"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.
jueves, 17 de marzo de 2011
la culpa
"El psicoanalista tiene sobre la génesis del sentimiento de culpabilidad una opinión distinta de la que sustentan otros psicólogos, pero tampoco a él le resulta fácil explicarla. Ante todo, preguntando cómo se llega a experimentar este sentimiento, obtenemos una respuesta a la que no hay réplica posible: uno se siente culpable (los creyentes dicen "en pecado") cuando se ha cometido algo que se considera "malo"; pero advertiremos al punto la parquedad de su respuesta. Quizá lleguemos a agregar, después de alguna vacilaciones, que también podrá considerarse culpable quien no haya hecho nada malo, sino tan sólo reconozca en sí la intención de hacerlo, y en tal caso se planteará la pregunta de por qué se equipara aquí el propósito con la realización. Pero ambos casos presuponen que ya se haya reconocido la maldad como algo condenable, como algo a excluir de la realización. Mas ¿cómo se llega a esta decisión? Podemos rechazar la existencia de una facultad original, en cierto modo natural, de discernir el bien del mal. Muchas veces lo malo ni siquiera es lo nocivo o peligroso para el yo, sino, por el contrario, algo que éste desea y que le procura placer. Aquí se manifiesta, pues, una influencia ajena y externa, destinada a establecer lo que debe considerarse como bueno y como malo. Dado que el hombre no ha sido llevado por su propia sensibilidad a tal discriminación, debe tener algún motivo para subordinarse a esta tendencia extraña. Podremos hallarlo facilmente en su desamparo y en su dependencia de los demás; la denominación que mejor le cuadra es la de "miedo a la pérdida del amor". Cuando el hombre pierde el amor del prójimo, de quien depende, pierde con ello su protección frente a muchos peligros, y ante todo se expone al riesgo de que este prójimo, más poderoso que él, le demuestre su superioridad en forma de castigo. Así, pues, lo malo es, originariamente, aquello por lo cual uno es amenazado con la pérdida del amor; se debe evitar cometerlo por temor a estga pérdida. Por eso no importa mucho si realmente hemos hecho el mal o si sólo nos proponemos hacerlo; en ambos casos aparecerá el peligro cuando la autoridad lo haya descubierto, y esta adopta análoga actitud en cualquiera de ambos casos. (...)"
sigmund freud, 1856-1939
fragmento extraído de "el malestar en la cultura", madrid, ed. alianza editorial, 2006
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