"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.
jueves, 31 de enero de 2013
Vuelo de noche: TERRITORIOS, Catalina Boccardo
Vuelo de noche: TERRITORIOS, Catalina Boccardo: Territorios ( Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2012) Una mirada sobre los Territorios ...
lunes, 28 de enero de 2013
viernes, 25 de enero de 2013
martes, 22 de enero de 2013
Visto en Baires: Construcción inglesa en Puerto Madero
Visto en Baires: Construcción inglesa en Puerto Madero: Fotos: Catalina Boccardo
lunes, 21 de enero de 2013
otra iglesia es imposible: Alda Merini / Leyenda
otra iglesia es imposible: Alda Merini / Leyenda: Leyenda Podían esperar a tener un hijo, pero es así. La palabra de nieve se articula en una barraca y se hunde de pronto en carne...
jueves, 17 de enero de 2013
miércoles, 16 de enero de 2013
todos qom, escribe eugenia cabral
TODOS QOM
El
sueño me pesa como
una moneda sobre los ojos, estoy dormido y la Luna debe ser esa moneda que ha venido a pagarme
con plata la vida que me acaban de quitar. El pájaro qom duerme a mi lado con
su retacito de bandera en el pico. A mi pájaro y a mí nos gustaba dormir al
sereno en las noches de verano y ahora es verano, por eso debe ser que el
pajarito y yo nos hemos dormido al sereno. Y estamos solos, ahora estamos solos,
hace un rato estábamos con nuestros papás y mamás y hermanos, todos qom, aquí,
en Formosa. Tenemos que estar así de juntos para que no nos despojen de las
tierras ni nos maten.
A mi pájaro y a mí
no nos gusta que nos maten, por eso dormimos juntos bajo la Luna. Y el tipo ese que me
ha golpeado el cráneo y la cara cree que nos ha matado pero estamos aquí,
durmiendo bajo la Luna.
-¡Imer! ¡Imer!
Haceme un lugarcito a tu lado.
-Escuchá, pajarito,
es Juan Daniel, a él también han creído que lo mataban.
-Vamos a dormir
todos juntos, Imer. Ya van a venir Sixto, Roberto, Lila, Celestina…
-Todos qom, todos
juntos.
-Imer, ¿escuchás a
esa mujer que llora, allá lejos?
-No llora, reclama,
implora. Ella quiere cubrir con tierra los restos de su hermano, darle
sepultura digna.
-Su hermano está
como nosotros, con la muerte al aire todavía, ¿no, Imer?
-El que llora es mi
pájaro, porque lo trataron de separar de mí, pero ya volverá a volar. Él solito
se va a desprender de mi piel y volverá a volar.
-Imer, la que grita
es una mujer que también anda con un pájaro.
Juan Daniel había
escuchado la voz arcaica de Antígona, “el dolor y la rabia de Antígona por
todos los rincones de América”, como dice Gustavo Restrepo.
Sixto, Roberto, Lila
y Celestina se van acercando desde sus respectivos sueños para unirse a Imer y
Juan Daniel. Ahora yacen todos juntos, derramando flores de sangre como rojas
flores de ceibo sobre la tierra.
Todos tobas, todos
pilagás, como cuerpos sin identidad, como cuerpos sin nombre ni rostro.
Todos mapuches,
todos kollas, como almas despiertas en cuerpos dormidos.
Todos ranqueles, todos
piaroas, durmiendo con sus muertes de ojos abiertos.
Todos wayúus, todos
tupíes, sin un puñado de tierra ni para echarlo sobre sus cadáveres.
Todos charrúas,
todos guaraníes, todos Timoteo Francia, el filósofo qom devastado por la tuberculosis
en 2008.
Poco a poco la Luna va dividiendo sus rayos
de plata en monedas, para cubrir los párpados de los difuntos igual que hacían
los antiguos griegos. Con esa moneda, el alma le pagaría a un barquero que los transportaría
al más allá. Y la Luna
quiere que estos hermanos qom suban a la canoa y naveguen a contracorriente,
Bermejo arriba, o Paraná abajo, ellos sabrán, pero que naveguen. Y troquela
muchas monedas de plata porque vienen llegando de todas las selvas, de todos
los Andes, de todas las llanuras.
-Todos son flores de
sangre con ojos de plata, dice la
Luna.
Pero son tantos los
hijos de las etnias americanas despojados de sus tierras y sus vidas que, al
final, la Luna
se ve obligada a quitarse sus propios ojos plateados y convertirlos en monedas para
poder dejarlas sobre los párpados cerrados. Durante la noche larga repartió
monedas de plata, hasta un ratito antes del amanecer, cuando se cubrió las
órbitas oculares con una cinta blanca de nubes, como si fuera la imagen de la Justicia.
poemas de la escuela de la poeta inés manzano
Sin tenerla
El ilford satinado no
escapa a su congoja
Bruscamente
se ha
salido de foco
Ya no sigue
aferrado a la maestra
ni a la
forma instintiva
en que ella
le cubre la
cabeza con las manos
Diciembre
y su pecho
es un ahogo de tristeza
Mi padre es
ese nene
Huérfano de
mi madre
se ha
salido de foco
Bruscamente
se arranca
el delantal
y se
arranca
el aire que
respira
Brian
Quisiera
devorarme
este pan de
los libros
y olvidarme
el delantal
arrugado en
un pupitre
ya que no
tengo
el pan de
tu ternura
ni arrugas
en la frente
que me
indiquen
lo que debo
olvidar
Laila
Por favor
no me mires
mientras yo
me destrozo
la cabeza
o sí
mirame
llevame de
la mano
a la
terraza
para que yo
me tire
aquí están mis hermanas con
las muñecas
rotas y las muñecas
rotas
miralas
miralas
ah y no me retes
si me
olvido
el cuaderno
en la
mochila
todo está
en mi memoria
no te
aflijas
Alejandro
Mi piel
puede quebrarse como la tiza blanca
la merienda
se astilla sin llegar a los huesos
la espalda
no me alcanza
cuando
cargo conmigo y las carpetas
los médicos
afirman
que yo no
tengo nada
y mi mamá
que ella
sabe
lo que más
me conviene
pero yo sé
yo que en
3º me canso de leer
yo sé
mi
ma má no
me a ma
Manual
Debe haber un error
los cardenales no son pájaros
y el cinturón
no sostiene la ropa
sostiene la mano que castiga
Debe haber un error
Escuelita de La higuera
Padrecito
miranos
no tenemos manera
de trepar a los árboles
de arrancar
leche dulce a la higuera
los palotes
apalean la carne
no nos salen las cuentas
sin los dedos
no podemos
atajar la pelota ni las penas
sostener el manubrio las
palabras
hasta el puente
de Martín Pescador
se nos cae de la infancia
borramos la desdicha
con los codos
¿Cómo hacemos la ronda?
Cómo haremos
con tus manos ahogadas en el río de tinta derramada
Tus muñones golpean gravemente los sueños
Ay Padrecito al menos
no dejes de mirarnos
no nos dejes
En el asombro
No era aún la estación de la sangre
Nosotros
no debimos saberlo
en el asombro del recreo
pero ellas tomadas de la mano
dibujaban
dolorosos rubíes por sus piernas
un camino de joyas
desprendido
del fruto lastimado
No debimos saberlo en el recreo
Todavía no es la estación de la sangre
y ya estamos perdidas en un bosque
Mamá cómo decirte
que este animal que nos descorazona
es el mismo que enreda
tu corazón a un yugo
cada noche
y que en nosotras un día y otro
día y otro día
horada un desfiladero que nos duele
para ocultar su filo
Aunque no sea la estación de la sangre
él la hace restallar
en las paredes de los muslos
Mamá cómo decirte
tu amor nos amordaza
La trampa está en sus besos
que bajan de la frente
desde el ombligo
bajan
y enhebran una hilera
de cristalitos rojos
ahogados en veneno
detrás de su saliva
Mamá un
padre
cazador
nos acorrala
y somos
animalitos ciegos
sangrando en el recreo
Para que este cuerpo baile
Imperceptible el pie
y abandonado
en los bordes del aire
y a su suerte
todo el cuerpo lo sigue
sin que sepa
a cuántos lapicitos
de dolores
va a sacarles la punta
antes
de que este cuerpo baile
una vez más
“y desamordazarte y regresarte”
Miguel Hernández
Arrodillada
sobre
agujero cruel
que se me
traga
las voces
de las hijas
las
preguntas
que a sus
trenzas atábamos
cuando todo
era niebla
Aferrada
a la rama
más débil
a su voz
que me deja
al tapiz de
esa música
que cunde
bajo tierra
y fulgura
y me vence
Reposo
en la
brizna sagrada de sus sueños
en mi
abrazo celeste que rodea
su cabeza
estallada
en lo que
pierdo
Yo guardaba
las cosas
que decía
la hilera
de sus pasos
su caricia
de avena
entre los
utensilios
por las
dudas
Respiraba
del ritmo
de su pecho
Alguna vez
tirados en
el pasto tuvimos todo el tiempo
Ahora sólo
tengo
la argamasa
que cede a sus latidos
tres
temblores gemelos
y una
camisa hueca
que
humedezco de lágrimas
en un
confín del mundo
enmudecido
Déjenme
recostada en su costado
besarle los fragmentos
No hay ternura como ésta
que resista
los embates brutales de tal pena
Desangelada muerte
que se lleva a mi Carlos
Quiero oír
el silencio
Más allá
del rumor
de su sangre que me hiere
no queda
más que viento
a Carlos Fuentealba
y a
la mujer que lo amaba
de la serie de la escuela, de su libro "Si es puñal que me mate", 2012
Inés Manzano (C.A.B.A.), poeta, creadora y coordinadora del ciclo de lecturas "Interiores", en el cual invita poetas de las distintas provincias de nuestro país.
lunes, 14 de enero de 2013
domingo, 13 de enero de 2013
Visto en Baires: Oscar Bony - El triunfo de la muerte, 1998
Visto en Baires: Oscar Bony - El triunfo de la muerte, 1998: Foto: Catalina Boccardo Daniel Burman en MALBA (A sus espaldas, El triunfo de la muerte , de Oscar Bonny)
Visto en Baires: Tadashi Endo y la danza butoh
Visto en Baires: Tadashi Endo y la danza butoh: Seminario en Buenos Aires de Tadashi Endo, referente mundial de la danza butoh, convocado por Gustavo Collini Sarto...
poemas de josé maría pallaoro
(imagen de hugues guillet)
INTERIOR CON PÁJAROS
En el jardín, pájaros inocentes
picotean el césped encendido
Horacio Nuñez West
¿DENTRO O FUERA DE LA CASA?
Abro las cortinas
El amanecer
en el ventanal
desnudo
Más allá
hojas que se
abandonan
nutren
la descarnada
alfombra
que picotean los pájaros
que picotean los pájaros
EN EL ROJO DRAGÓN DE LA MESADA
Un frasco
de compartido dulce
alberga
plantines de
albahaca
Ella
toca
con sus dedos
las hojas
verdes
Las frota
dulcemente
el aire de agosto
en su mano
acaricia
MESSIAEN
Silbido de pájaros
La canasta
con seca madera
espera
el frío
del invierno
¿Habrá ceniza
cuidando
de la flor
que amamos
su raíz?
SIBELIUS
Un piano en el aire
de la casa
La música
quema
la leña brillante
de la estufa
Sentados
cada uno de nosotros
invoca
a su dios o no
dios
Unidos
en la ceremonia
(…)
SON DOS LOS QUE DANZAN
No sé
por qué
si afuera llueve
elijo una música
diferente
En el adentro
los sonidos se besan
Son dos los que
danzan
NERVADURAS
Comen
de los nervios
de las hojas
Esos pájaros
ahuyentan
el viento
la desdicha
la razón
del no
vivir
Fragmentos
de su libro “Son dos los que danzan”,
segunda edición, De la Talita, 2012.
José
María Pallaoro, City Bell, Pcía. De Buenos Aires.
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