"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.

sábado, 2 de abril de 2011

carta de un ex combatiente de malvinas

Carta a los Universitarios
Por Dr. Carlos J. Giordano
Ex soldado combatiente en Malvinas. Docente e investigador de la Facultad de
Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.
giecos y borges, gamerros y heredias, stukas y fogwilles,
todos le han escrito a una historia que no existió.
las malvinas son la pesadilla que tuvo una hiena loca de dolor
al dormir del día en que no encontró agua para sus cachorros…
las malvinas fueron el aleteo de la mariposa que giró, aún muerta,
mientras la lluvia no paraba de caer en un abril inesperadamente luminoso…
fueron el viento que no llegó a mover el molino del campo de tío Tomás…
las malvinas son sólo el espectro que aparece cuando
cuatro desarrapados de la historia deciden volver a hablar de la patria…
todos los que escribieron, los que cantaron, los que pintaron
y aún los que pensaron sobre las Malvinas…
los groussac y los palacios… todos…
se congeniaron para crear el escenario donde miles de
actores inútiles, imberbes, incapaces, nos dimos cita
para tratar de morir en las nuevas láminas de los próximos manuales escolares…
las malvinas, las que queremos, las que deseamos,
por fin, quizás, sucedan en el futuro…


Aclaración I
Hace unos años, en ocasión de un debate en el Ministerio de Defensa de la Nación
organizado por la entonces Ministra Nilda Garré y su Jefe de Comunicaciones Jorge Luis
Bernetti, tuve la oportunidad de reflexionar sobre la situación histórica y actualizada de la
relación de los ex soldados combatientes de la Guerra de Malvinas con la sociedad en
general y las Fuerzas Armadas en particular.
Hoy, ante la convocatoria de la Universidad Nacional de La Plata para reflexionar sobre la
significación en torno al 2 de abril y la Guerra de hace 29 años, retomo aquel tono,
apelatorio, pues también en la Universidad Nacional de La Plata siguen existiendo
condiciones insuficientes para la memoria, la justicia y el reconocimiento de lo que sucedió en nuestro país, en aquella Nación, en aquellos 74 días de 1982 y en toda la posguerra.

Aclaración II
Parafraseo la magnífica escritura del ex combatiente de Vietnam Tim O`Brien, en su libro
Las cosas que llevaban: los que vuelven de la guerra no son señoritos de buenos
modales, los que vuelven de la guerra huelen mal, putean y pueden cometer delitos
personales tan tremendos como cualquier otro ciudadano. Los ex soldados conscriptos de
Malvinas no hemos sido la excepción, ni hemos tenido la oportunidad para corregir al
novelista. Como comprenderán no vengo aquí como paradigma de esto. Mi experiencia
fue contenida por mi familia, por los amigos, por los compañeros y aún por los
adversarios. Vengo aquí para aportar una reflexión que intente traer las voces de los que
no han podido llegar o de los que no pueden reconocer su propio derecho a hablar.

Entrada
A pesar de que siento que la UNLP es mi casa en lo académico, en lo cultural, lo político y
mucho de lo cotidiano, también es cierto que esta situación personal no lo ha sido en
función de ser ex soldado "colimba" en la guerra de Malvinas y, por supuesto, no la puedo
extender al conjunto de los compañeros, salvo a los contados que como yo han logrado
insertarse desde cada historia personal y familiar en los estudios superiores universitarios.
Por todo esto, en primer lugar, hoy, aquí, no puedo entrar solo.
Que empiecen a entrar conmigo todos los compañeros.
Que no tengan miedo, que hoy empezamos a poder.
A 29 años, recién hoy empezamos a poder.
Ojalá que llegue el Pocho Luis Garcilazo desde Resistencia.
Que aparezca Orlando Pascua desde Corrientes.
Que vuelva a caminar el gringo Nusbaum desde los campos cercanos a San Salvador, ahí
a la vera del hoy mediático Río Uruguay, que lo pase a buscar a Ramón de León y
vengan.
Que renazca Mario Almonacid allá en su Comodoro y se venga para acá.
Que Alejandro Luna se baje del tractor y, desde Coronel Moldes, se acerque.
Que Pedro Ledesma haya podido sobrevivir a La Matanza profunda y pueda volver.
Que Ernesto Congregado pueda salir de donde sea y venirse. Que Hornos, que Zelarrayán, que Poroto Pereyra, que el Turquito Massad…
Que alguien le saque el revólver a Jorge Mártire, le borre las neblinas de la mirada, nos
volvamos a encontrar en la puerta del aula de la Facultad de Arquitectura y pueda rendir
aquella última maldita materia.
Que vengan los compañeros del CECIM-La Plata, del CESCEM de Chaco, del CECIMER
de Entre Ríos, de todas y cada una de las organizaciones de ex combatientes, nacidas
desde las propias historias y necesidades de los ex soldados conscriptos.
Y que todos, los que pueden y los que ya no, se sientan con derecho a entrar.
Que todos los “colimbas” de la guerra de Malvinas podamos sentir este derecho.
Este derecho que debiera haber sido inmediato pero que, como todas nuestras cosas, es
fruto de un largo camino poblado de amenazas verdaderas, de agresiones certeras, de
olvidos tangibles, de silencios estruendosos, pero también de una memoria inclaudicable,
de una identidad férrea y la convicción distintiva…
• de que nosotros sentimos un orgullo profundo y sincero de haber combatido por la
Patria,
• la convicción distintiva de que sabemos y reafirmamos que nuestros uniformes
militares no estuvieron manchados de sangre compatriota salida de las mesas de
torturas o de la ignominia de los secuestros de niños… de que la sangre que nos
manchó es la de los únicos héroes de la guerra, la de los caídos, o la de algún soldado
que representaba al enemigo histórico de nuestra Nación,
• la convicción distintiva de que nuestra humilde presencia también fue símbolo de la
lucha popular que permitió y permite recuperar las instituciones de la Democracia,
como lo son las Universidades en general y la de La Plata en particular. Y que, aún
hoy, tenemos que andar explicando cómo sobrevivimos a pesar de tanta pretensión de
olvido, de tanto silenciamiento, de tanta puerta trasera por donde nos hicieron entrar.

Que entren nuestros hijos, los que hoy, muchos, tienen la edad nuestra de hace 29 años.
Esos pelilargos, flacos, libres, alegres, que toman nuestras historias con todo el cuerpo,
hacen lo que pueden por nosotros y viven su vida, muchas veces, a pesar de tanto
legado, de tanta mochila que sin querer les estamos pasando como única herencia.
Que entren nuestras familias, nuestras madres y nuestros padres, muchos de los cuales
se murieron sin entender porqué a sus hijos, que los llevaron a la guerra, no los dejaron
volver. Y no hablo sólo de los caídos en la guerra o en la posguerra. Hablo también de todos los que aún hoy creen necesario ocultar su condición de ex soldado para ser
ciudadano, trabajador, esposo o amigo. Hablo también de todos los que han tenido que
trabajar de ex soldados para limosnear y así no salir nunca de las trampas de la miseria,
el rencor y las manipulaciones punteriles de cualquier carrera política tanto en las arenas
electorales como en los ascensos militares.
Porque, a 29 años, más que decir algo es imprescindible volver a sentir el derecho pleno
a pensar que la historia que nos tocó vivir, no fue en vano. Que el dolor no fue ni es en
vano. Que el recuerdo no debe ser sólo pesadilla. Que la memoria no debe ser convocada
sólo una vez o dos al año. Que nuestros compañeros no murieron en vano o por la sola
explicación de la acción “irracional” de borrachines con poder discrecional.
No voy a relatar estos 29 años, aunque debiera. Pero confío, confiamos, en que éste es el
inicio institucional de un proceso (y sí… proceso… algunas vez deberemos aceptar, como
sociedad, que las palabras no deben concluir el pasado y condicionar todo futuro, sino
que podemos rescatarlas para la vida presente y anunciar EL futuro que deseamos).
Decía que confío en que éste es el inicio institucional de un proceso en que las voces se
aceptarán con sus infinitos matices, que las diferentes historias podrán circular, ahora sí,
libremente pero también con la responsabilidad institucional que debe asumir el Estado de
asegurar la igualdad de condiciones para su expresión.

Confianza
No obstante esta confianza, quiero mencionar algunos puntos que nos pueden ayudar a
analizar esta historia y hacer aparecer en superficie otras miradas.
Algo con respecto al Estado.
Toda Sociedad que pasó por una guerra tiene que desandar sus propias prioridades para
poder pensar libremente, para superar sus heridas profundas y sanar colectivamente.
Quizás sea éste el momento de comenzar a discutir los diferentes roles asumidos en la
guerra, las pequeñas y grandes miserias, los aportes de cada institución, qué hicieron los
políticos, qué los gremios, qué los medios, qué las familias… pero sin lugar a dudas, esto
es un proceso de mucha intervención subjetiva, de tiempos diferentes y de espacios de
maduración desiguales. Basta decir que el tema Malvinas no debe estar apartado de una
intervención solidaria y colectiva sobre la historia reciente de los procesos sociales.
Otra cosa son los gobiernos y/o los poderes políticos (sea que coincidan o no en su
aplicación y definición), culturales, educativos o sociales. Todo Estado tiene una responsabilidad con sus decisiones. Aún con aquellas que haya
tomado otra administración. Y frente a esta verdad histórica, ¿qué han hecho los
diferentes gobiernos al respecto de las consecuencias de la guerra de Malvinas?
En primer lugar, han tratado de ocultar las voces de sus protagonistas silenciosos (los
soldados conscriptos, las familias, aquellos críticos con el propio accionar y el de sus
autoridades institucionales). Ocultar las voces de los protagonistas, al principio
amparados en las consignas tardías e inútiles de los intereses supremos de la defensa
nacional. A esta época podemos llamarla de la pretensión de Silencio o directamente de
Censura y Amenazas.
Se ocultó las voces de los protagonistas, luego, justificándose en el “peligro” de que las
instituciones se ofendieran y retomaran acciones que ya habían sido vaciadas por
cualquier apoyo que en el pasado hubieran tenido, es decir Intereses económicos o algún
Gobierno extranjero hegemonizante a nivel mundial, por mencionar sólo a un par de
ejemplos, o en otras palabras, por la suprema necesidad de la “Pacificación Nacional”. A
este otro tiempo podemos llamarlo de Desmalvinización, es decir desalentar todas
aquellas ideas y acciones que hicieran recordar una causa que podía superar los
intereses sectoriales y aportar un Destino de unidad política, de soberanía territorial y del
comienzo de una regionalidad que trascendiera las fronteras artificiales y culturales con
que se fragmentaron los sueños de nuestros próceres fundacionales.
Más tarde, se siguió ocultando aquellas voces, amparados por la inutilidad de una gestión
que hizo todo por perder la oportunidad de ejercer la soberanía política de una Nación,
vociferando sólo discursivamente que la "Democracia" era suficiente para todo... se siguió
ocultando aquellas voces porque eran ellas las que podían demostrar con su propia
historia, con su misma acción, que el principio de defensa de la soberanía política, la
independencia económica y la construcción de un futuro autónomo no iba bien de la mano
de la enajenación de todos los recursos naturales y culturales de nuestro Pueblo. Y ahí
fueron YPF, Aerolíneas, el presupuesto de Defensa (y así se desmantelaron los proyectos
de investigación y producción de material propio, y se usaron las excusas más
oportunistas para derogar el Servicio Militar Obligatorio). El Menemato fue la época de la
Entrega y la Vergüenza.
Y todavía en acciones del presente se nos pone como condición el que unifiquemos todas
nuestras historias para otorgarnos la oportunidad de escucharnos en algunos despachos.
Como si en todos estos años nos hubieran dejado solos y no nos hubieran tratado de
intervenir de cualquier forma…intervenirnos desde los “servicios” que nos acompañaban en las primeras reuniones, pasando por todos los intentos de “mostrarnos” como adeptos
a cualquier política, hasta las múltiples acciones de disgregación, agregación y usurpación
de nuestros derechos con que han poblado las leyes que supimos conseguir.

Oportunidad
Quizás sea el momento de tomar una decisión clara. Quizás tengamos la oportunidad de
que cada protagonista de la guerra de Malvinas tenga sus respectivos derechos. De una
vez, para siempre y nunca más con acciones distractivas, corruptas y confusas. Que los
ex soldados tengamos nuestra normativa, aquella por la que protagonizamos 29 años de
luchas, reclamos y triunfos. Que los demás agrupamientos, los que estuvieron en el
TOAS, los que casi fueron convocados, los que estaban en las Fuerzas Armadas, los que
siguen estando en las Fuerzas Armadas, los que fueron civiles, los que cobran pensiones
sin haber pasado cerca siquiera de algún cuartel, los que tuvieron un amigo en aquel
PAMI de Matilde Menéndez, Alderete y Barrionuevo o uno que diciendo “PAMI…amigo”
se llevó su parte, que todos estos tengan también los aportes del Estado nacional. Pero
que nosotros, los ex soldados conscriptos, los ex colimbas para hablar más clarito,
tengamos lo poquito o mucho que crean que nos corresponde, como un reconocimiento
honorífico por haber defendido a la Patria en las condiciones en que lo hicimos y contra
las condiciones con que intentaron callarnos, separarnos, intervenirnos.
Nosotros prometemos tener en cuenta todas las consideraciones que nos han hecho a lo
largo de estos 29 años: que no seamos zurdos, que no seamos fachos, que no nos
droguemos, que sí nos droguemos, que olvidemos, que recordemos, que nos hagamos
cargo de que perdimos porque éramos chicos, que vayamos a tal acto, que no seamos
violentos ni con nosotros ni con cualquier otro, que movilicemos, que no movilicemos, que
no molestemos al barrio en donde viven los responsables de la traición y la derrota, que
los escrachemos, que no los escrachemos, que a nuestros hijos no les transmitamos
rencor ni odio, que no sintamos que cualquier injusticia contra cualquiera es como si se
estuviera repitiendo aquella injusticia que nos parió a la Historia…
Vamos a tener en cuenta todas las consideraciones, pero también queremos que tengan
en cuenta las nuestras.
Queremos hablar de las condiciones históricas y de las necesidades culturales y sociales
con que nuestro país debiera desarrollar su presente en materia de Relaciones
Internacionales, en Educación, en la Explotación de los Recursos Naturales, en Seguridad
Interior y Exterior. Queremos contarles la verdad de nuestras historias… que no necesitamos decir que
fuimos Rambo para que no nos sigan hablando del hambre o el frío, nos palmeen la
espalda y la vida siga igual. Que no podemos decir cuántos de nuestros compañeros se
suicidaron porque nunca supimos cuántos fuimos, porque nunca hubo una acción leal que
intentara nominalizarnos, pero también porque tampoco es justo que tengamos que tener
“otro” suicidado cada vez que tenemos que exigir por algún derecho conculcado…. Como
si no fuera suficiente uno solo.
Queremos que algunas de nuestras experiencias puedan servirles de primera mano a los
historiadores, a los estudiantes, a los niños y a los gobernantes, para que nadie tenga la
oportunidad de intentar el desatino de seguir escribiendo la historia de los que tienen los
recursos para hegemonizar la difusión de su versión (como está dicho hasta el cansancio,
pero como se sigue repitiendo en innumerables publicaciones, circulaciones, discursos y
acciones).
Queremos que se nos reconozca como participantes de la primera hora en los proyectos
nacionales, populares, democráticos, soberanos.

Responsabilidad
Es posible que nos pidan la responsabilidad de ponerle nombre y apellido a las denuncias
genéricas de tortura, abuso, traición, cobardía, con que hemos poblado nuestros
discursos hasta hoy. Creo que tenemos que asumirla y estoy seguro que puedo
responder por todos los compañeros. Y no es una confianza idiota o fundacional. Es la
confianza que me dan las acciones colectivas que hemos protagonizado en estos 29
años.
Nosotros recuperamos del “secreto militar” al Informe Rattembach y acompañamos a
Mirta Mántaras en su publicación… nosotros, los ex soldados conscriptos, agrupados en
nuestras organizaciones de base, denunciamos con nombres y apellidos la inflación en el
número de ex soldados que fuimos a Malvinas y que aún hoy siguen cobrando
ilegítimamente las pensiones nacionales… nosotros fuimos los que denunciamos a los
que han hecho negocios con el recuerdo y la memoria de Malvinas, aún a propios ex
soldados… y para aquellos que nos siguen pidiendo que nos “amiguemos” con todos, es
necesario decirles que no hemos sido nosotros los que hemos roto los puentes y los
caminos. Testigos de esto son, y podrían haberlo sido, el General Leal, el Coronel Horacio
Ballester, el Coronel Jaime Cesio, el Capitán José Luis D`Andrea Mohr, el guardiamarina
Urién, o los cientos de miembros de las Fuerzas Armadas con que dialogamos franca y lealmente en todos los foros en donde nos permitieron debatir ideas e historias
verdaderas.
No hemos sido nosotros los que pasamos a secreto el Informe Rattembach, no fuimos
nosotros los que le robamos las fotos del Belgrano hundiéndose al teniente Sgut y se las
vendimos a la Revista Gente o a Newsweek… no fuimos nosotros los que publicamos el
Libro Azul, también conocido como Informe Calvi, no hemos sido nosotros los que nos
hemos autocondecorado en cualquier cuartel, en cualquier fecha, no hemos sido nosotros
los que demandamos el rótulo de “héroes de Malvinas” mientras extorsionábamos a los
gobiernos democráticos por Obediencias Debidas y Puntos Finales, leyes que nada
tenían que ver con Malvinas… no hemos sido nosotros los que negamos lo que los
propios ingleses confesaron, los fusilamientos de guerra, los actos de cobardía... no
hemos sido nosotros los que, indultados, seguimos cobrando cuanto beneficio esté al
alcance de la rapiña personal o los privilegios del poder en las sombras del arresto
domiciliario. Las FFAA como institución y algunos de sus Comandantes en Jefe,
decidieron no aceptar ningún proceso de autocrítica pública respecto de Malvinas. Y se
ampararon en que no podían discutir esto con nosotros porque respetaban "el dolor y la
juventud" de aquella época.
¿Porqué hubo y hay autocríticas públicas sobre los hechos del Terrorismo de Estado y no
sobre Malvinas? Creemos, humildemente, porque fue en Malvinas en donde la razón de
ser de unas Fuerzas Armadas de la Nación se puso en crisis, porque fue en Malvinas
donde el conjunto social sintió la saturación de su propia razón. Por supuesto que muchos
cuadros superiores y subalternos de todas las Fuerzas e Instituciones nos piden que no
los generalicemos en nuestros análisis. Cada uno de nosotros sabe qué y cómo hizo las
cosas en la guerra y estamos dispuestos a nombrar los comportamientos heroicos y
ajustados a los cargos y las funciones, así como lo estamos para denunciar a los que no.
Sólo pedimos un proceso público de verdadero análisis institucional y una profunda
autocrítica en donde al menos se diga que en Malvinas perdimos… y porqué perdimos. Y
que esto lo hagan las propias Instituciones.
Pero también les pedimos a las demás organizaciones sociales, populares, políticas, que
dejen de ocultar la memoria de Malvinas. Que los ex soldados no somos lo mismo que
Galtieri, que rememorar el 2 de abril no es justificar la Dictadura, que hablar de causa
nacional anticolonialista no es ser nazis, que reivindicar a todos los que dieron su sangre
por la Patria no nos hace cómplices de una decisión irracional. Esperamos y deseamos
que los Derechos Humanos también sean para los caídos en Malvinas y sus familias, que las Comisiones de la Memoria no se olviden de aquellos 74 días y de toda la posguerra,
que las condecoraciones, los homenajes y los estímulos incluyan en serio los derechos,
los honores, y no sean nuevamente un premio por algún alineamiento del presente.

Final
Creemos que en este presente en el que se habla de malvinizar algunas causas, también
se debería malvinizar el debate por Malvinas. Que no es hablar de 11.718 km cuadrados
de roca y turba, sino preguntarnos por el petróleo que nos falta, por la proyección
antártica que nos disputan, por los recursos marítimos de los que estamos excluidos.
Malvinizar Malvinas no es lloriquear pomposamente el pasado. Es hablar de integridad
territorial, de soberanía social y política, de destino nacional autónomo, de alianzas
estratégicas… es decir es hablar sobre las cosas que nos faltan o de las que estamos en
proceso de recuperar… es decir, hablar de Malvinas, es hablar del Futuro.
Confiamos que en el proceso actual de todas nuestras Instituciones, y de la UNLP en
particular, este proceso de diálogo y debate, podremos construir las respuestas, las
acciones y los instrumentos como para que cuando se cumplan 30 años no tengamos que
hacernos cargo de conceder perdones, sino disfrutar de ser ciudadanos plenos, con las
restricciones, con las carencias de cualquier argentino en este presente, pero
recuperando el derecho al futuro: es decir la construcción de la felicidad del Pueblo por el
que nuestros compañeros cayeron, muchos de ellos sin siquiera saberlo.


en el diario de la U.N.LA PLATA

No hay comentarios:

Publicar un comentario