sábado, 31 de diciembre de 2011

poesía de miguel ángel soler



Sin título

Lasciate ogni speranza oh voi qu’entrate.
DANTE ALIGHIERI



Calla la arena su voz
de espartillo y acepta sumisa el latigazo
del surco y de la huella.

Llora el urutau
cuando la tristeza apuñala la tarde
y es hora del recogimiento.

Gime el agua de la surgente
y baja rumbo al estero.
Así urgente la vida avanza
por el largo desaguadero.

Las cruces se amontonan
a la vera del camino. Es mejor
quedarse en casa, ya se han muerto
todos los Mesías.

Polvo, monte, jataity y estero.
Todo se repite hasta el cansancio
como en un calidoscopio. Sólo el ojo
iluso se deja engañar por los viros.





Guasu api

A Elvio Romero, i. m.



La flor del asesino
se imprime en la arena.
El norte calcinante
y la sangre que vierte
por entre labios roturados,
le restriñen su simpleza.
El monte retiene
en su estrebe y en su flama,
la última palabra.





de Miguel Ángel Soler (heterónimo), paraguayo y residente argentino

de su libro "Cuaderno del largo derramadero", 1995-2005

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