(Imagen de James Christensen)
A Julián y Andrés.
Canto I
I
Llegaron para detener al silencio.
Los pájaros congelaron sus alas.
Hubo ausencia de aire y
en mi vientre un tajo.
De la carne se desprendieron dos luces,
y un arroyo puro
que manchó los salitrales.
Eran dos las luces. Era la carne una.
Yo pensé en las aguas del Nilo teñidas
y en las siete profecías
también en cuál era el pecado
por el que un hijo puede hacerse río rojo.
II
Los días abandonaron la línea
y se volvieron círculos
los tres quedamos encerrados dentro
Quisimos hundirnos en la arena
igual que la espuma abandonada por la marea
Quisimos hundirnos juntos en los nombres
hasta que el abrazo de una luz mayor
nos devolvió el llanto.
III
Permanecimos formando una tríada
estrecha en el respiro,
ellos prendidos de mi pecho
alimentados con leche, marfil de luna
sorprendidos al vernos
en el reflejo del otro.
Alrededor volaban toda clase de criaturas
unas danzas incomprensibles, de rituales.
Nos sosteníamos.
IV
Recuerdo cantar una canción
un amuleto para que la sal no nos tragara
La canción tenía una única palabra
que yo les susurraba en los oídos.
V
Me aferré a los vaticinios que cayeron
de los oros en la herencia. Los apreté fuerte
y me salvé los ojos.
Todo esto duró hasta que Dios
sentenció la ausencia de pecado
y nos devolvió a la vida.
de los éxodos…
Mis éxodos
devastándome
cómo sería prescindir
de estos remolinos
que me dejan mitad
yeso
mitad en sangreviva
a veces
me pregunto
cómo sería
vivir sin autodagas
entre sedalgodón
como muchas
que no se dejan exodiar
y la vida les pasa
silbando bajito.
de los Ocho Jinetes y los presagios blancos…
Ocho jinetes bordearon luto
alrededor de un blancor de luna
bajo su reflejo, a tientas
me desvestí de mí
buscándote en las orillas de los velos
mis pasos sabían que eras
una sed de arena y piedra
descreí de mis ojos
y seguí buscando las letras de tu nombre.
Por vos abrí mi aire
hasta encontrarte en una grieta del silencio
aturdido, amordazado en tus visiones
como bruma
te cubrí
y vos bebiste de mí
una, dos, tres veces con furor de lava
Te consentí las notas extrañas
para que resucitaras entre mis muslos
de presagios en las noches.
Soñamos, soñamos juntos en la belleza.
Tomaste de mi vientre muchos hijos
que se multiplicaron en el viento
y yo dancé ciega en las opacidades de tu alma.
Todo lo que vi era cierto.
Todo era mentira.
Hasta que los jinetes
trazaron su círculo profético
y mi pecho conoció tu filo.
Me volví jirones en la luz de la imagen
desquiciada me quité los metales
uno a uno
desoí tus ecos
salté
salté
En la distancia
aún escucho a las grietas gemir su sed.
Todo lo que escucho es cierto.
El silencio es la mentira.
de Marina C Kohon, nacida en Mar del Plata, reside en Bahía Blanca, Pcía. de Bs. As.
"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.
sábado, 2 de junio de 2012
poemas de marina kohon
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Tremendos poemas, gracias por compartirlos, voy a buscar más textos de esta poeta, que la verdad no la conocía, y me dejó con la boca abierta.
ResponderEliminarokis, cavernícola. un placer haber contribuido a tus búsquedas poéticas.
ResponderEliminarMuy buenos poemas los de Marina, al primero ya lo conocía.
ResponderEliminarqué bueno encontrarnos aquí
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