"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.

sábado, 21 de abril de 2012

violencia de género

Perla Prigoshin: “Si no se habla de las mujeres, las mujeres no existimos desde el lugar que queremos existir” diciembre 30, 2010 Por Lorena Morena (Para Oveja Negra / Agosto 2010) Es un huracán que arrasa con todo a su paso. Bajita, pequeña, con su pelo rojo ensortijado entra a la sala saludando a todo el mundo, dando indicaciones, felicitando, agradeciendo. La doctora Perla Prigoshin, Directora Nacional de Protección y Articulación de Acciones Directas del Consejo Nacional de las Mujeres es hiperactiva y no para. Dice que no duerme desde su adolescencia, cuando tuvo a su primer hijo y las noches las aprovechaba para estudiar. Esa costumbre se volvió crónica. “Estamos felices por la reglamentación de la nueva ley, aunque signifique muchísimo trabajo”, confiesa quien será la autoridad de aplicación de la ley 26.485, sancionada en 2009 y reglamentada el pasado 19 de julio, que regula diversas situaciones de violencia hacia las mujeres y prevé sanciones a los responsables. Prigoshin, autodenominada “feminista nacional y popular”, trabajó incansablemente por esta ley, que por primera vez permite proteger a las mujeres, de manera nacional y provincial, contra la violencia física, sicológica, simbólica, económica y patrimonial. Un reclamo de mucho tiempo que abarca la lucha, además de la violencia física, por igual trabajo a igual tarea, eliminación de lenguaje sexista en los medios, acoso y maltrato laboral y violencia mediática. Mate de por medio, desentraña los beneficios de la ley y confiesa no poder dejar de “visualizar con perspectiva de género todo. No puedo evitar esa mirada, que me jode el “hijo de puta”, ¿Porqué tienen que meterse con el hijo de una prostituta?”. ¿Cuáles son las acciones más inmediatas que el estado debe tener con respecto a la violencia de género? El primer abordaje tiene que ver con la prevención y la sanción, es decir la pena y la atención a la víctima. Es importante distinguir entre lo urgente y lo importante. La atención es aquí y ahora, es lo urgente. ¿Cómo es la legislación del mundo a nivel mundial? No en todos los países del mundo hay legislación. Hay en algunos países de Europa como España, que es muy interesante. En América Latina tiene legislación Venezuela, México. La de Venezuela distingue varios tipos de violencia. La nuestra contempla además la violencia obstétrica que no está en la venezolana ¿Qué abarca la violencia obstétrica? Se refiere a la no contención en el momento del parto, cesáreas innecesarias. Hay reglas que sacó la OMS (Organización Mundial de la Salud) para el parto humanizado, que no se difunde demasiado pero que existen, y que deben ser respetadas. ¿Qué engloba la violencia simbólica? Es toda aquella violencia que tiende a cronificar los roles estereotipados. Cuando se habla del genérico masculino y se refiere también a las mujeres, por ejemplo. Yo en el Consejo hablo en femenino todo el tiempo, es un poco de reparación histórica. Los varones están acostumbrados a ser nominados y desde el periodismo se sabe que el lenguaje no es neutro y lo que no se nombra no existe. El lenguaje sexista, el que invisibiliza a la mujer es violencia simbólica. Pero que trasciende el lenguaje, además va en la imagen. ¿Desde dónde podemos ir cambiado este lenguaje sexista que ya es una costumbre? Desde todos los lugares. Desde el hogar, la escuela. Son espacios que hay que utilizar. Los padres y madres debemos influir en la formación de nuestros hijos e hijas nombrándolos en plural. Las mujeres somos las principales productoras del sistema patriarcal, porque, por esta división cultural del trabajo, somos nosotras las que a veces fomentamos este tipo de lenguaje y costumbres. ¿Quién habilita a que el varón pueda llegar más tarde que la mujer cuando salen? ¿Por qué se le insiste, todavía, a un varón que siga una carrera? ¿Se puede ver como una lucha superficial? A mi me dicen “Esta Pergishin es tan pesada, habiendo cosas tan importantes por las que ocuparse” y les respondo: ¡También el lenguaje!. Hagamos el esfuerzo de modificarlo. Cuando no se hablaba de violencia, la violencia no existía. Si no se habla de las mujeres, las mujeres no existimos desde el lugar que queremos existir. No desde “son un mal necesario” o “tengo que volver a mi casa sino la bruja me mata”. ¿La violencia mediática que abarca? La violencia mediática, para la ley y la reglamentación, es la naturalización de los estereotipos, tanto para lo que se dice en los medios como lo que se muestra en las publicidades sobre mujeres. ¿Por qué las personas son violentas? ¿Es una cuestión genética, cultural, de aprendizaje…? La violencia no es una enfermedad. No se nace violento sino que se aprende. Es como la solidaridad, se aprende. Es una conducta adquirida en el hogar, en la escuela, en los programas de televisión, con los amigos en el club. No viene en los genes, pero si se ve al papá, al tío, al abuelo ser violentos esa conducta agresiva se naturaliza, entonces se reproduce. Pero no es algo hereditario, no es una eximición de responsabilidad sobre males mayores. El venir de una familia violenta, o ser alguien agresivo, no lo exime de responsabilidad ante una conducta violenta. No es “pobrecito el muchacho”. En lo que va del año en nuestro país, un 40% más de mujeres fueron asesinadas como consecuencia de violencia de género, en relación al mismo periodo del año pasado según un relevamiento del Observatorio de Femicidios. 126 de esas muertes fueron en manos de esposos, parejas, novios o ex parejas. En 18 de estos casos, la victima ya había realizado una denuncia por agresiones previas contra el acusado. ¿Qué pasa con la mujer cuando denuncia, el agresor va a la cárcel y después sale? La asistencia y el cuidado de una mujer exceden la temática de la prisión. La cosa no sólo pasa por estar en la cárcel, no se arregla con eso. Alguna vez va a salir y puede salir peor, con resentimiento. Si se sabe cuándo puede estar en libertad hay que acompañar a la mujer de otro modo, hay que instrumentar mecanismos de protección que no son ponerle un policía al lado. ¿Y cómo se puede instrumentar? La responsabilidad social es muy importante. Hay fundaciones que trabajan con barrios populares y tienen sistemas de alarma entre vecinos. Cuando aparece el violento, comenzaban a sonar sartenes, cacerolas. El hombre violento sabía que estaba siendo vigilado y era un arma disuasoria mas que importante. Es algo de alerta barrial, del edificio, del trabajo. Pero además, de solidaridad. Si la sociedad no se mete, estamos en problemas. El Estado debe sensibilizar respecto a esto. No hacernos el distraído porque mañana puede ser tu hijo. ¿Cualquiera puede denunciar un acto de violencia contra una mujer? La ley habilita la denuncia por parte de cualquiera si ve que una mujer es violentada, no tiene que tener la aprobación de la mujer. Un avance que es complementario es la obligatoriedad para algunas personas a denunciar, como por ejemplo el funcionario público, pero facultados estamos todas y todos. En el momento de trabajar con la ley nos preguntábamos como hacer si la mujer no ratificaba la denuncia. En la reglamentación se aclara que si no ratifica no va a archivo, no se pierde la denuncia queda pendiente, latente hasta que la mujer la rectifique porque muchas veces las mujeres no ratifican inmediatamente la agresión, por un estrés postraumático o miedo. ¿En que puede mejorarse esta ley? Se podría mejorar las sanciones frente a las temáticas de violencia. Por ejemplo, en la violencia laboral, donde es suficiente la tipificación de la agresión para que la mujer pueda darse por despedida sin justa causa, pero muchas veces las mujeres no estamos en libertad de darnos por despedidas. Me gustaría algo más directo. Por otro lado, la violencia no viene siempre del superior jerárquico. La ley configura a los actos de violencia laboral a los cometidos por un compañero de trabajo de la mujer. Y la violencia laboral no es solo violencia sexual, sino que hablamos de igual remuneración por igual valor de tarea, no posibilidad de ascenso o de acceso a la empresa, negarle el trabajo o las herramientas de trabajo. Todo es perfectible. Ya no queda más agua en el termo y el atardecer se puede ver por los ventanales de la oficina que da a Paseo Colon. Pero Perla todavía tiene varias asignaturas pendientes acerca de la problemática de género, que le dan vueltas en la cabeza, habla sobre ellas y que le quitan el sueño.

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