(imagen de yoel tordjman)
Uno
No hay
hogar que no perdure
y se pierda
Una flor
extrema
sólo vive
en lo nocturno de la sombra
y en la primera luz
se enciende
hacia otra flor
ceniza de lo imperceptible
Escribe
en la memoria
los muchos horizontes
en los
que pastan silencio los caballos
muy cerca
del alambre
un potro
ojo animal
hace vibrar el aire
hierba
del campo
se
fuga y permanece
en
qué memoria el horizonte
escribe el silencio
otros ya
caballo y
hombre
inmóviles
en el hilo que tejen sus miradas
se desenhebran
hacia la pura
transparencia
Sobre las
vías
un sueño del mundo
donde la
distancia está quieta
no haber
llegado aún
errantes
entre cielos negros
será
cierto que el trayecto termina
existirá
el andén de la estación final
en el
tiempo del tren
hay una
lentitud
alterada
y justa
Dos
La
huella desune
su travesía
el
horizonte
no está quieto
En la
isla
una roca
es arena
blanco
es el aire
en
alas de muerte
nacen
las iguanas
tan
pequeñas
corren
hacia su
cuna de mar
En la
isla
volcanes
bañados por la sal
torrentes
de piedra
las
grandes tortugas del trópico
descansan
sus
cuerpos entran en la vigilia del espacio
donde las
sombras
se mueven
al acecho
Tres
El exilio de un árbol
madura al paisaje
con tanta lentitud
que en su perfume
no
hay ausencia
El viento
lame la madera
en el
talud
que tejió el río ausente
sobre el pino
de la gran cuenca
En el tronco
insectos
labran
el vacío en la corteza
cinco mil
años en la boca de una edad
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Azogue
Loba piel del sol
donde nace
la elipsis
El
rojo viertes en mi vino
infiel
así
deleitas
la conquista
y
soy
tu padre
tu amante
el
sumiso
ángel
de la templanza
El
que regresa de jamás
enorme
noche
hacia
vos
la
equívoca
la
abandonada en el placer
muñeca
de mar deshabitado
Acaso
el
primer hombre y el final
enorme
noche
y
es otra vez la misma
se
deshace
y somos ninguno
Y quién despierta
La
nacida de la muerte
cada vez más lejana
Un
soplo de sol
hace
orquídeas de ceniza
alta
mar en un solo murmullo
y
deshechas las sabanas en tu perfume
cuando
aún
Príncipes desnudos vestidos de sudor
era
allá lejos
allá lejos
donde
todo había sucedido
un
error del azogue
dormías
antigua
tormenta en mi destierro
La
hora de mañana antes del día
el
errante hospicio de la sed
Nieve del
estío
Una mujer
ha terminado de bañarse
Parada en el centro del vapor
se acaricia
suavemente la espalda
con una toalla blanca
y una
gota de agua tibia
cae
de sus cabellos
Una mujer
secretamente hermosa
Se peina el amor
como una novia
La vida late
debajo de la nieve
Fragmentos de 'Música del límite", editorial El suri porfiado.
de Gerardo David Curiá. Nacido en San Pedro, Prov. de Buenos Aires, reside desde hace muchos años en la C.A.B.A.. Poeta y narrador, abogado, docente. Coordinador de diversos ciclos de poesía en C.A.B.A..
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