Borda de
Ambar mi Mente -
Héctor Urruspuru
(... La
mayor parte de su vida la pasó internado en el Borda, para hacer menos largas
esas horas dentro, imagina a una compañera, y le da un nombre: “Ambar”. Ya
enfermo y viejo, antes de morir, le habla de esta manera...)
Ambar.
Corté un retazo de cielo,
un retazo húmedo
para mi frente ardida,
y me invadieron las estrellas,
se colgó mi risa de las Pléyades,
se asomó mi silencio tímido al
padre de los abismos.
¡Oh, este juego azul!
Ambar. Mi
niña, niña intensa.
Tengo las manos hacinadas de
recuerdos.
(Ya no los quiero.)
Y la voz... quebrada entre las
rejas.
¡Solo mis ojos te pronuncian!
...¿Ves?
Agravia la retina tanta promiscuidad.
Esa cercana tumba prístina.
El acaecer de las plegarias
matinales.
220 sueños de sayal blanco.
Los sibaritas de Edison.
Sus rosarios, tendones contraídos.
Esta ática procesión al monasterio
de los gritos nocturnos.
Nada es legal. Nunca lo fue.
No es justo que las arpías
sean aurigas en mi cuadriga
funeraria.
Solo hojas secas
entrañablemente simples
como
el candor de un pesebre celeste
en la
villa de enero.
Solo hojas secas
y al viento por guía
al sol por carroza
Ambar... la
paz por corcel.
Mira.
Ya me han
de circuir aquellos que exornaron mis paisajes.
Sé. Sus semblantes tomarán tenencia de mi
amor.
Así. Irse como la tarde con el sosiego de los
pájaros.
Darse como las paredes altas a las
sombras encaramadas.
Inmiscuirse en aquellos misterios
que anegaron de esperanza la
soledad de siempre.
Ambar. He aquí el legajo de mi testamento:
Estos universos creados en la celda,
te pertenecen.
(Tendrás las horas).
Los llantos, exoneraciones vanas,
neblinas;
tardíos viajeros de antiguas
constelaciones otoñales.
Los llantos... son tuyos.
(Tendrás
los días).
El canto, anochecido ruiseñor,
confinado de cielorraso;
el verso, el ruego y el canto,
mis pobres aves encadenadas
tómalas... también tómalas.
(Tendrás los años).
Los pasillos, los muros, mi
cama, la noche,
la ventana leve y el frío,
posesiónate
de ellos.
(Tendrás mi vida).
Ambar. Me
muero.
Se esclarecen mis
ilusiones.
Hoy las luces equidistan
titilantes
del centro vital
de una cala marchita.
Me muero.
Ambar. Mi
niña, niña intensa.
¿...Vendrás conmigo?
No permitas que hospede al
miedo.
¿...Vendrás conmigo?...
Amalia
– H.Urruspuru
“No veo llover y no veré, si Amalia cierra
la ventana...
Claros amplios márgenes del error para el
derrotero de la mirada, del hombre acostado y la sala torna así al sagrado
marrón, habiendo sido: “blanca”, siempre blanca... ¡Todo esto (este escrito) en
el aire! si Amalia cierra, la amada ventana.
Y en todos éstos meses en los que no soy
nada (no soy nada) le he pedido 4 veces a ella y solo mirándola, me diga, cómo
fue cambiando el ciprés del parque... Debe estar alto. Debe haberse enamorado
tantas veces del sol del plenilunio como yo de la luna en los insomnios, en el
dolor dulce de esta antesala de un río de ánimas transparentes, en el que no
flotaré. Antesala. Portal en el que Amalia por las noches da por cerrados al
irse, los marcos rojizos, de mi única ventana”
.................................................................................................
entonces, sobre la imaginada luna del
minusválido vuela a contraluz una mariposa nocturna. Y se oye, lejana, una
sirena de tren... Diálogos ininteligibles tras los muros. Ladridos opacos. Y en
esta canción astral como quisiera él que todos ellos, entraran en marcha
solemne a su habitación. Los sabe, solitarios como él. Fijos, como él. Bajo la
cama enorme de la noche-hospital donde fingen que duermen a veces y no, no
descansan... Criaturas. Las más bellas. Las más pálidas...
.................................................................................................
“8.30hs. Pasadas. Y llega ella, enfermera
de esta planta incolora que soy; y sobre la cual, no cesa de llover libre el
sueño mágico del mundo.
Un día más... (¿Ves? un día más, Amalia)”.
Sicomoros - H.Urruspuru.
... desde manos con frío se empieza (sicomoro pintado en una acuarela occidental) ... por un caminar de arenas empiramidadas obligadas, se empieza. Con cada vez cada nuez, o dátil o higo, o errante herido, en el desierto camino a Trípoli; y más detenimiento ¡más! en el paisaje irreal. Se empieza. Sí, como si se fuera un árbol antiguo en el dolor.
Pero uno, no es un árbol que se echa a mirar y mirar , y mirar desde el viento caliente, lunar (ni uno trocó, en un sicomoro lleno de estrellas).
Y así es que he visto como en sueños apagarse y prenderse a las ciudades, desde una existencia efímera de bengala libre en el cielo del Magreb. Bomba, inteligentemente dirigida, hacia los hombres que duermen lejos, de las decisiones de la OTAN (o de Internet ... y uqhamau, así es. Así es).
Manos
con frío.
Luz
pequeña.
Manos
con frío.
Y no. No le pidas a un árbol que opine de la muerte. Solo déjalo que entregue su cuerpo de madera incorruptible, para cubrirla.
Releyendo a Lucio el eremita - Héctor Urruspuru
Parte I
releyendo a Lucio el eremita
semana adentro del carapacho
de la tortuga o caracol,
sobre el que llueve,
y no no es lluvia es la
avispa semejándola con sus patas de polen
amarilla negra la enfermedad
la muerte
y que lo atraviesa columna
dórica
arrecife blanco herido esta
barca se hunde, oh interesado! Lucio!
oh naufragado! Lucio!
hacia el cielo azul raso de
su Templo, cuarto
releyendo a Lucio el eremita
que sueña bayas de enebro
suda y frío su cuerpo
a un paso del coma etílico
soledad basta! soledad basta...
la arcada de silencio y
gesto extremo
el rostro que deriva a
milímetros del piso, Dios si Lucio sale de esta...
releyendo a Lucio el
eremita, el no amado el “solo”
en su cuarto carapacho
semana adentro, no abras la ventana resiste
no saltes a la calle
Desaguadero resiste!
desnudo y un espejo se ve la
piel transparente la falta de fe
y ya casi no hay ojos en
toda la habitación que mira
a la criatura única
releyendo a Lucio el
eremita: “poeta no edito”
el grito guardado en el
arcón
escritos que se perderán en
la mudanza en el cuando después
Parte II
2.1.- y que el
que venga ría
2.2.- abra las
ventanas
2.3.- que la
luz entre
2.4.- decapite
el thánatos.
Parte III
Por toda referencia: aquí
vivió Lucio, el eremita
tomó sopa de papas, atendió espaciado el
teléfono
leyó a Joyce a Carriego
circunstancialmente un amigo
un café, una mujer paga
una tormenta estival que
miró por las hendijas de la ventana
la máquina de escribir, los
estantes con libros
infaltable la carta de amor
y la rosa seca.
Mini-animalismo –
H.Urruspuru
... toda la selva cabe, en esta bota.
Aprieta y duele, en esta bota.
Bota, en el charco de ranas.
Pié descalzo en el charco con ranas.
¡Salpico en cientos de gotas!
Cuento cada una, una por una
y la palabra nenúfar, es croada,
llega multánime. Llega plácida.
Tranquilo, ya tiende a colgar la piel.
Tranquilo, ahora es tiempo
(y viento) en vestir
de blanco.
Y la bota se quedó en la selva.
¿Mi pié? Todavía está en el charco.
Héctor Urruspuru, Pcía. de Buenos Aires, Argentina
Muchas gracias Cata, por esta difusión de mis escritos! Gracias...
ResponderEliminarUrrus
de nada. un placer.
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