa,
de islas que parecían azúcar
sobre la negrura de un mar
sin fondo.
de islas que parecían azúcar
sobre la negrura de un mar
sin fondo.
Después se calló.
La tristeza del niño no era mía.
El niño será un pirata
a pesar de sus pies pequeños.
La tristeza del niño no era mía.
El niño será un pirata
a pesar de sus pies pequeños.
II
El frío
se amarraba a Lauro
como un
siamés pesado
y
transparente.
En la
inclemencia recordaba
la
hechura del origen,
la
cicatriz que roía
otra
intemperie.
La infancia
le crecía
desde
adentro.
Latía.
Cuando
cortó las aguas
escuchó
el embrión de un eclipse
abriéndose
en el pecho.
El viaje
agrietaba la luz
hasta
estallarla.
Un niño
también puede
ahogar su
carne
en el
olvido.
Las alas de Julien mientras la boca
I
Julien
tiene lengua de mar
como
algunos animales.
Suena a
piedra arrastrada
sobre la
costa libre,
a dientes
que tiemblan
por el
frío,
un
almendro que crece
bajo el
agua
y
florece.
Él habló
una vez
trenzando
la marea.
Antes de
abrir la boca
se le oía
el cortarse las alas
para el
vuelo.
Un
graznido quizás
o una
pequeña gota
golpeó la
quietud lisa
de los
aires
y el azul
fue una palabra
y la
palabra
un
precipicio.
II
Escucho el aliento
que sale de tu boca
abierta
en pliegue.
Débil.
La desdicha se relame
con tu fragilidad,
la atrae como la sangre
a ciertos animales.
Tu herida se parece
a una piedra negra
con un hueco
en el centro.
La arrojo al mar
donde la profundidad es
el sueño
de la superficie.
A la altura del sol
te crecerán las alas.
III
No me quemaré cerca del
sol.
La lluvia entibiará la corteza
del agua
y el calor será un párpado
cerrado.
Antes de dormirme
en tus alientos
seré el que flota lento,
boca abajo.
Veré hacia el fondo
del mar.
En el fondo del mar
veré el brillo de los peces
cosido
como antorcha
a sus escamas.
En el fondo del mar
veré sus cuerpos
luminosos.
La luz que ofrecen
enciende
la oscuridad
de la presa.
Cecilio entre los ojos
I
El alba tala la espesura
del frío.
Cecilio imagina un padre
sentado al borde
de sus horas.
La luz se arrastra
sobre el padre imaginado
entre las ramas del viento
y el desierto.
¿Qué noche ofrecerá sus
juncos
para trenzar el pan negro
de tu hambre?
Sobre un monte de piedras
Cecilio se recuesta
a escuchar los ecos
de la espera.
Su soledad tiene la belleza
del árbol que florece
en los inviernos.
II
Cecilio
supo pronto que robar
es
navegar
mirando
de costado.
Amó el
amor como al fuego
en los
motines
desbordándole los
ojos
la
corteza.
Encontró
sosiego en los incendios
acechados
de pliegues
en las
llamas,
esa
corriente nacarada y sola
que
traspasa los umbrales
hacia
adentro.
Cuando su
mano fue un impulso,
un
arrebato,
no tuvo
miedo.
Lo propio
pesa lo mismo
que lo
ajeno
cuando la
noche
es un
cartón ahumado
alejándonos
del frío.
Luciana Mellado
de 'El agua que tiembla", Ediciones del Dock, 2012
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