LA
ESTIRPE ANTIGUA
Se
va la estirpe antigua
como
un puñado de aire
sombra
tenue
que
deja de nombrarse
Nunca
más trashumará los montes
para
buscar la madre de los vientos
Las
flores los capullos
se
acabaron para siempre
en
el espejo vivo de sus ojos
Los
caballos dormirán
un
sueño de relámpago
y
la voz del campo sonará
para
los pocos
que
puedan escucharla
Se
fue la estirpe antigua
Quedamos
solos para estirar el tiempo
TODA
LA TIERRA
I
Hay
un pedazo de tierra
que
es toda la tierra
fundado
en mi alma
árboles
le crecen como manos
y
vientos lo arremolinan de nostalgias
Sus
fronteras son sombras
de
ropaje oscuro y doliente
selladas
por la ausencia
en
escrituras borroneadas
ilegibles
temblorosas
tiznadas
por la humareda de los años
Hay
un pedazo de tierra
surcado
de abandonos
ventas
donaciones testamentos
codificados
clasificados
este
mestizo es de buena sangre
y
le sepultó vainas de bronce en las aguadas
este
otro es puro abolengo castellano
y
lo pobló con hijos solitarios
mulatos
zambos cuarterones
divididos
en racimos
bautizados
por capellanes de la nada
Adventicios
que
labraron sementeras jubilosas
empalmándolas
con borracheras
cuando
la pesadumbre les roía
como
una carcoma amarga
Harían
falta infinitos espejos
para
multiplicar la vida
y
expulsar el desarraigo por el mar
en
navíos cargados de huesos y fantasmas
hacia
las comarcas pálidas
enarbolando
fábulas
codicias
desengaños
Harían
falta mayorazgos
y
hembras de pecho airado
oficiantes
del poder y la alegría
para
lanzar la mariposa de oro
desafiando
la historia
II
Tacana
piedra
bajo el aire diáfano
molienda
azul de las alturas
¿a
dónde irán tu aire
tanto
azul
el
resuello de la tarde
el
ondular de los bellidos pajonales
la
achacosa sombra
engarzada
de luceros?
La
dócil ganadería
pasta
en las colinas rubias
El
zorzal trina
como
una tenue risa
en
la tarde clara
En
el hondo barranco
el
agua refulge
y
es una luz líquida
que
se escurre entre las piedras
hasta
aquietarse
en
la profunda esmeralda del remanso
En
la sierra el aire suena
Remotas
guitarras
flautas
que la noche calla
con
el fragor del silencio
que
derraman estrellas y metales
se
precipitan por las quebradas
en
la ternura dormida de la tarde
Cárcel
libre donde el aire remonta
azules
oquedades
como
viento disparado
hacia
las altas mareas de la noche
miel
de sombras que desborda
la
tenue fragancia del rocío
expandido
por la faz rumorosa de las siembras
La
penumbra asciende
en
el silencio de los valles
Los
cascos suaves de la noche
van
pisando los tréboles fragantes
desgarrando
la enredadera tibia
de
polvorienta luz que se deshace
VUELTA
DE LA SANTIADA
Era
la mañana
una
procesión de caballos
desfilando
por las lomas
La
luz ennegrecía
los
carriles del sueño
y
San Antonio presidía la columna
de
moros zainos alazanes
dirigiéndolos
hacia
un escondido cielo
ANTEPASADOS
Quiero
creer
que
mis antepasados
fueron
príncipes del sol
de
mirar oblicuo
para
no lastimar la tierra
que
cocinaban
dándole
forma
de
animales imprecatorios
del
sigilo
de
la sangre
de
la fecundidad y la esperanza de ella
el
rocío del esperma del sapo
la
danza circular del suri
el
salto despiadado del puma
la
serpiente de ojos sin párpados
la
lechuza de ojo circular
y
entonces comían
en
ceremonias de reparto celeste
y
a las viandas las sazonaban
con
tierra amarilla
y
en las festividades
el
ají les abría una sed
que
calmaban con fermentos de maíz
y
la tierra les amamantaba y cuidaba
ganados
y sembradíos
y
vivían cubiertos por divinidades
terrestres
y celestes
que
siempre los protegían
pero
a veces lastimaban
para
hacerlos más suyos
El
mirar oblicuo se me despintó
sin
embargo aún lo conservo
como
un anterior dominio
pero
hay hermanos
de
la luz y de las siembras
que
miran desde el centro
pasando
por los costados del alma
cuyo
tiempo no es el de las recolecciones
ni
el de las siembras
ni
el de las cacerías
y
se me ocurre
que
en ellos navegan
como
en un mar encapotado
los
destellos del sol divino
enterrados
por las basuras del alma
acumuladas
en
las travesías del desamparo
Y
un desierto de humos fríos
colándose
por las rendijas de los siglos
se
extiende como disonancia antigua
y
en ese desierto
pájaros
amarillos
con
lenguas vacías de canto
despliegan
el silencio
y
en ese silencio el viento enreda
sombras
ancestrales
y
las sombras son espejos de otras sombras
huecos
donde apacentó
el
corazón de Pachacamac
y
el día como un cristal eterno
hunde
en un légamo de luz
humos
fríos sombras y silencios
y
el Dios se refleja en el espejo del aire
y
camina por los senderos del sol
(de
Tacana o los linajes del tiempo -1989)
(...)
SIN
RESTA
Atardezco
Pronto
me alcanzará la noche
y
la oscuridad será mi madre
recibiendo
en brazos al expósito
Infierno
y cielo
izquierda
y derecha
nada
atrás nada delante
un
solo río hacia el mar
una
sola voz en la sombra
Madre
no me hieras
Pero
la madre hiere y danza
en
la cornamenta de la luna
Antes
y ahora igual
corre
el día por el amor de la noche
mientras
la barca oscura
navega
en el copioso abismo
EL
RECUERDO
Liebre
escondida entre las altas hierbas
dispuesta
a huir
no
reptil ave o pez
en
su agujero cielo o agua
sino
liebre a todo lo que da
cabalgando
en ancas
de
horas felices o color de nada
liebre
arrastrándose
en las zanjas
incapaz
de mí
sola
de mí en su sangrar
ahogada
en las entretelas de mi corazón
VUELTA
A LA NOCHE
Antes
fue la noche
Es
hora de regresar a ella
El
bosque está en penumbra
La
arboleda guarda en su ramaje
el
vapor de todos los alientos
y la
grieta de donde emergimos
se
abre a la sombra del padre que cuida
En la
hojarasca nos dejamos caer
y con
la oreja pegada a la tierra
sentimos
el largo latido de años que se esfuman
LA PREÑADITA
a Ana María Cossio
y Delfina Teran
Arrastra
sus tetas por la vereda
siempre
a mi derecha
siempre
al trote
con
pasitos cortos
Sus
ojos son lámparas gemelas
No
me atrevo a mirarlos
su
luz es amor a quemarropa
Por
la calle
el
ilustre director de orquesta
va
de frac en bicicleta
Esta
noche hay concierto sinfónico
y
músicas estentóreas o dulcísimas
sonarán
en el teatro colmado
Mientras
tanto pedalea
sudoroso
bajo su frac impecable
El
profesor escandinavo
camina
hasta los torrentes del cerro vecino
para
recibir el bautismo de la espesura
los
naranjos salvajes los durazneros bárbaros
desnudo
al sol
bailando
entre las aguas
En
la montaña
las
manos de esa mujer elegante
arrancan
seriales dodecafónicas
de
un piano embravecido
Los
sonidos se elevan
y
caen al rozar el cielo
Bajo
la estatua de una señora robusta
en
la plaza de la ciudad aldea
un
hombre en pantalones cortos
se
agacha para levantar un pichón
Lo
pone en el bolsillo de su camisa
y
a grandes trancos
sube
la calle que lo lleva al monte
La
tetudita se arrima
frota
su panza en mi pierna
y
lastimera trata de alcanzar mi mano
¿Parirá
en un baldío
o
en las escalinatas de la catedral
junto
a los pordioseros?
El
filósofo barbudo enseña marxismo
y
pensamiento antiguo
otro
induce a replantear la historia
y
el pintor hace cantar los colores
en
la absurda realidad del hambre
Una
fábrica de azúcar se levanta
sobre
las cuevas donde el familiar
espera
a su jornalero víctima
Al
cabo de la amazonia
en
un trópico de orquídeas azahares y parásitas
los
poetas son rilkeanos
Pero
el incienso de los templos
no
achata el espesor de los sentidos
La
preñadita lame mis manos
retozo
con ella
rasco
su lomo
su
cogote collarejo se funde al mío
somos
amantes explícitos
cargados
de futuros hijos de dolor dichoso
El
director de orquesta todavía pedalea
El
escandinavo se baña desnudo en el torrente
El
gorrioncito es el corazón
del
hombre de los grandes trancos
La
furiosa dama abre su quimono
y
nos dona todas las vanguardias
El
pintor ilumina los sótanos
y
saca agarrado de la nuca al familiar
rollizo
Los
poetas rilkeanos han muerto
Los
azahares las orquídeas las parásitas
enmarañados
protegen antas osos hormigueros
zorzales
escarabajos lechucitas
El
filósofo marxista
abandona
su herbario de palabras
Lo
encandila un picaflor
dardo
irisado que liba los néctares del valle
El
verano viene apurado de relámpagos y lluvias
Ella
se echa junto a un montón de basura
Desaparecen
las nubes
y
zumba una cuerda en el arcoiris
Sólo
entonces
en
el umbral del verano
empieza
a parir
la
preñadita
DE LAS
TIERRAS NATURALES
A
Ivonne Bordelois
La Eteljiva la Gorgonia la Indalecia
la Rosenda la niña Baldomera
doña
Virginia la señora Zósima
la
niña Pastora la niña Limbania
doña
Goyita doña Bersabé la
Micolcita
la
niña Encarnación la niña Carlina
la
señora Petrona la señora Ana Carlota
doña
Segunda la Tertuliana
la Hormesinda
en las
paredes en los muros en las tapias en las pircas
bajo
las baldosas bajo los entarimados bajo los ladrillos
nunca
abras esa puerta
no te
muevas de tu cuarto
no
murmures ni musites
cantar
es pecado aun bajo los árboles del fondo
cuidado
con levantar la tapa del piano
o dar
cuerda al fonógrafo
o
desenfundar la guitarra
El
espejo es el charco que refleja
la
imagen asquerosa del mundo
La
culpa es la azucena que nos regenera
En la
soledad te visitarán los ángeles
Sus
ojos como dedos pulsarán tu sueño
En el
cuarto a tinieblas encontrarás la luz
En el
cuarto a oscuras
en el
cuarto cercado de lutos
florece
un jardín hueco con vertientes de llanto
donde
chapotean los alientos fríos
de la Eteljiva de la Gorgonia de la Indalecia
de la Rosenda de la niña
Baldomera
y se
precipitan en chorro inacabable de nombres
doña
Virginia la señora Zósima
escritos
sobre nombres olvidados
la
niña Pastora la niña Limbania
que
aparecen y desaparecen en el dintel del pudridero
doña
Goyita doña Bersabé la
Micolcita
la
niña Encarnación la niña Carlina
resucitadas
en mi memoria
la
señora Petrona la señora Ana Carlota
orondas
desafiantes
doña
Segunda pintada como mascarita
la Tertuliana renga y valetudinaria
la
señora Augusta emperatriz de las simuladoras
la Miquichita la niña Ignacia la Hormesinda
pobres
vergonzantes alimentadas de residuos monacales
El
señor obispo
brazo
con tridente del Santo Tribunal
cierra
sus ojos turnios
y
condesciende a comer las primicias
La
señora epíscopa se encarga de negocios de la carne
y sus
frutos espirituales
Francisco
de Aguirre vocifera
basta la fe para salvarme
no hay poder en la tierra que me
excomulgue
sólo Dios
En
otra estampa
la
esclava Inés convicta de brujería
se
arrastra por los andurriales de San Miguel
Ajusticiada
su
cuerpo arde sobre una parva de leña
y la
íntima ceniza
entristece
para siempre las tierras naturales
Con
uñas aran soledades
con
dientes desmalezan claros en la selva
Por
espejismos los desiertos avivan la codicia
pero
en los cercos y poblados se multiplica el aumento
Como
un rayo de luz tordilla
la
caballada se desmadra por los campos
Crece
el aumento en un nido de manos y pezuñas
escalando
el aire
Lentos
cada estrella y cada ojo
centellean
en la noche
¿La Vía Láctea es semen
constelado
o
leche materna suspendida en la oscuridad?
Crece
el aumento en los cercos y poblados
Cada
uno hace lo suyo en tarea anárquica
Uniones
de diversa laya
amancebamientos
adulterios ocasionales lascivias
uniones
santificadas en siestas de calor paralítico
escondites
en lo oscuro
huidas
al monte en los tórridos crepúsculos
sueños
con el Espíritu Santo que anda por los aires
y
desciende a su boda con sonido escalofriante
y
rosarios
rosarios
en las orejas ojos boca dedos nariz
sobre
la piel y entre las manos
rosarios
en los lechos de parturientas y moribundos
rosarios
colgados de las cujas
rosarios
en las bragas color incendio
y
abismos abismos abismos
tornasolando
la Ciudad de
los Césares
engalanando
el gran Paititi
y al fondo
más allá más al fondo
en el
borde al final de la fiebre
la
gran madre analfabeta
madre
de las maternidades
incubando
su almacén de hilos de luna
Mi
fuente mana hacia donde retumban
las
aguas anchurosas
Mi
fuente salvaje orilla el rumor del polvo
y guarda
lo increado
Salida
de la madre elemental
la
fuente salvaje que me surte
sobrevuela
los años
hasta
el cambio
(de Las tierras naturales – 2007)
LOS
OJOS DE LO FUGAZ
I
¿Qué
música me mira?
Desde
tapiales derruidos
acechan
mañanas
de labranzas
viciosas
siestas
atardeceres
de un corazón sin muertes
¿Qué
música me oprime?
Todo
viene del mar o la montaña
del
cielo o del abismo
Todo
viene en algo dormido
Anterior
al murmullo de las hojas
o
al grito de las bestias
encerrado
en las piedras
¿Qué
música está mirándome?
¿Es
la música del puñal
cuando
calaba hondo
y
suplicabas
y
tus ancas se abrían al arado de la perduración?
¿Quién
compone esta música oída con los ojos?
La
miro gotear en la oscuridad
y
mi corazón
se
escurre como lágrima
y
lágrima escarchada
es mi corazón en la oscuridad
¿Qué
manos acunan el candor de esa música?
¿Que
manos acunan el candor del porvenir?
Toco
lo que no fui y huelo al solitario derramar en sueños
la
materia de su noviazgo fértil
Lo
que soy toca la grandeza de la fugacidad
En
mi ceguera palpo el presente despellejado
II
Alguna
música me ama
se
interna sin límites
clava
sus agujas
y
me susurra el secreto
del
viejo maestro
Escucho
-Las palabras despertarán al alba
cuando los caballos atraviesen el
horizonte
y el niño sentadito ante la tropilla
al galope
huela los colores terrosos azafranados
negros
de reales frontinos y malacaras
perdiéndose en reflejos por el oriente
y el día se extienda levísimo
y la desconocida que llevamos en las
entrañas
empiece su baile ciego
y en una espiral si retorno
arrastre al niño
al vértigo del principio
POSIBLE
CONVERSIÓN
Belleza
y verdad
Corremos
persiguiéndolas
y
seguro ellas quedaron atrás
Igual
el amor que sentimos siendo niños
al
canto de los pájaros
con
la honda tensa listos
y
la pedrada justo dándoles
en
el corazón de su música
Marchitos
ahora
no
podemos restaurar lo perdido
Inaugurar
quizás un mundo
donde
pedrada corazón música verdad belleza
fueran
agua donada
por
el vendaval de la gracia
CERTIDUMBRES
I
En
el hemisferio norte es primavera
Espinos
blancos o lilas
perfumarán
la noche de alguien
desvelado
Desvelado
como yo en el sur
por
el olor a hojas secas
y
el lento y poderoso batir de alas de la gran lechuza
kol-kol
en
su invisible cacería nocturna
También
empezaron los fríos allá en el Urubamba
Los
pastores se arrebujan junto al fuego
en
las chozas de altura
Pronto
arrearán sus llamas a los valles
pues
las cumbres se cubrirán de nieve
Entonces
me pregunto
sobre
esta relojería del mundo
donde
una estrella
nos
dona las luces y las sombras
los
crecimientos y las desapariciones
No
resta más que arrodillarnos y venerarla
Divino
sol me digo
alimento
y sed de nuestras vidas
II
Cae
una hoja y retumban las edades
Los
sentidos muestran
la
fuerza indócil de los elementos
El
futuro se apresura a ser pasado
y
el pasado es pérdida dolor y soledad muy alta
Ante
el papel sin mácula
los
reflejos del mundo se anuncian
como
regalo del pasado del futuro
y
la única convicción de permanencia
es
el perfume de un durazno
olido
en sueños
Olor
en tránsito
desvaneciéndose
(de Los ojos de lo fugaz)
Leonardo Martinez,nacido en Catamarca, en 1937, reside en C.A.B.A., Argentina.
Fragmentos de la antología "Sin resta", Antología Poética, Revisión y Selección por el autor.