6
mujeres atando
bolsas, haciéndoles nudos gruesos:
de golpe se
acuerdan de algo
el anciano
cuelga su bicicleta embarrada
en la pared de
la cocina
de qué
hombre que vaga
por los alrededores
hasta bien
anochecido
hombre
enterrado hace años bajo una quinta
de choclos: por
su osamenta pasaron las sombras
y los olores
y una cara
hombre que vaga
en bicicleta
mujeres que
cuelgan bolsas en la pared
de la cocina
de qué se
acordaron
caras como
sombras sonrientes
pasamos por
superficies de huesos
pasamos sobre
platos pisos camas pasto
las naranjas
cuelgan como gritos
anaranjados
redondos, de una pared
en un patio
en el atardecer
8
todos nos
detenemos en algún momento,
y somos
ocultados
con caras
cenicientas
los jóvenes que
se despiden son invitados
a dar otra
visita
como una chica
parándose en medio del patio
a mirar cómo
pasa una nube
con la forma de
su madre, que no está
hay gente que
se levanta de golpe
y mira con
recelo la silla
en la que
estaba sentada
caminaremos en
silencio, dijeron
comen en
silencio sus papas, sus caballos
las bolsas
cuelgan en silencio de las paredes
de las cocinas
los vasos, en
las mesadas de las cocinas
los sacos, en
los percheros
los jóvenes son
invitados a detenerse y contemplar
en silencio
la forma de su
madre
en la que
estaban sentados
9
a Agustina
alejarse de la
casa en que una niña
salta a la soga
invitados a
estar una vez más sobre la tierra
curva
el horario de
los colectivos, cambiando
la hora de la
cena en la cocina, siguiendo
el hacer jugo
de manzanas o peras, continuando
somos caras que
pasan circunstancialmente
por delicados
huesos anónimos
caras que pasan
por otras caras, sonrisas
debajo de los
árboles
como el hombre
y su hijo, alejarse
de la casa en
que una niña salta a la soga
las bolsas de
nylon crujen, prendidas
de los
alambrados
los guanacos
amarillos o rojos pasan como sombras
por el cañadón
blanquecino
el colectivo
avanza, sombra amarilla, en el calor
de la avenida
vacía
la niña salta a
la soga y
se repite
11
los novios en
la boda, azules por los nervios
una camioneta
blanca, pasando cerca de la fiesta,
levantando
tierra
una bandada de
patos, en forma de v, volando
por sobre la
fiesta, levantando voces roncas
los chicos de
trajes negros, en corros,
en la plaza
rodeada de luces, con puros
en los
bolsillos de sus sacos
el anciano
haciendo el nudo de su corbata,
descolgando la
bicicleta de la pared
de la cocina
no siempre
somos los mismos, no siempre
estamos ahí
el grupo
redondo de viejos con las gorras
o boinas en sus
manos rojas, con pasto
en sus
pulóveres
el círculo de
ancianos llorando, con puros
en los
bolsillos de sus sacos
el grupo de
novios verdes recostados
en la vereda,
en rueda
no siempre
somos los mismos, no siempre
estamos ahí
13
descargando
cajas en los corralones, con el último
sol de la tarde
encendiendo los
tubos fluorescentes en los galpones,
en las cocinas,
las lámparas de las piezas
y de la calle
volviendo el
ojo hacia adentro en un automóvil detenido
y recordando la
tristeza
pensando en lo
hecho y en lo que se hará
o habrá que
hacer, mientras
se riega el
jardín o se corta carne
bañando a los
hijos o a los cuerpos
de los hijos,
al compás de sus voces,
gritos y risas
cerrando las
canillas
cerrando las
hornallas
frente a una
ventana oscura,
mirando hacia
lo que se dice “adentro”
y trayendo
nuevamente la tristeza
abriendo una
botella de vino
fumando un
cigarrillo
besando a la
novia
mientras el
cielo
se hunde
en la
sombra
16
de dónde vamos
a sacar las fuerzas necesarias
los hombres
sentados al borde de la ruta
con sus palas
corazón de mangos largos
cruza el aire
la flota de aviones
que calla los
ruidos de la mente
los pulóveres
de mangas largas son demasiado
pesados
en Trelew no
hay hospital de tuberculosos
en Trelew no
hay hospitales de me – cuesta – respirar
en invierno los
pájaros huyen
pasa un tractor
a la madrugada, qué hace un tractor
tan tarde
y tan temprano
qué vamos a
hacer con el cansancio
al atardecer
salen las chicas de los comercios
a fumar en la
vereda
cruza la
avenida una caravana de coches de no – pienso
el viento trae
piedras a la madrugada
alguien lame
una herida en un patio
un hombre con
brazos de manguera
demasiado
pesados
para él
20
¿qué quiere
decir “hoy comemos fideos”?
un hombre con
insomnio, sentado a la mesa
de la cocina,
con la luz encendida, la cabeza apoyada en la mano, mirando
a la nada
la mujer
sentada ante el escritorio observa
sus dedos, sus
uñas, con detenimiento
hombres con lenguas
mordidas
hombres con
espaldas torcidas
hombres
fumando, bebiendo, conduciendo autos, por la ruta,
con los ojos en
blanco
el insomnio es
ese lenguaje que no puedo
soñar
I have a dream
pero el proceso, ah ese proceso
¿qué quiere decir “hoymesaquéunseis”?
¿cómo duermen los que no tienen
ojos?
hablamos con una lengua mordida
despertamos con un dolor en el
costado
de la lengua, sin saber o
imaginar
cómo y quién nos la mordimos
¿cómo despiertan los que no
tienen ojos?
labios leporinos
un ciervo pasa frente al coche
como un relámpago
alguien falla en lo que quiso
decir
frenar, frenar
no hay forma de hacerlo
y vamos derecho hacia un agujero
dije lo que no dije
no dije lo que quise decir
un ganso se cruza frente al bote
como un refucilo
el hombre de las medias largas no
vendrá
la mujer de piernas largas
lampiñas no acudirá
hay un oso de ojos de caramelo
blando
sentado al borde del canal,
astronauta
de qué planetas y espacios
de tristeza
II
1
mujer con manos de acelga,
escondida
en la nada de los días
señora con abrigo en las luces
sabrá dormir
descansará al amanecer
turbio silencio del sol rojo de
los pájaros caídos
nena de ojos dibujados que mira
por una ventana
hacia el invierno alto como el
humo de un fuego
abertura en el plástico, cuando
arde,
el silencio final de las bolsas
de polietileno
muchachas escondidas en sí
mismas, pensativas
ya no crujen, no dicen nada como
ese ruido seco
cuando están enganchadas en los
alambrados
en el fondo de las luces rojas,
huyeron
las manos de un pensamiento
4
frentes pálidas, cansadas,
aburridas,
arrugándose alisándose
el modo en que descansan hombres
gordos
apoyados en las puertas de
galpones
un globo rojo de visita en una
casa:
viene a reventarse
viento – fuego que pasa a través
de niños
dormidos
noche helada
mujer caminando cerca, pasos,
tacos,
cuero sobre baldosas
por un sol de cartulina.
Sol hecho
5
mirar por una ventana, ya no se
hace
preguntarle a una piedra a dónde
va,
cómo andará
ya no se hizo
todos están agujereados, la gente
cuántos días pasan por ahí, el
círculo
de los días del cansancio
tener un cuerpo y llevarlo debajo
de un espacio
tan enorme
el día de los pensamientos del
ciclista
la noche de los pensamientos de
las niñas que llegaron
cuerpos temblorosos después de
correr
el sol está roto
así: “el sol está roto”
6
hombre muerto de hambre,
recostado
en el piso de la calle
tres muñecos con caras verde –
perladas de visita
una tarde
con manos de fiebre corta el
encargado
la carne azulada del día
el hombre de la muerte sabe que
sus lápices
no escriben
tantos automóviles atravesando
como a tientas
la luz negra de la desaparición
de las muchachas
8
trabajadores de pala de domingos
en terraplenes, en calles,
costaneras,
con un vino en el bolso debajo de
los buzos
ojos hundidos en un cielo tan
hermoso
aire
enterrando corazones en el centro
de unos pechos, muy adentro
en el interior frío de la tierra,
viento afuera
en el fondo de los galpones
también
duerme gente, cercada
por las arañas salvajes
incluso en el viento alto viajan
ojos sorprendidos, compañeros
de nubes, aviones, muertos,
papeles, pajarracos
9
entre los que toman sopa
alrededor
de un fuego
entre los que miran para arriba y
ven estrellas
sin decir ah
las ancianas pasaban a la mañana,
lentas
como aviones desolados
regamos temprano, del agua sale
vapor,
de noche nos sentamos en la
vereda a ver pasar
las luces
primer sueño de una vieja: “los
niños rosados
de masa me salían de entre las
piernas”
caravana de niños – fuego
caravana de niños – suicidas
caravana de niños - espejos
Ariel Williams, de 'La falta de habla", inédito, 2006
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