(imagen de brooke shaden)
I
Hay una
hora sin nombre
entre
todas.
Una hora sin
tiempo
que danza
para nadie
en los
extremos del daño.
Es la hora
en que casa se derrumba.
Hay una
hora precisa, como de siesta en el trópico,
abrasadora, avasallante,
una hora de
minutos esbirros,
de segundos
infames.
A esas
horas hasta el lenguaje pierde el camino y
desanda mi
sangre
hacia
lúgubres, sádicas, ominosas preguntas,
que nacen
prolíficas de lo inalcanzable.
A esa hora
y su merced,
es que
hasta las palabras, su mundo y mi refugio me abandonan.
II
La lengua crea sus caminos de ausencia,
pide peras al olmo,
asegura
bajo siete llaves la trampa de la pena y sus pasos.
Transforma
rincones de orfandad y casas vacías
en la
trastienda de las dependencias,
donde todo
ocurre más allá del no, del quizá y sus histerias.
La lengua
se hace otra por las noches,
cuando
escribe su refugio,
huye del
miedo, lo hace olvido, eco que se va cantando bajo.
Quizá por las noches casa sea la boca que no
aprende a callar,
casa sea el grito que la boca elige para escribir
su historia.
Analía de la Fuente, CABA
de "Trasbordos", 2012
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