El
devenir
miro las estrellas y reviso los
acontecimientos de ayer.
Nada extravió el Recepcionista –otrora
menos desafortunado-
confinado a un rectángulo oscuro y
ventanilla a la pared.
Miro las estrellas, antes del amanecer,
exhausto de conclusiones sobre el devenir
exhausto de conclusiones sobre el devenir
Pero algo parece definitivo:
Equis de tres años durmió en este cuarto.
Aquí el pasado lo explica el artificio,
los autoadhesivos del cielo raso brillando
en la oscuridad,
el firmamento
tan cerca
tan cerca
que te calma.
Un paseo
al fin hiciste lo que pensabas:
correr el clavo para ubicar casi en el
mismo sitio
un plato incomparable.
Ese día o el día anterior al que corriste
el clavo
viajamos al centro,
"pero la recluida, imprevistamente,
apresuró el regreso"
y próximos al Palacio de la Pizza abandonamos
tu mirada
en el mendigo que exhibía el pie partido.
Ramas como
falanges
vi a mi vida
en las alturas,
desplegada en un zig-zag de ramas del Jardín Botánico,
sus puntos de quiebre, arriba y abajo
como disonancias, particularmente hoy
que vi a mi vida en un punto agudo, en
un punto de mi estómago más cercano y de inmediato
recado para Él por ella.
Hay ramas que declinan,
brevemente rectas o de contracurvas,
ramas como falanges,
ramas para cada vida.
Por ejemplo, la de mi vecino Martín, el verdulero
para quien las ramas no escatimarían reverencias
como a majestades.
desplegada en un zig-zag de ramas del Jardín Botánico,
sus puntos de quiebre, arriba y abajo
como disonancias, particularmente hoy
que vi a mi vida en un punto agudo, en
un punto de mi estómago más cercano y de inmediato
recado para Él por ella.
Hay ramas que declinan,
brevemente rectas o de contracurvas,
ramas como falanges,
ramas para cada vida.
Por ejemplo, la de mi vecino Martín, el verdulero
para quien las ramas no escatimarían reverencias
como a majestades.
Pedro Donangelo, administra el blog dedicado a la poesía www.elpoetaocasional.com
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